Dicen que los ricos también lloran y parece ser cierto. Por lo menos llevan los mismos sustos que puede llevar un ciudadano o ciudadana de a pie. Por ejemplo, cuando vuelan en la lujosa clase primera y no se salvan de las turbulencias. Es el caso de la reina consorte de los belgas.
El pasado 9 de febrero de 2025, la Reina Matilde de Bélgica sufrió un susto tremendo cuando el avión en el que viajaba tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría en Costa Rica. La Reina, que se encontraba en el país como presidenta honoraria de UNICEF, estaba en un vuelo de la aerolínea KLM desde Ámsterdam cuando, cerca de su destino, apareció una grieta en el parabrisas de la cabina del avión. Este incidente puso en peligro la seguridad de todos los pasajeros a bordo y obligó al piloto a solicitar un aterrizaje prioritario.
Los aterrizajes de emergencia son eventos relativamente raros, pero no inusuales. Cada año, se producen cientos de estos incidentes en todo el mundo. Las causas pueden variar desde fallos mecánicos, como el caso del avión de la Reina Matilde, hasta condiciones climáticas adversas, problemas médicos a bordo o incluso amenazas externas. Aunque la mayoría de estos aterrizajes terminan sin incidentes graves, siempre representan una situación de alta tensión tanto para la tripulación como para los pasajeros.
En el caso de la Reina Matilde, el avión aterrizó de manera segura a las cinco de la tarde, hora local, y todos los pasajeros, incluida la Reina, salieron ilesos. La Reina Matilde pudo tranquilizar a su marido, el Rey Felipe de Bélgica, y a sus hijos, Isabel, Gabriel, Leonor y Manuel, asegurándoles que todo había salido bien.
La Reina continuó con su agenda en Costa Rica, promoviendo los derechos de la infancia y visitando proyectos de UNICEF en el país. La Reina Matilde, igual que doña Letizia, sigue en la línea de sus predecesoras de hacerse ver en la ayuda a los más pobres. Las consortes todavía no han encontrado nada mejor que hacer. Debe ser porque sigue levantando aplausos hacia Sus Majestades la solidaridad.
Este incidente del avión es un recordatorio de la importancia de la pericia y la calma en situaciones de emergencia. Los pilotos están entrenados para tomar decisiones rápidas y efectivas en momentos críticos, y su habilidad puede marcar la diferencia entre un incidente menor y una tragedia. Afortunadamente, en este caso, la experiencia del piloto y la cooperación del personal del aeropuerto permitieron que todo terminara en un susto y nada más.
En conclusión, aunque el aterrizaje de emergencia de la Reina Matilde de Bélgica fue un evento inesperado y preocupante, terminó sin mayores consecuencias. La Reina pudo tranquilizar a su familia y continuar con su misión en Costa Rica, demostrando una vez más la importancia de la preparación y la calma en situaciones de crisis. Doña Matilde tampoco perdió la calma. Le va en el sueldo dar ejemplo de serenidad.
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