Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

miércoles, 29 de agosto de 2018

Mis vacaciones en la África bonita


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La Graciosa es una isla poco conocida, pero existe. Está en las famosas Islas Canarias. Yo estuve en ella una vez con mi marido y unos amigos nuestros. Es una isla de sólo unos cinco kilómetros de largo por seis kilómetros de ancho.

Esta isla es patrimonio del Estado. La gestiona el Organismo Autónomo de Parques Nacionales. No dejan construir carreteras. Hay las que hay y punto. Eso lo hacen para conservarla virgen. Nosotros estuvimos en Pedro Barba, un núcleo habitable sólo en verano. El otro núcleo se llama Caleta de Sebo y allí sí creo que te dejan quedarte durante todo el año.

Os recomiendo La Graciosa para apartarte del mundanal ruido. Está a tres horas de avión desde Madrid. Puedes coger un ferry en Lanzarote y en sólo veinte minutos estás pisando los caminos sin asfaltar de esta octava isla de las Canarias, muy poco conocida por las multitudes. Es un tesoro natural que ojalá se conserve tal cual está. Las casitas pintadas de blanco, azul o verde enamoran. No tienen más de dos plantas. Nada de hoteles en rascacielos que rascan los cielos. En La Graciosa sólo oyes el ruido de las olas. Es, como os decía, un paraíso en esta España nuestra. Como os dije también, nosotros nos alojamos en una casita que alquilaban, pero hay un hotel si quieres hacer un turismo más clásico. Mi marido y yo elegimos una casita porque nos queríamos sentir habitantes de esta isla inolvidable en nuestros recuerdos de viajes por el mundo mundial.

La Graciosa es una isla perfecta para apartarte del mundanal ruido. Yo iba en bicicleta hasta las playas vírgenes a tomar el sol. Mi marido se dedicaba a andar con sus amigos. Le encanta el senderismo. Fui en bicicleta a La Cocina, a la playa Baja del Ganado y a la playa de los Franceses. Mi marido consiguió convencerme para ir a ver los volcanes la Montaña Amarilla y Las Agujas. Por mí me hubiera quedado en la playa todo el día. Me sentía como una Eva libre en el paraíso. Tuvimos la gran suerte de alquilar una casa particular.



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Me sorprendió ver tantos gorilas en Ruanda, en el campo, claro. Yo no me imaginaba que los gorilas fueran tan abundantes. Durante nuestro viaje a Ruanda sólo vi gorilas por las zonas de aldea. Mi marido decía que estaba obsesionada con los gorilas. Lo estaría. Pero era el único animal que estaba multiplicado por todas partes.

Ruanda es un país seguro. Es muy recomendable para una persona que quiera conocer África sin morir en una guerra tribal. Por allí la gente es pacífica. Ricos no son, pero, por lo menos, no se pelean a machetazos entre ellos. Nosotros fuimos en un viaje organizado por una agencia. Yo iba algo temerosa, pero no era para tener miedo.

Empezamos muestra visita con un avistamiento de gorilas. Me sentí como si fuera una protagonista de la película "Gorilas en la niebla". Casi me enamoré de los gorilas. Me parecían tan mansos que me hubiera acercado a ellos si me lo permitieran los guías. No te dejan acercarte mucho y ni hablar de tocarlos. Me quedé con las ganas de saber si eran suaves al tacto o tenían una pelambrera brava.

Nos alojamos en un hotel fantástico: el Bisate Lodge de Wilderness Safaris, un hotel muy lujoso que está en mitad de un volcán dormido. Ni te enteras que hubo un volcán echando fuego. Es como estar en una montaña sin peligros pasados. Pero es pequeñito. Sólo tiene seis habitaciones, todas integradas en plena naturaleza volcánica. Me gustó la nuestra. También me gustaron las maravillosas vistas que tenía desde las ventanas de mi cuarto de la Ruanda profunda.

Ruanda es un país más verde de lo que pensaba. Es una pena que haya tanta pobreza. Las construcciones que se ven son muy pobres. Vimos chozas. La gente vivía en chozas de paja. Aquello era horrible. No me extraña que hubiera padres y madres de familia con caras de pena. Ruanda también es el país de las mil colinas. Por todas partes ves montañitas, algunas con cultivos que suben por ellas.

Los de la agencia de viajes nos organizaron un viaje bonito, enseñando lo mejor de Ruanda de cara a los turistas: su naturaleza, sus campos, sus colinas, sus gorilas, algún león subido a los árboles. Pero aún así se les colaron las aldeas de construcciones paupérrimas. Deberían hacer algo por esa pobre gente, aunque sólo fuera construirles unas casitas decentes.

domingo, 26 de agosto de 2018

Mis vacaciones locas



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No nos aburrimos en el Hotel Academia en Zagreb, Croacia porque por los alrededores había muchos bares, restaurantes y tiendas. Pude dejar la tarjeta de mi marido temblando con mis compras y dejar mi cartera menos pesada. había ido a Zagreb de viaje de negocios con mi chico y decidí combinar el trabajo con el placer aprovechando la buena ubicación del hotel para descubrir lo mejor de Zagreb. 

Nos dieron una habitación muy grande. Parecía que estabas en un piso sin paredes. Mis hijas estuvieron como en su casa. En el hotel nos consiguieron una canguro para quedarse con las niñas mientras nosotros salíamos por la noche. Fue como regresar a mis años de mujer soltera y feliz, pero acompañada de mi esposo. 

El hotel está en una calle peatonal. Pese a ser una zona de bares y tiendas es un hotel muy tranquilo. Está bien insonorizado. No oyes nada del ruido que hay en la calle. Nosotros pudimos dormir como lirones. A eso también ayudaba que la habitación no era muy luminosa pese a tener un gran ventanal. Debía entrar menos luz porque era una habitación alargada, poco cuadrada. 

Todo estaba muy limpio. Nuestra habitación se veía impoluta. Lo mismo puedo decir del cuarto de baño, con sanitarios nuevos y una ducha que funcionaba a las mil maravillas. Mi marido se quejaba un poco de la decoración del hotel, una decoración demasiado moderna para él. Mi chico es más de decoraciones de casa familiar. Yo estaba contenta. Me gustan los hoteles que tienen habitaciones con cuadros modernos. bueno, cuadros no, eran láminas enmarcadas de pinturas salidas de los pinceles de pintores innovadores en sus trazos. 

El desayuno fue correcto, pero no tenía nada que ver con los suculentos buffets que encuentras en muchos hoteles españoles. Los zumos no eran naturales ni por asomo y la bollería era la bollería más industrial que he visto en mi vida. Incluso había bollos con sus plásticos para recordarnos de donde habían salido.



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No sabía que el Hotel Los Robles en Cangas de Onís, Oviedo está en una zona de marcha. Le había dicho a mi marido que buscara un hotel tranquilo en cangas de Onís. Me vinieron ganas de divorciarme cuando tuve que pasar la noche en un hotel rodeado de discotecas y restaurantes con clientes gritones. Casi no pude dormir. 

Pero los ruidos no fueron lo peor. Lo peor fue la limpieza. Tuve que limpiar la habitación yo misma. Cuando encontré chinches en el suelo casi me muero con el ataque de asco que me dio. Mi chico decía que llamara a recepción para pedirles que vinieran a limpiar. Eso no valía. Tenía que limpiar yo la habitación. Me fui a un supermercado y compré líquidos de limpieza. A los del hotel sólo les pedí una fregona y unas escobas. Dejé el cuarto limpio como una patena. No hay mejor criado que el que manda y hace. 

No os recomiendo este hotel. Es un hotel que está en la calle más ruidosa de Cangas de Onís. Todo es fiesta y todo es parranda. Las ventanas no aíslan nada el ruido. Oyes lo mismo con las ventanas cerradas que con las ventanas abiertas. 

El hotel necesita una reforma. También necesita muebles nuevos. El colchón de nuestra cama era viejo e incómodo. El somier había conocido tiempos peores. Pero peor era el cuarto de baño que la habitación. Era tan pequeño que me sentí como una sardina enlatada en la soledad de una lata sin aceite. La ducha estaba tan pegada al váter que recordaba un aseo público cutre. No creo que vuelva a este hotel. Tampoco os lo recomiendo. Hay hoteles mucho mejores en Cangas de Onís, una localidad de la provincia de Oviedo cada día más popular. 

Yo sólo había ido con mi marido. me alegré dentro haber llevado a mis hijas. No es el tipo de hotel al que llevaría a mis niñas. Tampoco había espacio para cuatro personas en la habitación. Todas las habitaciones de este hotel son pequeñas.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Mis vacaciones rurales en Italia



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Las casas rurales en Italia son bastante peores que en España. Nosotros estuvimos en el Agriturismo Amina en Castelnuovo Berardenga, Italia y no nos pareció gran cosa. Nos habían vendido la moto de que era una casa rural en la que te ponían comida preparada con productos que cultivaban ellos y nada de nada. Los dueños eran muy amables, eso sí, pero hacían muy bien su negocio. Iban al supermercado a comprar todo lo que servían en comidas y desayunos. Le comenté que la fruta estaba muy madura para mi gusto y me dijeron que tenían toda la fruta madura en los árboles porque a sus clientes le gustaba madurita. Lo que les gustaba era a ellos ir a la fruta barata en el supermercado. Allí no había árboles frutales. 

El jardín lo tienen bien cuidado. La piscina estaba bastante concurrida por ellos mismos, pero se veían limpia. Nuestra habitación no era gran cosa. La casa había sido restaurada sin gastar mucho dinero en la reforma. Lo veías sobre todo en los cuartos de baño. Parecían un apaño hecho con sanitarios viejos descartados de otras obras. 

Aprovechamos para hacer una pequeña excursión por la Toscana. El Agriturismo Amina en Castelnuovo Berardenga te queda muy bien para conocer los alrededores campestres. Es una casa rural muy tranquila. No oyes más ruido que el de los pajaritos con su pío pío por la mañana. Pero, como os decía, no se puede comparar con las casas rurales que hay en esta España nuestra. Aún así os la recomiendo. Si buscas un alojamiento tranquilo en la campiña italiana, te puede valer, sobre todo si no eres muy exigente. Limpia tienen limpia la casa. Eso es lo más importante. 

La casa está en medio de los viñedos. Mi marido la eligió justo por eso. Le encantan las casas rodeadas por vides. A mí me encantó que nos dieran una de las mejores habitaciones. Teníamos una terraza muy chula.



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Tuve la oportunidad de conocer Mestre en un viaje de negocios. Mestre es una ciudad próxima a Venecia, de hecho pertenece al mismo municipio. Pero es muy distinta a Venecia. Como dice mi chico, Mestre está en tierra firme. Es una ciudad de unos 280.000 habitantes llena de tiendas de marca y de oficinas de empresas importantes. 

Me llamó la atención la cantidad de turistas que se veían por sus calles. Me explicaron en hotel donde me alojaba que la gente viene a Mestre buscando precios de hoteles más baratos que en Venecia, pero no es lo mismo. Venecia tiene una magia que no tiene Mestre. Yo nunca me iría de viaje romántico a un hotel de Mestre. Aunque Venecia ya no es lo que era hace años. Hoy en día Venecia poco tiene de romántico con sus malos olores, pero sigue siendo Venecia. 

Nosotros fuimos a Venecia desde Mestre en tren. Hay un puente que llaman el Puente de la Libertad por donde va el tren directo a Venecia. Nos habíamos cansado de pasear por Mestre, por su centro de calles antigua cerradas al tráfico. 

En Mestre hay unas pastelerías fantásticas. Me puse hasta las cejas de pasteles. Ni que decir que acabé engordando varios kilos. También están muy bien las cafeterías con sus terrazas al aire libre. Da gusto tomar un buen café mientras ves como la gente pasea. No debes perderte la Piazza Ferretto. Desde los miradores de la Torre dell´Orologio se abre una vista fantástica de esta ciudad del norte de Italia. 

Os recomiendo visitarla. Mestre no te deja indiferente. Es una buena opción para hacer un viaje más allá de Venecia. Además, puedes acercarte hasta la ciudad de los canales en tren cómodamente. Lo que más me gustó de Mestre fue el parque san Giulliano con sus conciertos, sus bicicletas. Desde este parque se ve el Puente de la Libertad que lleva a la romántica Venecia.

sábado, 11 de agosto de 2018

Mis vacaciones más calientes



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Nos alojamos en el Hotel Helmántico en Villares de la Reina, Salamanca, porque mi marido quería quedarse en un hotel próximo a Salamanca y bien comunicado por carretera. Yo lo que quería era un hotel con parking amplio. Estoy cansada de los aparcamientos pequeños de muchos de los hoteles donde nos alojamos. El parking no me importa si viajamos sin coche, pero, cuando llevamos nuestro coche particular o uno alquilado, me fijo en que haya un parking donde te puedas mover con el coche. 

El Hotel Helmántico en Villares de la Reina, Salamanca no es un hotel falto de ruidos. Oyes a los huéspedes de las habitaciones vecinas, los correteos de los niños por los pasillos, el trajín de las camareras de piso por la mañana. Pero esto no fue un problema para nosotros porque nos sirvió el ruido para no quedarnos dormidos. Sólo estuvimos un día. Por la mañana había que ponerse en camino. 

El hotel necesita una remodelación. Se nota que sus dueños están en plan sacar dinero no en ofrecer un servicio agradable a los clientes. La pared de nuestra habitación tenía alguna grieta. Pero la cama era cómoda. Dormimos sin dolores de espalda. En cuanto a limpieza, no tengo queja. El persona de limpieza se afanaba en dejar todo como los chorros del oro. 

Os recomiendo este hotel. No es más que un motel de carretera a precio barato. Es el hotel que necesitas cuando paras un día en un viaje más largo. La cena de este hotel es mejor que los desayunos. No es que te ofrezcan en el bar una carta con muchos platos, pero lo que tienen te gusta porque es cocina tradicional. El desayuno, en cambio, tira mucho de bollería industrial. Los yogures brillaban por su ausencia y la fruta estaba demasiado madura para mi gusto. Los zumos eran todos de cartón. Mi marido les pidió un zumo natural y le vinieron con un zumo servido en una copa que le supo a mi amor más a zumo Zumosol que a zumo de naranjas del campo.



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Siempre que vamos a Almendralejo noto en el aire olor a aceite y olor a vino. Mi marido dice que son manías mías. No lo son. Almendralejo está rodeada por viñedos y por olivos. De ahí su olor. Pero no es una ciudad aburrida como puedes suponer al oír la palabra Extremadura. Yo he ido en verano y lo he pasado de cine. 

En Almendralejo me encanta pasear por sus calles, detenerme ante las fachadas de sus fabulosos palacios. Los ricos de Extremadura vivía muy bien en el pasado mientras los jornaleros se deslomaban en sus campos. Suelo llevar a las niñas al Parque de las Mercedes, un parque que está siempre muy cuidado y limpio pese a que anda sobrado de perros. Deberían delimitar una zona para los canes. A mí no me hace ninguna gracia cruzarme con gente que lleva perros grandes, y menos cuando llevo a mis hijas. En el Parque de las Mercedes también ves a mucha gente haciendo deporte. 

No debes dejar de visitar en Almendralejo la casa donde nació el poeta José de Espronceda. Es el Palacio de Monsalud. Mi marido no tuvo bastante con lo que habíamos visto y se empeñó en llevarnos al Museo del Vino Ciudad de Rubí. Allí sí que olía a vino. Vimos toda variedad de botellas de los caldos de la zona. Mi amor continuó su ruta del vino en la Bodega Viña Extremeña. Tenía una invitación de los propietarios para ver la elaboración del vino in situ. Las niñas y yo no lo acompañamos. Preferimos acercarnos a la biblioteca de esta bella ciudad extremeña. Intento que mis hijas amen la lectura. Para eso no hay nada mejor que llevarlas a las bibliotecas de las ciudades que visitamos. 

Os recomiendo visitar Almendralejo, sobre todo cuando la temperatura es agradable. Nosotros fuimos en verano y casi nos asamos de calor. Menos mal que nos alojamos en un hotel donde el aire acondicionado funcionaba a las mil maravillas. Eché de menos el aire acondicionado del hotel en las calles de Almendralejo.

viernes, 10 de agosto de 2018

Mis vacaciones en las islas noruegas más frías



Una de las locuras que hice en mi soltería previa al matrimonio fue ir a las islas Lofoten en Noruega a hacer surf. Hoy no lo haría. Quien lo acaba de hacer es mi sobrino mayor. Está en edad. Estas islas están al norte de Noruega, dentro del círculo Ártico. Hace tanto frío que te congelas. 

Recuerdo que fui equipada hasta las orejas con un traje especial para practicar el surf sin congelarme. Lo mismo hizo mi sobrino. Somos una familia de frioleros. Pero frioleros o no, en las islas Lofoten hay un montón se surferos. Las islas Lofoten en Noruega son muy apreciadas por los amantes del deporte de las tablas. comprendes que las valoren tanto cuando ves el oleaje de sus costas. 

Las olas de las islas Lofoten son ideales para la tablas. Haces maravillas sobre las olas aunque no seas una experta. Lo que no os recomiendo es ir a las playas más peligrosas. Yo fui en un viaje organizado y me recomendaron zonas poco peligrosas. Aún así debes saber nadar bien. 

Mi sobrino fue esta primavera pasada. Yo había ido en verano. Pocos grados hay de variación. Mi sobrino me dijo que la temperatura no subía de los trece grados bajo cero en ninguna isla. El agua estaba a cuatro grados bajo cero. Cuando no debes ir es en invierno. Te congelas literalmente. 

Os recomiendo visitar las islas Lofoten en Noruega, aunque no vayas a practicar surf. Tienen un paisaje helado precioso. También os recomiendo ir en un viaje organizado. No me atrevo a recomendaros ir por vuestra cuenta como fue mi sobrino con sus amigos. Puedes quedar aislada por la nieve. Es mejor ir con guías conocedores de la zona. Yo iba a hacer surf siempre por las tardes. Es cuando está el agua del mar menos fría, estando siempre helada, por supuesto. Las islas Lofoten en Noruega merecen una visita. Son únicas.

Jugando al golf con mi marido


Mi marido es un gran aficionado al golf, igual que mi cuñado. Por eso nos fuimos los dos matrimonios a pasar unos días al Ona Valle Romano Golf & Resort mientras las abuelas se quedaban con los nietos. Lo pasamos de cine. Yo pude acabar un montón de lecturas que tenía pendientes mientras mi hermana, mi marido y su marido jugaban al golf. Los veía desde la terraza de nuestro apartamento cuando se acercaban dando golpes a la pelota con los palos.

Nos dieron un apartamento con una gran terraza que tenía unas estupendas vistas al campo de golf. Veías un mundo verde que te tranquilizaba incluso más que mirar el mar. El apartamento estaba muy bien. Mi única queja fue que nos dejaron el menaje de cocina algo justo. Tuve que llamar a recepción para que nos trajeran más platos y algún mantel de tela a mayores. Yo quería usar manteles de papel, pero mi hermana es muy chic antigua y, si no tiene un mantel de tela en la mesa, no come.

A la piscina fui un día y no volví. Quedé horrorizada cuando vi a las mujeres musulmanas nadando vestidas. Me comentó una de las empleadas que los musulmanes con algo de dinero se alojaban en el Ona Valle Romano Golf & Resort cuando iban a sus países. Primero se dan unas vacaciones y luego cruzan el estrecho. No deberían dejar que se metan en la piscina vestidos.

Lo demás está bien. El apartamento tenía todo lo que necesitabas para sentirte como en tu casa. A mi hermana le gustó mucho que la cocina estuviera integrada en el salón. Yo hubiera preferido la cocina bien separada por una pared. Cada una tiene sus gustos. Odio las cocinas. Quitando esta desventaja y la de las mujeres que nadan vestidas, todas son ventajas. Por eso os recomiendo el Ona Valle Romano Golf & Resort, un complejo hotelero con apartamentos decorados con muebles nuevos.

lunes, 6 de agosto de 2018

Mis vacaciones en Perú


Hace unos meses tuvimos la ocasión de conocer la localidad de Sauce en Perú, un sitio poco poblado con poco que ver. ¿Qué vas a hacer en una ciudad donde no se alcanzan los 5000 vecinos? Lo único que puedes hacer es disfrutar de la naturaleza.

Mi marido y yo fuimos a las Termales de Don Grimaldo, donde había un tal señor Grimaldo muy amable que te vendía el agua fría a buen precio. Había bastante gente. Te quedan a unos diez minutos de Sauce. Mi marido decía que el agua de Don Grimaldo le quitaba el estrés. Supongo que se le iba el cansancio con el frío. Yo salí temblando de las piscinas. Sólo te dejaban estar dos o tres horas. Necesité todavía menos. En una hora estaba fuera, bien seca y esperando a mi chico.

Después de las termas mi chico quiso llevarme al paraíso. Era tal cual. Me refiero a la Laguna de Sauce. Dimos un paseo en bote por unas aguas quietas bastante limpias. Mi marido quería darme una vuelta en moto acuática, pero elegí el bote porque era más romántico. Acabamos nadando para quitarnos de encima el calor tropical.

Nuestra estancia en Sauce acabó con una visita al Ecoparque La Sonada. Es una pasada. Llevamos la merienda y comimos mirando la laguna. Había personas haciendo deportes extremos. Yo sólo me atreví a montar a caballo aprovechando que llevaba un casco de bicicleta. Monté a caballo para que mi marido me quitara fotos para el recuerdo.

Os recomiendo visitar Sauce en Perú. Es una localidad muy tropical. Debes prepararte para pasar un calor sofocante. Menos mal que encuentras la laguna y el famoso río Sauce para refrescarte. Yo me metí en las aguas del río nada más verlo. No podía más. No era la única. Incluso los lugareños lo hacían. La gente de Sauce también se veía muy sofocada por las altas temperaturas.

domingo, 5 de agosto de 2018

Mi viaje a Medellín sin miedo



Cuando fuimos a Medellín por negocios de mi marido iba muerta de miedo. Medellín no es una ciudad que tenga buena fama. Mi marido, en cambio, iba muy tranquilo y estuvo tranquilísimo. Su único problema fue que nos dieran una habitación en el Plaza Granada Hotel Boutique que no tenía minibar. A mí me daba lo mismo el minibar. Siempre tomo bebidas del tiempo. Las bebidas frías me estropean la voz. 

El Plaza Granada Hotel Boutique no es un hotel lujoso. Está limpio, pero ves que funcionan con poco personal, sobre todo en la cocina del restaurante. Nos quedamos sólo un día a comer en el restaurante del hotel. Fue suficiente para ver la cocina en vivo. Me ponía de los nervios ver el trajín a toda pastilla de dos cocineros que no daban abasto. Le dije a mi marido que mejor buscábamos otros restaurante. Les hacíamos un favor porque se ahorraban cocinar para dos personas menos. 

Ahí no acababan las desventajas de este hotel de Medellín. La ropa de la cama se veía muy usada. Me vinieron ganas de recomendarles Zara Home. Necesitaban renovar las sábanas. Mi marido no se fija en estas cosas, pero yo sí. Me gusta dormir en sábanas que huelas a nuevo. 

Lo mejor del Plaza Granada Hotel Boutique es su personal. Por eso os lo recomiendo. Es un gusto que siempre te traten con amabilidad y que tengan a todas horas una sonrisa para ti. Hicieron que me sintiera feliz y tranquila en una ciudad que me ocasionaba muchos temores antes de aterrizar en su aeropuerto. No es para tanto como dicen los medios de comunicación. Yo pasee por las calles de Medellín sin mucho miedo. 

Nuestra habitación era de las menos ruidosas. Si tenías las ventanas cerradas apenas oías el ruido de los coches que pasaban por la avenida. El hotel está ubicado en una avenida con mucho tráfico.