Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

lunes, 26 de junio de 2017

Mis vacaciones en Nueva York y en Madrid




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El Paramount Hotel en Nueva York no te deja indiferente con sus interiores decorados como si de un lujoso trasatlántico se tratase. Fue decorado y renovado hace años por un artista que se llama Starck. El lobby del hotel simboliza el puente del barco con una larga escalera que cuesta subir con tacones. 

Pese a ser tan moderno no es un hotel en el que me haya sentido cómoda. Me dieron una habitación muy ruidosa. Se oían los ruidos del tráfico y también los ruidos procedentes de las otras habitaciones. Mi habitación era de las más luminosas. Tenían otras habitaciones con luz de pub que no me gustaban nada. Menos mal que pude elegir. 

Los suelos de la habitación eran de madera que recordaba la madera de las cubiertas de los barcos, nada de tarimas modernas. Me gustó que las paredes estuvieran pintadas de color blanco. Lo que no me gustó nada fue que me dejaran flores en la habitación y en el cuarto de baño. Le tuve que decir a la chica de recepción que no quería rosas ni rojas ni blancas ni de ningún color. Detesto las flores en las habitaciones donde duermo. 

El cuarto de baño no era gran cosa. Muy oscuro. No sabías si estaba limpio o estaba por limpiar. Lo limpié yo misma porque por allí la limpieza no brillaba. Las limpiadoras hacían una limpieza muy de andar por encima. 

Pese a todo os recomiendo este hotel. tiene una ubicación céntrica. Es perfecto para los turistas porque tienes los museos más importantes de la Gran Manzana alrededor del Paramount Hotel en Nueva York. Esto te evita desplazamientos en transporte público. A mí no me gusta mucho desplazarme por Nueva York en transporte público. Los taxistas neoyorquino te cobran como si fueras una marquesa cuando ven que eres europea. 

El Paramount Hotel en Nueva York tendría que ir pensando en una nueva remodelación. Yo le cambiaría los salones comunes por algo más moderno, más clarito. Por ejemplo, la cafetería te metía ne una depresión con sus colores café con leche oscuro.





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Me dijo el otro día la dependienta que la Heladería Los Alpes es la heladería más antigua de Madrid. No me extraña que se mantenga tanto tiempo con las puertas abiertas porque sus helados son deliciosos. Yo no puedo pasar por delante de su escaparate sin entrar por unos sorbetes de limón. Son los sorbetes más refrescantes que te puedes tomar en todo Madrid, lo cual viene como un oasis para el estómago estos días de calor extrema. 

Pese a ser tan buenos, sus helados no son muy caros. Andan en los precios normales tirando para abajo en la capital de España. Por un cucurucho grandecito de dos sabores me cobraron 3 euros. Compré tres, uno para mí y oros dos para las niñas y me gasté nueve euros. Vivir cuesta dinero. 

No sólo tienen helados, también puedes saborear sus deliciosos chocolates. A mi madre le encanta el chocolate que hacen en esta Heladería Los Alpes y los churros. Te ponen una porras que te quitan el hambre para todo el día. 

Mi madre habla siempre con el fundador del local. Es un señor mayor que te cuenta con todo lujo de detalles como fundó su heladería hace más de cincuenta años. Es un lujo hablar con un hombre tan exitoso. Hoy día es muy difícil encontrar un local que lleve tantos años abierto al público con éxito. 

Os recomiendo la Heladería Los Alpes. Siempre que voy encuentro helados de nuevos sabores. Creo que ahí radica su éxito: en la innovación. Al saber que vas a encontrar algo nuevo, vuelves. También vuelves porque sabes que compras helados hechos artesanalmente, mucho más sanos que los helados que te venden en bares y supermercados. En todo caso, no se debe abusar de su consumo. 




domingo, 25 de junio de 2017

Mis vacaciones en Gran Canaria



Siempre me llama la atención lo limpia que está la Playa de las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria pese a los muchos turistas que la frecuentan todos los días de temporada de sol y playa. Su limpieza se explica por el buen hacer de los servicios de limpieza. Los turistas no son muy cuidadosos, sobre todo los extranjeros. 

Yo suelo ir a esta playa cuando estoy por la zona. Me gusta por su arena fina, por sus aguas cristalinas y porque no es nada peligrosa para los niños. Tiene siempre un montón de socorristas, baños públicos, duchas y muchos chiringuitos por los alrededores. Realmente no hacen mucha falta los bares, porque hay vendedores ambulantes que te traen de todo a pie de toalla. Yo siempre les compro patatas fritas para las niñas y para mi chico. Les encantan las patatas fritas de paquete. Me gusta ayudar a la gente que necesita el dinero. 

Mi chico se apuntó hace un par de años a una escuela de surf que hay en una zona de la Playa de las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria que yo llamo la zona de los surferos. Este año quiere hacer otro curso. Es muy persistente, pero acabará convenciéndose de que el surf no es lo suyo. Yo creo que se apunta porque me encantan los surferos. Me parece muy sexy saltar las olas en una tabla. 

Os recomiendo la Playa de las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria tanto de día como de noche. Hay locales muy interesantes en la zona de El Puerto. Nosotros siempre vamos a los que tienen música en vivo. También hay restaurantes en los que se come muy bien. Es una pena que los precios sean bastante elevados. Se nota que estamos en una zona donde abundan los turistas y la gente de los negocios se aprovecha. Hacen su agosto a cuanta de los turistas españoles y extranjeros.


lunes, 19 de junio de 2017

Mis vacaciones en la casa de Hernán Cortés


Cuando me dijeron que Hernán Cortés se había alojado en el Parador de Zafra (Badajoz), hice una reserva para una semana entera. Quería saber qué se sentía durmiendo en una habitación que pudo guardar los sueños en su día de uno de los más famosos conquistadores de América. Mi chico se apuntó encantado para mi plan y para allá nos fuimos solos, sin las niñas. 

El parador es un castillo del siglo XV. Es un castillo-palacio construido sobre los restos de un alcázar árabe. La gente siempre fue muy apañada. Pillas los restos de una construcción árabe tras una guerra y empiezas a hacer un castillo para la familia. El parador hoy en día está muy bien. Tiene una fachada muy cuidada y lo mismo puedo decir de los interiores. 

Lo que no me gustó fue la decoración. Parecía que estabas en una iglesia. Nuestra habitación tenía una cama con un cabecero que recordaba la fachada barroca de la Catedral de Santiago de Compostela. Me vinieron ganas de rezar. Mi chico decía lo mismo. Mirabas para el techo y veías un artesonado o lo que fuera aquella madera trabajada que te hacía soñar con los ángeles. Era tremendo. 

Ni siquiera los sillones de color rojo se sacaban del aire religioso. Me recordaban los hábitos rojos de los curas cuando dicen algunas misas. Hernán Cortés debía ser un hombre muy religioso. mataría indios, pero rezaba. 

En todo caso, os recomiendo el Parador de Zafra (Badajoz). Vale la pena pasar por allí unos días en este parador porque es un edificio muy inspirador. También vale la pena por la comida de su restaurante. No sirvieron una caldereta de cordero que nos chupamos los dedos. Mi marido casi se aficiona a las migas extremeñas. Es un hombre muy de gastronomías locales. Cuando llegamos a casa se empeñó en hacer el solomillo ibérico al queso de los Ibores que comimos en el Parador de Zafra (Badajoz). Ni que decir que no le salió ni la mitad de rico.

viernes, 16 de junio de 2017

Mis vacaciones con amigos desconocidos


Muchas veces vas de viaje o haces unas vacaciones en una ciudad donde no conoces a nadie. A mí esto no me importa mucho porque me encanta ir sola a todos los sitios. Soy de las que van al cine sola o a comer sola sin arrugarse. Mi chico, en cambio, no es tan extrovertido. Por eso le ha venido genial Hiplan, una aplicación de ocio relacional, con actividades para personas que las quieran hacer en común. Por ejemplo, si quieres ir a ver una película en Barcelona, buscas personas interesadas en ir a ver esa película en compañía. 

Es lo que hace mi marido, pero a mí no me gusta nada. De los hombres no puedes fiarte. Van a cenar con una desconocida una noche y por la mañana te piden el divorcio. Por eso le tengo prohibido quedar con desconocidas. O quedamos los dos con un grupo de desconocidos o no queda ninguno. Mi chico me decía que podía ir de copas con otro chico, pero ni hablar. No vaya a ser que el de la compañía sea homosexual y me lo vuelva de la otra acera. Una tiene que estar en todo. 

Nosotros no sólo hemos buscado gente para ir a un concierto. También la hemos buscado para ir a ver una exposición. La última vez buscamos a una familia con niños pequeños para que mis hijas conocieran niños de su edad interesados en el arte. Estábamos cansados de oír a la mayor decir que sus compañeros no iban con sus padres de exposiciones. Queríamos que viera que hay papás y mamás que llevan a sus niñas y niños a ver cuadros. 

Os recomiendo Hiplan. Esta aplicación es gratuita de momento. El día que deje de serlo seguro que pierde clientela. A la gente le va lo que es gratis. Se financian con una comisión que clavan en lo que se compra en Hiplan, por ejemplo tickets para algunas actividades y entradas para eventos.

viernes, 9 de junio de 2017

Mis vacaciones Art Decó en Nueva York








Conocí el Waldorf Astoria Hotel en Nueva York hace años durante una visita a la Gran Manzana con mis padres. Mi madre me llevó a verlo en una excursión organizada. Me dije que un día me iba a alojar en aquel maravilloso hotel con un hall central con columnas, dorados y terciopelos. Lo conseguí hace cosa de un mes. 

Nos dieron una habitación grande muy de palacio, decorada en tonos crema. Me gustó la cama. Eran enorme y muy cómoda. Los suelos no fueron tan de mi agrado porque eran de moqueta y a mí la moqueta siempre me dio sensación de suciedad, aunque aquella moqueta estaba impoluta. Teníamos wi fi gratis, lo más importante para mí. El televisor era de plasma y enorme. Había un armario que me quedó pequeño y un escritorio que podía haber sido más grande. Soy una mujer que necesita espacio para trabajar y más espacio necesito si tengo que compartir despacho con mi chico. 

El cuarto de baño también estaba impoluto. Nos dejaron suficientes geles y champúes y suficientes toallas. 

Las habitaciones no son iguales. Yo me quedé con una de las más modernas. Mi chico, en cambio, quería una en color azul que me parecía triste. A mis hijas les daba igual. Ellas son unas niñas que tanto le da alojarse en un hotel del centro de Nueva York o en un camping. Son muy apañadas. 

Os recomiendo el Waldorf Astoria Hotel en Nueva York para hacer turismo por la Gran Manzana. Es un hotel que te queda a un paso de todos los sitios de interés. A mí me gusta mucho lo luminoso que es. hasta la habitación decorada en tonos azules era tremendamente luminosa. Los salones comunes son preciosos. Nosotros no nos quedamos a comer. Ni siquiera desayunamos en el hotel. Como no nos entraban los desayunos ni las comidas en el precio, preferimos ir a comer fuera. Mi chico decía que nos salía más barato.

domingo, 4 de junio de 2017

Trabajando de maniquí viviente en Nueva York


 Había emigrado de Sada a Nueva York porque mi hermana me había prometido un trabajo mejor pagado.

 -Buscan modelos.
 -Eso soy yo.
 -Valorarán tu experiencia como top model de bikinis en la playa de Sada.
 Metí todos mis bikinis en la maleta y me fui para la Gran Manzana. De poco me sirvieron: en Nueva York nevaba. No regresé a Sada porque mi hermana me había conseguido un trabajo de maniquí viviente en una tienda del Bronx. Sólo tenía que sentarme en el escaparate y dejar que la población negra me mirara.

 -What a lovely surprise! -exclamó una abuela negra.

 La sorpresa se la llevó ella cuando Mrs Harrison no aceptó venderme. Yo era humana, no una mascota.

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http://artigoo.com/cazadores-trolls



viernes, 2 de junio de 2017

Mis vacaciones de duquesita




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La pastelería La Duquesita tiene unos pasteles artesanos deliciosos y, lo que es más importante para mí, tiene las medallas de chocolate que les encantan a mis hijas. Siempre les compro un montón cuando me paso por este local de Madrid que tiene sus puertas abiertas desde 1914.

Me gustan mucho sus pasteles artesanos. Tienen azúcar, por supuesto, pero parece que son más sanos que la bollería industrial que te ponen en los hoteles para desayunar y también que la bollería industrial que compran mis hijas si les dejo. Son pasteles recién horneados con recetas propias. La única desventaja que le encuentro es el precio: son carísimos. Por lo que te cobran por un bollo compras seis en otras pastelerías.

El local de la Pastelería La Duquesita tiene la misma decoración antigua que tuvo en sus inicios. Bueno, en aquellos lejanos años de principios del siglo XX la decoración de La Duquesita era moderno, pero lo que entonces estaba de moda hoy no lo está. Aún así me gusta. Cada vez que voy a tomar el té con pastas me siento como una aristócrata de otros tiempos.

Os recomiendo esta pastelería madrileña por la calidad de sus productos. Los pasteles artesanos son deliciosos y las medallas de chocolate en pocos sitios las encuentras a vender hoy día. A mí me gusta comprarlas para las niñas porque son un dulce que siempre me compraba mi madre cuando era pequeña. A ellas les gustan más que me gustaban a mí.




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Estuve con mi chico unos días en el Best Western Hotel Trafalgar, Madrid, un hotel céntrico que no está nada modernizado. Tiene una decoración de los años setenta que te quita las ganas de dormir. La cama también es de la época de la serie Cuéntame: grande, de matrimonio y con un colchón de muelles que amenaza con sacar un muelle de dentro si te mueves mucho.

Mi chico se desesperaba con el televisor. Es tan futbolero que quería ver su partido de fútbol en aquel aparato de los años setenta. Lo dejo por imposible porque las imágenes eran malas y el sonido era peor.

Yo me desesperaba en el cuarto de baño. Todos los sanitarios eran marca Roca y más antiguos que los de los lavabos públicos de la última estación de tren de la última aldea perdida en este país nuestro. No os quiero ni hablar de la presión del agua. Fue horrible tener que bañarme en aquella bañera que me recordaba la de la casa de mi abuela cuando yo era niña.

Los empleados del hotel hacen lo que pueden para ofrecer un buen servicio. Por ejemplo, reponen continuamente los geles, toallitas desmaquillantes y cremas de dientes que te dejan. Mi chico utilizó el cepillo de dientes y dijo que era bastante bueno. Yo siempre uso mis propios geles y mis propios cepillos de dientes. Soy muy maniática para esas cosas.

En otras cosas no están tan al tanto. Por ejemplo, me sorprendió que en una habitación de no fumadores hubiera un cenicero encima del escritorio. Debe ser que no son muy estrictos con los fumadores que fuman en habitaciones de no fumadores. Mi chico decía que le olía a tabaco. Yo no notaba olor a tabaco, pero abrí la ventana una tarde entera para que se fueran los olores del tabaco.

No os recomiendo este hotel. Pese a su ubicación céntrica no te compensa. Si por lo menos tuviera un buen televisor, pero ni eso. Nosotros echamos muy en falta el buen televisor de plasma al que estamos acostumbrados.