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martes, 27 de diciembre de 2016

Mis vacaciones en un monasterio



El Parador de Cangas de Onís me pareció tan tranquilo como la mayoría de paradores. Está en Villanueva, en Cangas de Onís, en Asturias. Es precioso el sitio. Al fondo tienes los famosos Picos de Europa y por allí mismo pasa el río Sella, donde le encanta ir a pescar a mi suegro. 

El edificio es el Monasterio de San Pedro de Villanueva, un monasterio que se construyó entre el siglo XVII y el siglo XVIII. Lo declararon monumento nacional el año 1907. Con posterioridad hicieron un buen trozo más. Se les quedaba pequeño. Fue lo que me contaron en recepción. Allí los empleados son muy amables. Te dan hasta clases de Historia del Arte si te descuidas. 

La habitación fue increíble. Mi chico decía que era el cuarto de un antiguo obispo. Pudiera haberlo sido con aquella cama de dosel que más que un dosel parecía un palio. Yo la dejé con las cortinas sin correr para no tener tanta sensación de claustrofobia. Las camas de dosel nunca me han gustado. Encima era tan dura como una piedra. 

Los suelos eran de baldosas, había un par de alfombras mullidas, dos mesillas de noche, un escritorio y un televisor de plasma que pudiera haber sido algo mejor. No andaba muy bien de sonido. 

Me encantó el comedor donde servían el desayuno. Era muy señorial. El desayuno fue buenísimo. Nos ponían bollería recién hecha, pan delicioso y una leche para el café que parecía recién ordeñada. me sentí como una princesa en un palacio. 

Los jardines están muy cuidados, pero no dejan de tener un olor a monje bastante notable. El pasado siempre es presente. Este Parador sigue siendo muy monasterio. 

Os lo recomiendo. Me sentí cómoda. No había ruidos y no pasamos nada de frío. la calefacción funcionaba de cine. Lo mismo puedo decir de la conexión wi fi, gratuita en todo el edificio y en los jardines. Yo estuve como mi marido y con las crías. No descarto volver. Me encanta Asturias.

Mis vacaciones tranquilas en Manzanares




Estuvimos en el Parador de Manzanares sito en la localidad del mismo nombre en la provincia de Ciudad Real porque mi chico quería asistir a un curso de piloto de ultraligeros en la zona. Yo no me apunté al curso, por supuesto. No tengo ganas de dejar a mis hijas huérfanas. Pero sí me apunté a pasar unos días en este tranquilo parador de estilo manchego. 

Es fácil de encontrar. Vas por la Autovía Andalucía y en el kilómetro 174 está el parador. Te queda por donde está el Parque de Daimiel y las Lagunas de Ruidera. 

Me gustó el parador casi más por fuera que por dentro. Es un edificio de paredes blancas, tejados de teja árabe y estilo arquitectónico sencillo. Poco tiene en común con los edificios más antiguos en los que se ubican otros paradores. El jardín está lleno de plantas, árboles, setos, aperos de labranza como adornos... En el jardín está la piscina. Cuando estuvimos nosotros estaba bastante concurrida porque parecía que todos los que iban al curso de piloto de ultraligero al que asistió mi marido se alojaban en el Parador de Manzanares. 

Nos dieron una habitación grande, con estilo de habitación de casa de campo manchega. Estaba decorada en tonos cremas con un toque en marrón oscuro. Los suelos eran de baldosas, cosa que me gusta más que los suelos de moqueta o los de madera. No hay nada más limpio que una baldosa, aunque no sea baldosa de la cara, como era el caso. 

Lo que no me gustó nada fue el ordenador viejo que nos dejaron encima de la mesa del escritorio. Nosotros utilizamos nuestros portátiles. La conexión wi fi era gratuita y rápida. Te podías conectar con tu portátil sin ningún problema. 

Os recomiendo este parador. En el restaurante del Parador de Manzanares se come muy bien. Te ponen migas, gachas, caldereta manchega y el mojete de conejo que no me gustó nada. Lo que más comimos fue la caldereta manchega. Hacía frío y apetecía comer un plato caliente. 

En general lo pasamos bien en este parador. Mi chico lo pasó mejor que yo. En esta ocasión no llevamos a las crías. Seguro que se hubieran aburrido. A ellas sólo les va el sol y playa.

Mis vacaciones con los piratas



La última vez que estuvimos en Lanzarote descubrimos el Museo de la Piratería, Teguise. Mis hijas lo pasaron pipa recorriendo las salas y su padre y yo casi disfrutamos más viéndolas a ellas ilusionadas que mirando las banderas piratas que colgaban de las paredes del museo. 

El museo está ubicado en un viejo castillo que parece la antigua residencia de un pirata retirado de sus atracos marítimos. En la planta baja hay como una explicación general del contenido del museo y de la piratería en general. Me llamó la atención la historia de la piratería en Teguise y la historia de la piratería internacional en Canarias. No pensaba que hubiera habido tanto pirata en las islas afortunadas. Nada más entrar en este fascinante museo, vemos la historia de Teguise, encontramos una gran maqueta del casco urbano en el centro de toda la sala que no te deja indiferente. Los que hacen las maletas tienen más paciencia que Santo Job. Mi marido se paro en explicarle la maqueta a las niñas. Casi me las asusta hablando de tantos militares, tanta guerra y de las muchas fortalezas que había: fortalezas en Lanzarote: el Castillo de Santa Bárbara, los arrecifeños de San José y San Gabriel y la torre del Águila en Playa Blanca. 

Lo que más le gustó a mis hijas fueron los cómics. Las maquetas las aburrían bastante y lo mismo puedo decir de alguna pequeña escultura que casi metía miedo. Mi marido quedó tonto con la bodega y la sala de armas. Igual que a todos los hombres, le gustan mucho las pistolas, sobre todo cuando se supone que estuvieron en manos de los piratas. 

Os recomiendo este museo de piratería que hay en Lanzarote. No debes perderte las vistas que hay desde el exterior. Casi te imaginas a los piratas llegando a la costa cargados de oro. Tampoco debes perderte la Sala tripulación, donde hay una recreación bastante realista de lo que sería una tripulación pirata en aquellos tiempos en los que los piratas estaban de moda.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Mis viajes con viejos



Los de Viajes El Corte Inglés te ofrecen viajes más pensados para gente mayor que para gente joven. Es una agencia de viajes clásica, cara, con buenos profesionales, ideal para jubilados. De hecho, tienen una oferta en la que paga el jubilado que puede llevar gratis a una persona más joven. Es una oferta que ha cogido muchas veces mi suegra para ir con algún nieto de vacaciones. 

No sólo encuentras hoteles y packs que incluyen el avión o el tren sino que puedes conseguir un viaje en avión barato y/o un viaje en tren a mejor precio que el que te dan en la estación de tren. Son los únicos productos que les compro: los de oferta. Lo malo es que los mejores precios no suelen ser los de los destinos que buscas. Yo suelo pasar de entrar en el buscador de su web porque siempre me salen precios caros. Abro la web, miro las ofertas resaltadas y me voy si no hay nada que me interese. 

Os recomiendo Viajes El Corte Inglés si eres mayor de 65 años. Seguro que encuentras un destino a buen precio o esa oferta de dos por uno para jubilados. Está muy bien para viajar con un hijo o con un nieto. También les viene muy bien a las parejas con diferencia de edad entre ellos. Mi suegra me contó que cuando fue a París con Viajes El Corte Inglés había varias parejas de señor mayor con chica joven, que no era la hija, por supuesto. 

La web de Viajes El Corte Inglés es muy sencilla. En la parte de arriba tienes el buscador. Alrededor del buscador y hacia abajo están las ofertas. Me gusta. 

Os recomiendo también pagar vuestros viajes con la tarjeta de El Corte Inglés. Te los venden a crédito, lo cual está muy bien cuando no andas sobrada de dinero que tienes unas ganas locas de unas vacaciones en un sitio de ensueño. En el último viaje que les compré conseguí una bonificación por pagar con la tarjeta.

martes, 20 de diciembre de 2016

Mis vacaciones en la nieve



El TRYP Vielha Baqueira fue nuestro alojamiento para pasar unos días en la nieve con las niñas. A mis hijas les encanta la nieve e ir a Baqueira no sale tan caro como ir a Suiza a esquiar. Además, te queda mucho más cerca de casa. 

Se trata de un hotel de montaña en el Valle de Aran, perfecto para practicar esquí en Baqueira Beret y también para pasar unos días rodeada de esquiadores. Este hotel tiene mucho ambiente. Es imposible aburrirse. cuenta con Wifi gratuito, un magnífico desayuno y un centro Wellness de cine. Te encantará si te gustan los Pirineos Catalanes. 

Nos dieron una habitación fabulosa, grande, con vistas a las montañas nevadas. Me sentí como la protagonista de un cuento infantil. Ni siquiera me molestó mucho ver todos los techos de madera cuarto de baño incluido. Hablando del cuarto de baño he de decir que me encantó. Tenía los sanitarios muy nuevos y la bañera tenía mampara. 

En el TRYP Vielha Baqueira tienes todos los servicios a tu disposición. la habitación tenía una gran televisión de plasma, caja fuerte, un minibar muy bien surtido y una cama de matrimonio enorme. Estaba todo muy limpio. 

Os recomiendo este hotel. Es un hotel que está siempre lleno de gente, pero que es tranquilo. La insonorización es buena. Me gusta por las habitaciones grandes, por las preciosas vistas, por los buenos desayunos y por lo limpio que lo tienen todo. El personal fue muy amable con nosotros. 

En este hotel no pasas nada de frío. Mi chico decía que la calefacción estaba muy alta. para mí estaba perfecta. Lo mío es ver la nieve y echarme a temblar. No pasé nada de frío ni en nuestra habitación ni en las estancias comunes. Lo que no me gustó fue que me cobraran un suplemento por el parking. Era un parking exclusivo para los clientes del hotel, pero te lo cobraban como si fueras millonaria.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Mis vacaciones divertidas entre adultos



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El Torre Azul, El Arenal, en Mallorca es un hotel muy de sol y playa, perfecto para pasar unas animadas vacaciones en pareja. Es un hotel que no admite niños, es sólo para adultos. 

A nosotros nos dieron una habitación amplia, luminosa, decorada en tonos pastel y con una terraza bastante grande. Pasé horas en la terraza. Era el sitio más tranquilo para leer. La cama era inmensa, pero algo dura. El cuarto de baño estaba igual de bien que la habitación: sanitarios modernos, ducha con mampara y toallas limpias en abundancia. El secador de pelo funcionaba bien. Los geles y champús eran más que suficientes. 

Me encantó este hotel que está en una zona de marcha de la isla. Por la mañana todos van a la playa, a los chiringuitos y de compras por las tiendas de recuerdos. Por la noche tocan restaurantes y discotecas. No te aburres. Lo malo son los precios. Te cobran como si fueras una alemana millonaria. 

Sólo estuvimos dos días. De estar más días tendríamos que acabar pintando a los transeúntes como los pintores que había en la calle. Se ganaban muy bien la vida. Había un señor que hacía unas pulseritas con las iniciales de los clientes que se forraba. 

Os recomiendo este hotel, sobre todo su spa. Te dejan nueva en sus piscinas y con sus tratamientos de belleza. la sauna también estaba muy bien. Era más grande de lo que yo esperaba. 

En el hotel hay comida tipo buffet durante todo el día. Lo tienen todo muy bien colocado. Por ejemplo, si quieres verduras, vas a la sección de verduras y te pones verde. No tienes problemas si eres vegetariana. Yo no lo soy, pero esos días estaba haciendo una de mis dietas de verduras. 

La decoración del hotel es muy inglesa. Aún así, se ve un hotel bastante moderno. Es un hotel del año 1968 que ha sido reformado hace poco tiempo. 

Lo que no os recomiendo es alquilarles un coche. Te lo cobran caro. La desventaja de este hotel son sus precios elevados y los suplementos que te cobran hasta por la conexión wi fi.




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La Ruta de los Pueblos Negros, Guadalajara, es perfecta para hacer senderismo en plena naturaleza, pero no es tan perfecta para las personas a la que nos gusta el turismo con más vidilla. Yo fui con mi chico, las niñas y mis cuñados y no creo que vuelva. Es una ruta demasiado rural para mi gusto urbanita. 

Lo que tienen en común los pueblos por los que discurre la ruta son sus casas, todas con los tejados de pizarra negra más algunos muros y paredes negras o con algún toque de este fúnebre color. Son casas tristes en las que vive gente mayor. Nosotros hicimos la ruta en un solo día. Fuimos en coche parando en cada uno de los pequeños pueblos. En algunos por haber no había ni un bar para tomar un refresco. 

El pueblo que más me gustó fue Valverde de los Arroyos, un pueblo con una Plaza Mayor interesante y unas calles con un pavimento, también de pizarra, en el que se te van los pies. Mis hijas casi se me matan. Tenía que llevarlas bien sujetas para que no acabaran en el suelo. Yo tuve que poner unas bailarinas que llevaba en el maletero del coche porque ir con zapatos de tacón es todo un riesgo. 

Este pueblo tiene un par de iglesias, una de ellas al lado del cementerio. Nosotros no entramos en las iglesias. Mi marido quiso ir a ver las chorreras de Despeñalagua, una especie de cascadas de agua más congelada que la comida de mi congelador. 

Hubo pueblos que ni paramos. Otros pueblos fueron inolvidables para mí, por ejemplo, Campillejo. No es más que una aldea, pero mi cuñada se empeñó en comprar una casa vieja que había a precio tirado, anotó el número de teléfono y quedó con los propietarios para verla. Al final no hubo compra. Todo un alivio para mí. No me imagino yendo a ver a mis cuñados y a mis sobrinos a una aldea perdida de Guadalajara por muy famosa que sea gracias a la Ruta de los Pueblos Negros. 

En todo caso, os recomiendo esta ruta. Yo no me imaginaba que hubiera en la Castilla profunda tantas casitas tristes. Deberían pintarlas de blanco para darles algo de alegría a aquellas paredes que parecían construidas por los Celtas. 

Nuestra ruta acabó con un paseo en coche por Campillejo, El Espinar y Campillo de Ranas y Majaelrayo, al pie del famoso Ocejón. Desde la cima se tiene una amplia vista de la provincia de Guadalajara y de la capital. También pasamos por Roblelacasa y Robleluengo, uno de los conjuntos de edificios de pizarra más cuidadosamente conservados de la ruta. Se notaba que eran casas de gente más pudiente.








martes, 13 de diciembre de 2016

Mis vacaciones en Canadá



Hace unas semanas estuve con mi chico en el Hotel Fantasyland de Canadá y fue una experiencia inolvidable. Nunca habíamos estado en un hotel con habitaciones temáticas y os aseguro que dormir en una habitación que reproduce un oasis te hace sentir como en el mismo paraíso de Adán y Eva. 

Las habitaciones temáticas del Hotel Fantasyland de Canadá son distintas. Las que nos enseñaron era la del oasis, una que reproducía un bar y otra que tenía una cama en lo que era a todas luces un coche de caballos. la del oasis fue la que más nos gustó. 

Era una habitación grande, con una cama muy cómoda rodeada de palmeras que mi marido decía que eran de cartón piedra. Serían de cartón, pero durísimas. Allí no rompía nada. Todo estaba pensado para familias con niños. había un montón de críos porque también tenían habitaciones temáticas para los más pequeños de la casa. 

El hotel está conectado con el centro comercial West Edmonton, con el parque de atracciones Galaxyland y con un campo de minigolf. Allí no te aburres. Yo me lo pasé de cine haciendo compras para toda la familia mientras mi marido jugaba al golf. Le encanta. a mí, en cambio, el deporte de los palos me aburre. Me parece un juego de viejos ricos. El establecimiento cuenta con restaurante de servicio completo donde encuentras muchos platos de cocina internacional. No pasas hambre, cosa que yo me temía. Siempre que estamos en el extranjero temo no encontrar comida de mi gusto. Otra ventaja de este hotel tan temático es que cuenta con aparcamiento gratuito. Nos vino bien para dejar el coche que alquilamos. 

Las habitaciones del Fantasyland Hotel incluyen un televisor de pantalla plana de 42 pulgadas, nevera pequeña bien surtida, cafetera y caja fuerte. Lo que no me gustó nada fue tener que pagar un extra por conectarme a Internet. En el hotel se proporciona conexión WiFi en todas las instalaciones por un suplemento considerable. 

Nosotros nos quedamos a comer en el restaurante todos los días. Era lo más práctico para una escapada romántica a Canadá, un país que no conocemos mucho. El restaurante L2 Grill sirve sopas, ensaladas, carnes y mariscos en un ambiente agradable y acogedor pese a haber muchos críos entre los comensales. Son niños más tranquilos que los que encuentras en otros hoteles. En el L1 Lounge se pueden tomar bebidas, pero no os lo aconsejo porque las cobran caras. 

Os recomiendo este hotel. Es un hotel distinto. Me parece perfecto tanto para unas vacaciones en familia como para una escapada romántica con tu pareja. las habitaciones son muy originales y el trato del personal amable y profesional. No tengo quejas de este hotel. Es más, me gustaría volver.

martes, 6 de diciembre de 2016

Mis vacaciones en Galicia y Londres



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El Hotel Parador, Vilalba, es un establecimiento hotelero de cuatro estrellas que está muy bien para pasar unos días en una zona tranquila de Galicia. Mi chico y yo pasamos un fin de semana muy placentero entre muebles antiguos y decoración de otros tiempos. Fuimos sin las niñas. Todo un acierto por nuestra parte. Mis hijas son más de vacaciones de sol y playa que de vacaciones tranquilas. 

Nos dieron una habitación amplia, con una gran cama de matrimonio bastante confortable. Estaba decorada en tonos marrones y naranjas. La colcha hacía juego con los cortinones de un semidosel de la cama. Nuestra habitación era de las más grandes. 

El personal del Hotel Parador, Vilalba, fue muy amable con nosotros. Tuvimos un problema con el televisor y lo solucionaron enseguida. Son muy profesionales. Tenían el Parador limpio como los chorros del oro. Los suelos de la habitación eran de tarima de madera y se veían impolutos. Lo mismo puedo decir del cuarto de baño. 

La desventaja que le encontré a este Parador fue su restaurante. Sólo nos quedamos a comer el primer día, la comida del día siguiente y las dos cenas las hicimos fuera. Valió la pena. En el Restaurante del Parador no hay mucho donde elegir y los platos son poco más que tapas. A mí me gusta la comida abundante. También tengo quejas del desayuno. Los zumos, por ejemplo, te los servían con una jarra, pero no eran zumos naturales sino de cartón. La bollería era industrial y los fiambres estaban contados. De la fruta mejor no hablo porque la encontré muy madura para mi gusto. 

En todo caso, os recomiendo el Hotel Parador, Vilalba. Es muy señorial. Te sientes como en un Palacio de otros tiempos. Esto es lo que más me gusta de los paradores: te dan la oportunidad de disfrutar edificios que nunca podrías comprar. A quien no le recomiendo este Parador es a una persona que guste de vacaciones movidas. Este parador es demasiado tranquilo.


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La última vez que estuvimos en la capital británica nos alojamos en un hotel familiar. Queríamos huir de las grandes aglomeraciones que hay en muchos hoteles ingleses, donde encuentras de todo menos tranquilidad. 

EL hotel Belgrove es un hotel coqueto, familiar, con un buen servicio para el cliente extranjero, y con una ubicación bastante buena. Te queda a unos 300 metros de la estación de King's Cross. Es decir, tiene una ubicación perfecta para los que solemos desplazarnos en transporte público barato por Londres. 

La decoración es tipo Ikea, pero poco chachi. A nosotros nos dieron una habitación grande, con una cama de matrimonio algo cutre y dos camas auxiliares que utilizaron las niñas. Casi eran más grandes las camitas auxiliares que la nuestra. Me horrorizó la pileta que había dentro de la habitación. Ni en una pensión española. Menos mal que había también un cuarto de baño, cutre, pero privado. Yo pensé que no lo teníamos al ver la pileta entre cama y cama. 

Las colchas eran verdes, a juego con la cortina de la ventana. Los suelos tenían tarima de madera. Todo estaba muy limpio. El personal del hotel es eficiente en su trabajo. 

Mi chico quedó contento. Yo algo menos. A él le gusta que lo traten como lo trata su madre. Servidora es de trato más anónimo. No me gusta mucho que me recomienden mil sitios para visitar y que me vengan con una tarta de cumpleaños porque mi niña mayor les dijo que era mi cumpleaños. Yo sólo celebro las onomásticas. 

Pese a todo, os recomiendo este hotel. Es sencillo y no es muy caro. Está ubicado en una casa típicamente inglesa pintada de blanco. De hecho, ves la casona entre las otras casas adosadas a sus paredes y no te parece un hotel. Yo me sentí como si estuviera alojada con una familia inglesa en un tranquilo barrio de la capital inglesa.


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