Perfumes para nosotras

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Un olor distinto para cada momento

lunes, 27 de julio de 2020

La trampa del optimismo de Ramón González Férriz

La trampa del optimismo de Ramón González Férriz es un libro que trata un tema muy de actualidad: la crisis que vivimos explicada desde el punto de vista particular del autor. Es un punto de vista más. Las crisis, también la actual, tienen muchas explicaciones.

Este buen hombre nos lleva hasta el año 1989, año de la caída del famoso muro de Berlín, año en el que empiezan a caer los regímenes comunistas. Mucha gente empezó a pensar que el sistema capitalista era superior al sistema comunista, era mucho mejor. De ahí se deriva el optimismo. Es posible, cree la gente, que haya prosperidad para todos. Es un optimismo positivo a corto plazo. A largo plazo hemos visto y estamos viendo, afirma el autor, que no es nada positivo.

A largo plazo tenemos la caída de las Torres Gemelas de Nueva York en septiembre de 2.001. Estábamos en una etapa de la Historia de la Humanidad en la que la globalización había cogido velocidad. Se había creado la Unión Europea tal como la conocemos, se creara el euro, una moneda común que circulaba en buena parte de los países de Europa.

Tal era el optimismo que se crean productos financieros muy sofisticados que nadie entiende del todo, productos financieros que suman hipotecas buenas con hipotecas malas. De ahí viene la crisis de 2.008. Estalla la burbuja inmobiliaria.

La trampa del optimismo es un ensayo que nos cuenta lo que sabemos todos, lo que hemos vivido en estos últimos años. Te deprimes leyéndolo. ¡Qué tontos fuimos! Éramos optimistas. Así nos está yendo. Hay que ser realistas.

Os recomiendo el libro. Es un resumen perfecto de la evolución económica de los últimos treinta años. Casi echas de menos el comunismo o, al menos, que haya desaparecido de tantos países. Seguro que si la cosa estuviera más equilibrada entre comunismo y capitalismo esto no pasaba. Bueno, no lo sé. La trampa del optimismo me ha puesto pesimista. No hay nada mejor para curarte de un exceso de optimismo que un poco de pesimismo realista.
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