Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

martes, 31 de octubre de 2017

Mis vacaciones en el Madrid Perfecto



El Hotel Santo Mauro en Madrid es un hotel pequeño y céntrico que me gustó mucho. Es tal cual un palacio francés. Me recordó mucho un palacete que tienen unos tíos de mi marido en París. La fachada también tiene estilo francés. Es un hotel muy chic. 

A nosotros nos dieron una habitación grande en la que no tuvimos problemas de espacio y pudimos trabajar tranquilos. La habitación era como una habitación con un salón incluido. Esto nos resultó muy cómodo. Además, como íbamos sin niñas, estuvimos más en nuestra salsa romántica y laboral. 

La cama era estilo cama de mansión, grande, con el colchón duro y una colcha a juego con las cortinas claritas que apenas podían con la gran luminosidad que venía del exterior. Nuestra habitación daba para una zona arbolada. 

Si me gustó la habitación más me gustó la terraza, con unas tumbonas que parecían camas. Yo me llevé unos libros para ir leyendo y avanzando en su lectura y me quedé dormida. Me hubiera quedado a vivir en el Hotel San Mauro de Madrid si mi presuesto me lo hubiera permitido. Estás como en un palacio y te tratan como a una reina. 

No había ruidos que me despertaran de noche. Mi marido decía que era porque habíamos tenido la suerte de alojarnos con gente que no metía bulla. Podría ser. Yo a este hotel sólo le encontré ventajas. Por eso os lo recomiendo. También me gustó mucho el desayuno: un desayuno con bollería abundante y con un café delicioso. No faltaban zumos, pero pasé de zumos. Estaba en mi momento bollería industrial por un tubo. Me dijeron que los bollos eran horneados en horno propio. Es lo que dicen siempre. A mí me sabían a bollos de supermercado. Todo estaba muy rico. 

Como os dije, volvería al Hotel Santo Mauro sin pensarlo dos veces. Tiene unos salones muy señoriales. No sabes si estás en el Palacio de Versalles o en un hotel de nuestro Madrid.


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domingo, 29 de octubre de 2017

Mis vacaciones en Andorra



No hay nada mejor para ir de tiendas que un hotel céntrico como el Hotel de l'Isard, sobre todo en andorra. A mí no me importa que no haya mucho donde aparcar. Del coche, cuando vamos de vacaciones, se ocupa mi marido. Es mi santo el encargado de encontrar hueco libre para nuestro coche familiar. Yo me limito a disfrutar de mis tardes de compras, unas veces sola y otras veces con las niñas. Mis hijas están saliendo tan fashionistas como su madre, es decir, como servidora. 

Mi marido se volvió loco para aparcar hace una semana en las proximidades del Hotel de l'Isard. Casi me cuesta un divorcio. Mi santo pagó el primer día unos veinte euros por dejar su coche en el pequeño parking del hotel. Los otros tres días le buscó sitio fuera. Fue un lío. Pero volvería a ir a este hotel porque te queda a un paso de todo lo que merece la pena en Andorra. 

Nuestra habitación era mejorable. De noche notabas que le faltaban puntos de luz. Estabas como en una casa pobre. Mi marido decía que eran muy catalanes, muy tacaños los encargados del hotel. Yo creo que eran muy franceses. De hecho, había mucho personal francés trabajando en el hotel. Poca luz, pero hotel limpio. con algo tenías que consolarte. También consolaba el desayuno. Mis hijas pudieron tomar todos los zumos del mundo. En mi vida había visto un buffet de desayuno con tantos zumos naturales y con tanta fruta. Allí te cuidabas la salud mejor que en casa. 

Siguiendo con las ventajas destacaría lo cómodo que era el colchón de mi cama. El colchón de la cama auxiliar, en cambio, era más duro. Mis hijas no durmieron tan cómodas como servidora. Pero no importa porque mis reinas duermen hasta encima de las piedras. Nunca se quejan de colchones. 

Os recomiendo este hotel con estilo de casa por fuera y muy acogedor por dentro. Estás como en familia, en medio de un turismo con dinero. En Andorra veranean e invernan los ricos. En el Hotel de l'Isard siempre hay muchas mujeres adictas a las compras. Como os dije, es el hotel perfecto para ir de tiendas por la zona. Encuentras las mejores marcas.


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viernes, 27 de octubre de 2017

Mis vacaciones en un hotel de cuento




Mis hijas decían que el Hotel Quinta de Villanueva era un hotel de cuento y no les faltaba razón. Por fuera es una casa azul enorme con balcones de madera, una casa rodeada de un bonito jardín y con casas similares en las proximidades. Son casas de indianos, de aquellos emigrantes asturianos que volvían de las Américas con mucho dinero y se dedicaban a vivir como ricos y a hacer filantropía en su Asturias natal. 

El Hotel Quinta de Villanueva es un hotel perfecto para pasar unos días lejos del mundanal ruido, pero en una aldea habitada. No sientes miedo porque notas que hay vecinos en las casas próximas. a mí no me gustan nada los hoteles rurales que están alejados de toda muestra de vida humana. 

Las habitaciones no son enormes, pero tampoco son pequeñas. La nuestra era de las más grandes y tenía una salita incorporada con vistas a los campos que rodeaban la casa. Estuvimos como en nuestro dulce hogar. Los dueños del hotel son muy amables con los clientes. Se desviven por ti. El hotel está muy limpio y de la comida sólo puedo decir maravillas. además de la comida típica Asturiana tienes mucha fruta, sobre todo en los desayunos. Yo estaba a dieta y no tuve problemas para seguir con mis verduras y mis ensaladas. 

Os recomiendo el Hotel Quinta de Villanueva. Es un hotel perfecto para descansar. No es un hotel que esté lleno de turistas que metan mucho ruido. El turismo que se aloja en este tipo de hoteles rurales de Asturias es turismo tranquilo, gente que no quiere lios sino tranquilidad. Nosotros lo pasamos muy bien. Yo di paseos por los alrededores con las niñas mientras mi marido adelantaba trabajos pendientes con el ordenador. El hotel tiene conexión wi fi gratuita. 

La casa conserva el esplendor de su época de fiestas y dueños millonarios y conserva ese aire de abolengo en su portería de caoba, su escalera magnífica y las pinturas al fresco en los techos. Me pareció muy original tener pinturas en el techo. Sus 19 habitaciones y estancias comunes lucen mobiliario antiguo y colonial combinados con tapicerías modernas que le dan un toque distinto. Los desayunos cuentan con repostería casera, embutidos, quesos y zumo de naranja natural. No debes perderte los desayunos. Mis hijas se pusieron hasta las cejas de pasteles caseros.


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Mis vacaciones en Santiago de Compostela


El Parador Hostal dos Reis Católicos en Santiago de Compostela fue en su día hospital y albergue de peregrinos. Tal vez por eso no me gusta nada. Tiene mucha fama, pero a mí no me gusta. Lo miro por fuera y mi cabeza se traslada al lejano siglo XV cuando los enfermos moribundos lo habitaban. 

Está en a Plaza del Obradoiro, donde está también la Catedral de Santiago. En este parador se alojan los Reyes de España cuando andan por Santiago. El edificio tiene líneas góticas renacentistas y barrocas. No es bonito. Parece una cárcel antigua. 

El interior es grandioso a su manera. Tiene cuatro claustros muy bonitos, estancias elegantes y habitaciones majestuosas con unas camas de dosel dignas de los Reyes Católicos. Yo me sentí como dentro de un armario. A media noche estaba durmiendo en un sillón de piel. Mi marido cuando despertó por la mañana pensó que me había fugado porque no me encontró en la cama. Me hubiera fugado si hubiera tenido que estar en este parador toda la semana. Su decoración no va conmigo. 

Pese a todo os lo recomiendo. Lo tienen muy limpio. Los suelos son de una tarima de madera que se ve muy nueva, cosa que me llamó la atención. Menos nuevos se ven los muebles. Son muebles de anticuario, pero sin la elegancia de los muebles de anticuario que yo he visto en palacios de Francia, por ejemplo. Se ve que en la Galicia antigua todo era muy cutre. Muy chic no podía ser porque en este parador había enfermos y peregrinos. 

El Parador Hostal dos Reis Católicos en Santiago de Compostela cuenta con dos restaurantes en los que se puede degustar los mejores platos de la cocina gallega si tienes dinero para pagarlos. Son restaurantes muy caros. Nosotros cenamos dos noches haciendo un gran esfuerzo económico. Estábamos con unos socios de mi esposo y no podíamos arecer pobres. Había que aparentar.


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lunes, 23 de octubre de 2017

Mis vacaciones en la Serranía de Cuenca


Andar no es lo mío, pero acabo siempre haciendo rutas de senderismo porque mi marido es muy aficionado al deporte de andar. La última ruta que hicimos fue el Sendero del Escalerón de la Raya, en la Serranía de Cuenca, en concreto en una bonita localidad que se llama Uña. Uña es un pueblo de Cuenca donde empieza el Parque Natural de la Laguna de esta provincia española. 

Te encuentras en el camino ríos con hoces que se van comiendo el cauce en sus características cortadas. Nosotros nos acercamos hasta el Centro de Interpretación de la Naturaleza. Allí te lo explican todo. Servidora dejó a su santo y a las niñas con las explicaciones mientras recobraba fuerzas sentada en un banco. No podía de mis pies. 

Después de las explicaciones sobre la naturaleza de la comarca nos fuimos hasta el río Júcar. Subimos por un camino que tenía una cuesta horrible. Yo me agarraba al brazo de mi santo y ni dejando que tirará por mí era capaz de apurar el paso. Mi santo decía que íbamos de procesión. Siempre le vienen las prisas en el campo. Nos sentamos en el campito que había donde la laguna y comimos los bocadillos. Se respiraba de lujo. Por allí no ha llegado todavía la civilización contaminante.. 

Mi marido nos explicaba la flora acuática, los pinos, señalaba las aves y les ponía nombres. No creo que vuelva, aunque sólo sea para perderme las clases de ciencias naturales de mi santo. Me gusta más la Historia que las Naturales. Pero os recomiendo ir. El Sendero del Escalerón de la Raya no está muy concurrido. Nosotros no nos cruzamos con nadie. Elegimos muy buen día: ni turistas andarines ni lluvia. Aquello era como el paraíso de Adán y Eva, pero sin comodidades. Mi marido decía que parecía un jardín natural. Tan natural era que yo me acordaba de mi casa cada segundo.


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miércoles, 18 de octubre de 2017

Mis vacaciones chic cutres


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Estuve este verano en el Hotel HC*** Mollet Barcelona y no quedé muy contenta. Tal vez era que andaba por el ambiente el tema de la independencia catalana y el personal te miraba como si fueras una invasora al notarte acento madrileño. Yo no estuve cómoda. 

La habitación era pequeña,pero le habían metido tres camas. Era un todo camas, como decía mi marido. Las camas no dejaban espacio. Estabas como encajonada. El cuarto de baño era minúsculo. Casi parecía un cubículo de un aseo público. Todo pequeño. Encima los sanitarios se veían viejos. Mirabas el wáter y te pasaban las ganas de mear. 

Del desayuno mejor ni os hablo. La fruta estaba tan madura que parecía salida del banco de alimentos para pobres. Mucha fruta madura y unas jarras de leche. La bollería enseguida se terminaba. Cuando yo bajé al buffet ya no había. Mi marido había conseguido unos bollos industriales que se veían poco frescos. 

Quisimos ir al gimnasio, pero, como quedaba lejos ya no fuimos. La chica de recepción nos dijo que era un gimnasio muy completo. Lo sería. Yo estaba tan desilusionada con el trato recibido y con las deficiencias del hotel que no me apetecía hacer ejercicio en el maravilloso gimnasio que decían tener. 

No os recomiendo este hotel. No me gustaron nada los empleados. Se nota que están muy politizados y no te tratan como a una clienta bien recibida sino como a una invasora. Yo ya le dije a mi marido que vaya buscando trabajos fuera de Cataluña para su empresa. A mí no me apetece alojarme en hoteles donde te miran con esa cara de estirados avaros. 

Lo único que puedo decir bueno del Hotel HC*** Mollet Barcelona es que lo tienen limpio, sobre todo las estancias comunes. En el servicio de la habitación no se emplean mucho con la limpieza. Yo misma tuve que limpiar la ducha porque no la habían dejado perfecta.




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Estuve con mi suegra, mi marido y las niñas en los Apartamentos B&B Buenavista Lanzarote Country que no son más que una casa de campo de Lanzarote en mitad de una finca de viñedos lanzaroteños. Mi suegra no se encontró muy cómoda porque no le gustaba la cocina. Yo creo que se sentía extraña por la decoración de la casa, una decoración minimalista que conservaba muebles que estaban para el cubo de la basura. Lo mismo puedo decir de unas puertas verdes despintadas que teníamos en las habitaciones de nuestro pequeño apartamento. Una cosa es poner un mueble rústico bien conservado y otra cosa es poner un mueble viejo y unas puertas que bien pudieron haber pintado como Dios manda. 

Las ventanas en algunas zonas son inexistentes. Como hace buen tiempo, parece que el arquitecto que hizo la remodelación de la casa pensó que a los huéspedes nos gusta vivir sin ventanas que nos den intimidad al cerrarlas. 

Mi suegra no cocinó mucho pese a que en la casa había una cocina a disposición de los huéspedes. Mi suegra quería una cocina para ella sola y allí tenía que compartirla con otra señora que cocinaba mucho. Lo mejor era que cada mañana se servía un desayuno completo en la habitación, a base de productos de gastronomía de proximidad, como su propio yogur con leche de cabra ecológica que probé una vez y nunca más, mermeladas con fruta casera y huevos de las gallinas de los dueños de la casa. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar estos Apartamentos B&B Buenavista Lanzarote Country. Mis hijas lo pasaron bien mirando las gallinas y algún bicho más de la granja y paseando por los alrededores. Había bastantes niños alojados porque la otra familia que estaba por allí tenía una familia numerosa de esas que no crees que existen. Me dijo la abuela que eran seis niños pequeños y dos más grandes, es decir, ocho hijos.


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lunes, 16 de octubre de 2017

Mis vacaciones tapeando por España


Un libro que es muy mirado en mi casa es 200 tapas de España de Alberto de Jesús Acosta Pérez, el mejor libro de tapas que he encontrado en las librerías para regalárselo a mi marido. Acabó siendo un regalo hasta para los amigos que vienen a mi casa y le echan la mano nada más verlo en la estantería. Gracias a este libro hemos descubierto muchos bares de tapas interesantes a lo largo y ancho de esta España nuestra. 

El autor del libro se comió las 200 tapas. Sabe de lo que habla y se nota. Yo no estoy muy de acuerdo con algunas de sus opiniones. Por ejemplo, para mí un plato de aceitunas no es una tapa. Es un snack. También incluye en tapas los pinchos de salchichón y queso. Para mí una tapa es un platillo con callos o con esa deliciosa tortilla española que me apetece siempre. 

Después de leerme el libro desde la primera página hasta la última he llegado a la conclusión de que hay más pinchos que tapas. Esto es genial para hombres como mi marido expertos en hacer tapas de pan y fiambre. El libro le ha dado muchas ideas brillantes a mi santo. Me está conquistando todavía más con sus pinchos. 

Yo me quedó con una fritura de bacalao que recomienda el libro como una de las tapas más ricas. Dice que la comió hace cuarenta años en Madrid. También se nota que le gustan los buñuelos de bacalao. Yo los preparé en mi casa y creo que me salen tan ricos como los que describe en su libro el autor. 

¿Sitios de tapas? Según el libro 200 tapas de España de Alberto de Jesús Acosta Pérez hay que ir a tapear a San Sebastián, Salamanca, Valladolid y La Rioja. Toma nota. Toma también nota del título del libro: 200 tapas de España de Alberto de Jesús Acosta Pérez porque te lo recomiendo. Descubrirás un montón de pinchos y tapas que no conocías.


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sábado, 14 de octubre de 2017

Mis vacaciones en un cinco estrellas cutre



Cuando viajas al extranjero te das cuenta de lo buenos que son los hoteles de esta España nuestra. Hay hoteles de cinco estrellas, como el Santiago de Alfama Boutique Hotel, que no parece que sean de tantas estrellas cuando te alojas en ellos. A mí este hotel de Portugal me dejó patidifusa. Estaba limpio, ordenado, pero las cinco estrellas no las merecía. 

Nos dieron una habitación de las mejores, de las que tienen vistas a una zona ajardinada. Era grande, aunque podía serlo más, tenía una especie de tarima de madera que a mí me parecía más parquet en el suelo y una alfombra que le sobraba. la cama era cómodo y tenía una colcha a juego con las paredes blancas. El tresillo que se suponía que era una cama auxiliar estaba justo a los pies de la cama. Tuvimos que moverlo a una pared. Realmente anduvimos con todos los muebles. El escritorio, demasiado pequeño para dos personas, tampoco nos gustaba donde estaba. 

Creo que no les gustó nada que cambiáramos los muebles de sitio. Les pedimos que retiraran la alfombra y casi se nos niegan. La alfombra era enorme y a mí las alfombras me dan asquito. 

El cuarto de baño estaba bien, pero le sobraba un espejo que parecía de hostal barato. Tuvimos que arreglarnos con aquel espejo. También nos tuvimos que arreglar con un secador de pelo que había conocido mejores tiempos. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar este hotel. La única ventaja que le encontré fue su ubicación en una zona tranquila. Dormimos como en casa: sin ruidos y en una cama cómoda. Pero no nos sobró espacio. Menos mal que no llevábamos las niñas. La habitación era suficiente para dos personas en armonía. Para cuatro hubiera sido una lata de sardinas. 

Como os decía, este hotel estaría muy bien con tres estrellas. Las cinco estrellas se le hacen muchas estrellas para un hotel que debería mejorar su decoración. Yo empezaría, por ejemplo, por retirar unas lámparas de Ikea que quedan como pegotes.


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martes, 10 de octubre de 2017

Mis vacaciones en el Parque Natural de Cazorla



Pasar unos días en el Parque Natural de Cazorla es posible sin ir de acampada sino yendo a lo grande, es decir, durmiendo en una cama y teniendo las mismas comodidades que tienes en tu casa. Para eso te tienes que alojar en el Parador de Cazorla, como hicimos nosotros. Pasamos unos días inolvidables, sobre todo por el miedo que pasé por culpa de la decoración, con las niñas en plena naturaleza de la provincia de Jaén. 

Es un parador que está rodeado por una densa vegetación. Yo casi no creía que estuviera en Jaén. Me sentía como en mitad de la selva porque no veías otra cosa que no fueran árboles. Mi marido decía que no estábamos muy seguros porque podía haber un fuego en el bosque y nuestras hijas estarían en peligro. Es un padre muy dramático. 

Dramática sí que me puse yo cuando vi las estancias comunes, aquellos salones llenos de bichos disecados. Cogí a mis hijas por sus bracitos y me las llevé directas a la habitación. No me importó que la cama fuera de dosel y la cama auxiliar pareciera quitada de una habitación de convento. Mis hijas no podían ver aquellos pájaros voladores disecados y aquellos ciervos que algún día habían estado vivos pro la selva exterior. Fue horrible. Casi hubiera preferido quedarme en una tienda de campaña. 

Mi marido me prometió estar sólo dos días. Al final estuvimos tres días porque mi santo estaba por negocios en el parador y no cerró el contrato con el cliente hasta el tercer día. Fueron tres días en los que casi no salí de la habitación. No nos perdimos mucho. La piscina no estaba climatizada y hacía frío. Para tomar aire me llegó y me sobró salir a la terraza de la habitación. 

Ni siquiera fui a comer al restaurante. Mi marido me subió unos tappers con pisto, gachamiga y pipirrana. Sólo comí la pipirrana. No tenía ni hambre. El comedor, me contó mi santo, estaba lleno de bichos disecados también. Los decoradores de este parador tuvieron muy mal gusto. Por eso no os lo recomiendo.


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jueves, 5 de octubre de 2017

Mis vacaciones en hoteles con chimenea




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Mi marido es muy friolero. Por eso siempre busca hoteles con buena calefacción en invierno. Pero una cosa es tener un hotel con buenos radiadores y otra muy distinta alojarte en un hotel con chimenea. El Hotel Barosse tiene de esas estufas de leña que se son de hierro y se cierran con los leños dentro. Es un sistema bastante más limpio que las típicas chimeneas de las casas de la campiña inglesa, pero no me convence. No pude pegar ojo en toda la noche. Temía morir en un incendio. Hasta parecía que no respiraba bien pese a haber dejado dos dedos la ventana de la habitación abierta. Los hoteles con chimenea no son para mí. 

Encima nos dieron una habitación que parecía un cobertizo. Las piedras de piedra estaban descubiertas tanto en la habitación como en el cuarto de baño. Descubrí que tenían habitraciones con paredes recebadas y pintadas como en todas las casas del mundo mundial cuando marchamos. Pude haberme enterado antes. Habría cambiado de habitación. Mi marido decía que aquello era muy romántico. Lo sería para él. Para mí no lo fue. 

Si no tuviera bastante con las paredes de pedruscos, tuve que aguantar sobre mi cabeza una techumbre de madera que sujetaba el tejado. Aquello no era para mí. Mi marido quería ir al spa. Fue asomarme y ver otra pared sin recebar y salir. Creo que si llegamos a estar un día más, yo hubiera pedido el divorcio. 

Mi marido, en cambio, estaba en su salsa. Decía que le recordaba la casa de sus abuelos. Me compadecí por sus pobres abuelos si realmente vivieran en una casa tan rústica. Bueno, aquello no era una casa rústica, era poco más que un cobertizo con tejado de tejas y un jardín bien cuidado. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar este Hotel Barosse, con chimeneas en todas partes. Los gerentes son amables. Intentan contentarte. A mí siempre me ofrecían fruta cortadita. Había mucha fruta a todas horas y la gastronomía local estaba muy presente en comidas y cenas.





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El Parador de Albacete me pareció muy monacal, sobre todo en sus habitaciones, más propias de un purpurado que de una familia feliz como la mía. Mis niñas se me morían de tristeza en una habitación con una cama grande, pero como de monja, una cama auxiliar de estilo similar y un suelo de baldosas de terraza. Ni siquiera el buen televisor de plasma que teníamos en el cuarto me las entretenía con películas. 

Más me gustó el restaurante con vistas a la piscina, una piscina con el agua azul y limpia poco frecuentada por los huéspedes. Tuvimos la mala suerte de alojarnos con un grupo de viejos. Más tristeza. Es horrible estar tomando un refresco en el bar y verte rodeada de gente mayor que habla de sus achaques. No era sitio para estar con niños. 

Tampoco me gustó mucho la comida. El pisto manchego no es lo mío y menos lo es la pérdiz en escabeche que pidió mi marido. Yo me quedé con el pisto. Mis hijas se pusieron hasta las cejas de un postre que llaman Miguelitos de la Roda. Ellas se alimentan de dulces si las dejas. En esta ocasión se lo permití, porque la comida que había en el restaurante del parador no era para niños. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Parador de Albacete. Es un parador con una decoración bastante antigua, pero nada lujosa. Lo más bonito que tiene es un verde y frondoso jardín con piscina de limpias aguas azules y un coqueto corredor por donde paseaban los viejos que había cuando estuvimos nosotros por allí. 

A mi marido, en cambio, le gustó. Últimamente le gustan mucho los alojamientos tranquilos. Tranquilidad había. Hay que reconocerlo. No podía ser de otra manera teniendo sólo viejos alojados. La gente mayor suele ser gente muy tranquila, sobre todo cuando no hay animación organizada por los hoteles.


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lunes, 2 de octubre de 2017

Mis vacaciones en el Valle del Roncal


Nunca olvidaré las seis horas que pasé andando por la ruta de los siete pueblos del Valle del Roncal en Navarra. Mi marido decía que la ruta se hacía en sólo dos horas. Se informó mal. Nos llevó seis horas, y eso que iba en calzado adecuado para andar por aquellos caminos olvidados por la mano del dios urbano. 

Todo fue andar y andar. Sólo paramos para comer unos bocadillos en una cueva que antaño usaban los pastores como refugio. A mí andar me da mucha hambre. Mi marido, en cambio, casi no necesitó comer. Le bastó con ver la vegetación alpina por un lado y la vegetación mediterránea por el otro para sentirse saciado de felicidad. Hay que reconocer que el paisaje del Valle del Roncal es imponente. La cascada del río, la poza, la vegetación... No te deja indiferente. 

Tampoco te deja indiferente la arquitectura tradicional bien conservada que ves en todos los pueblos de la ruta de los siete pueblos. Mis hijas nos preguntaban si eran casitas de cuento. No les faltaba razón. Había casas que eran dignas de un cuento infantil. En la arquitectura no civil no debes dejar de visitar la iglesia-fortaleza de San Cipriano y la Casa de la Memoria, un museo que estaba cerrado cuando pasamos nosotros. En la iglesia tampoco entramos porque yo quería terminar la ruta cuanto antes. No aguantaba mucha más caminata. 

Os recomiendo esta ruta. Y os recomiendo más el queso del Roncal. Cuando lo pruebas te das cuenta porqué es tan famoso. Yo compré tres para llevar para mí, para mi madre y para mi suegra. Hubiera comprado más, pero mi marido no quiso. Decía que parecía que estábamos haciendo estraperlo. 

La ruta es mejor hacerla en verano. Nosotros fuimos un día otoñal y casi morimos de frío. Yo eché en falta un jersey más grueso debajo de la cazadora.


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domingo, 1 de octubre de 2017

Mis vacaciones en Bermeo



Bermeo, Vizcaya, es un pueblo vasco marinero que conserva el encanto de toda la vida. Ahí radica su gracia. Si esperas encontrar mucho turismo y mucha vidilla turística, sigue buscando. En Bermeo sólo encuentras la tranquilidad que había antaño en las villas marineras del norte y de todas partes. Parece que el tiempo no ha pasado. 

Ni siquiera encuentras una tienda de recuerdos. Yo compré un barquito que ponía recuerdo de Bermeo para llevárselo a mi suegra. Me había pedido que le llevara algo típico de Bermeo. Fue lo único que encontré que no fuera comida. Mi marido quería llevarle a su señora madre unas latas de conservas. Me pareció una tontería. Conservas las tiene en el supermercado. Las conservas son el producto más típico de Bermeo. Tienen muchas conserveras por allí. 

Nosotros sólo estuvimos unas tres horas por allí. Dos las pasamos en el puerto mirando los barcos de pesca. Son barcos de pesca de toda la vida de dios. Como os he dicho, no parecía haber pasado la modernidad por aquellos lares. La tercera hora la pasamos disfrutando unos pinchos en un bar próximo al puerto. La zona del puerto es la más bonita de Bermeo. Tiene unas vistas preciosas. 

Pese a no haber mucha vidilla en plan turismo guay os recomiendo visitar Bermeo. Te vale para hacer otro tipo de turismo, un turismo más pegado a la realidad de los pequeños pueblos de pescadores que siguen funcionando como hace décadas. hasta vimos a unas señoras cosiendo las redes de pesca. Como decía mi marido, fue una pena no haber llevado a las niñas para que vieran la dura vida de los pescadores. 

Lo que os recomiendo también es ir un día que haga buen tiempo. Nosotros tuvimos la mala suerte de que llovía a ratos. Fue una pena no elegir un día sin chubascos. Hubiéramos podido pasear sin paraguas.


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