Hay familias marcadas por el suicidio de alguno o varios de sus miembros, pero ninguna de estas familias es tan famosa como los Hemingway, la familia del premio nobel Ernest Hemingway. Talento y locura se mezclan en un cóctel explosivo en las cabezas hasta llegar al hasta aquí. Entonces viene el adiós, el entierro, el recuerdo.
Todo esto lo sabe bien Mariel Hemingway, nieta y hermana de personas suicidadas. Su abuelo Ernest se había matado unos meses antes de nacer Mariel. Años después, ya mayor, le tocó asistir al entierro por suicidio de su hermana mayor.
Muriel también ha sido tocada por el talento. La hemos visto interpretando a la adolescente Tracy en Manhattan de Woody Allen, papel que le premiaron con una nominación para los Premios Oscar. La joven Muriel tan solo tenía dieciséis años.
Seguro que Muriel hubiera cambiado su éxito mundial en la gran pantalla por una vida familiar normal. Pero no se puede elegir la familia. A Muriel le tocó una familia marcada por el alcoholismo, la drogadicción, las enfermedades mentales y los suicidios. Su abuelo, el escritor Ernest Hemingway, se quitó la vida en 1961, en 1996, su hermana, la supermodelo y actriz Margaux Hemingway, elegiría el mismo fúnebre camino.
Sin embargo, para la nieta del premio Nobel de Literatura, estos problemas familiares están superados. No le queda otra. Le ha tocado reconciliarse con los demonios familiares y tirar para delante.
Desde hace años está intentando ayudar a personas que tienen problemas de salud mental a través de la Fundación que lleva su nombre, su podcast Out Comes The Sun y las charlas que da por todo el mundo.
Hace unos días, Muriel estuvo en Madrid, en el Espacio El Beatriz, donde ofreció una conferencia organizada por la doctora María Díaz de la Cebosa, presidenta de CIS University y la Fundación RFK (Robert Francis Kennedy) Human Rights Spain. Hablar de lo vivido para que nadie más lo viva es una opción muy loable. Pero, mirando las fotos de la actriz, ves el sufrimiento en cada una de sus arrugas. Su risa es una risa triste. Sus palabras están teñidas de dolor.
¡Malditos suicidios! Esos suicidados se nos van dejando el dolor para siempre. Cogen el camino de su libertad llevándose la libertad de la familia. ¿Dónde queda tu derecho a no sufrir? Te lo han quitado con su derecho a morir cuando les da la gana.
Dice Muriel que les ha contado a sus hijas su historia familiar. Yo, en su sitio, no sé si se la contaría. Creo que les regalaría a mis hijas e hijos un "Érase una vez" sin entierros elegidos, padres alcohólicos y peleas de cocina. Algunas veces es mejor creer una mentira que saber una verdad.
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) | La actriz y activista de la salud mental ofreció una conferencia en Madrid y visitó el hotel en el que se alojaba el Premio Nobel de Literatura www.hola.com |
