Perfumes para nosotras

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Un olor distinto para cada momento

sábado, 9 de septiembre de 2017

Mis vacaciones con dinosaurios




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El parador de Calahorra es un parador muy épico y religioso en su fachada y también en un interior que ha sido restaurado conservando la arquitectura de sus inicios, pero añadiendo las comodidades que necesitamos hoy en día cuando vamos de vacaciones. No es un parador con un edificio tan antiguo como el de otros paradores de la red nacional. Lo más característico de su edificio es una fachada de ladrillos anaranjados que no te deja indiferente. A mi chico le gustaba. Yo, en cambio, la veía un tanto pobretona. 

Las estancias interiores son de color tierra con muchos detalles épicos y religiosos, todos ellos medievales. Esto en las estancias comunes. Las habitaciones, en cambio, son monacales, gingas de un obispo bien tratado. 

A nosotros nos dieron una habitación con dos camas. No era grande, pero era espaciosa. Estuvimos cómodos. Quienes no lo estaban eran las niñas. Se nos aburrían. No les gustaba ni la habitación. Decían que era una habitación de abuelitos. Tienen mucha imaginación. 

Os lo recomiendo. Este Parador de Calahorra es un edificio imponente. Lo ves por fuera y te impresiona el caserío. Pero tiene algo que me recuerda a una cárcel, no sé por qué. Lo mejor es el jardín, un jardín muy verde y florido. Demasiadas flores para estar yo por allí en primavera. Me moría a estornudos. Mis alergias se desataban. 

En este parador se come muy bien. Nos sirvieron una menestra de verduras que estaba muy buena. Lo mismo puedo decir de las pochas. Y de las chuletillas con pimientos ni os hablo porque se me hace la boca agua. No debes perderte el postre. Yo me pedí unas peras al vino que me hicieron pedir doble ración. Estaban que te chupabas los dedos. Eso fue el primer día. El segundo día, sólo cenamos, y pedí de postre melocotón al vino. Mi chico estaba de los nervios porque pedí lo mismo para nuestras hijas. Temía que se me volvieran borrachas. Es un exagerado.




2


Mi marido le echa mucha imaginación a la vida y también a la naturaleza. Lo comprobé cuando nos llevó a la Ruta de los Dinosaurios en La Rioja. Miraba las piedras y decía que allí habían puesto sus pezuñas esos bichos que desaparecieron hace miles de años o millones, no sé. Lo que sí sé es que aquello no era nada de los dinosaurios. Eran piedras que fueron erosionadas por las lluvias y las intemperies con formas extrañas. Nada más. 

Nosotros recorrimos las varias son las localidades riojanas que cuentan con esos restos dejados por los dinosaurios, como decía mi chico y dicen los lugareños para atraer al turismo. En tierras de Munilla, Arnedillo, Cornego e Igea pueden encontrarse diferentes yacimientos en los que observar las famosas icnitas fosilizadas, auténticas huellas de supuestos dinosaurios marcadas sobre la roca. 

Lo pasamos bien. Hacía buen tiempo y me apetecía pasar un día en plena naturaleza con las niñas después de tanta ciudad. Mi chico le puso la amenidad al paseo con sus explicaciones. Mis niñas están muy interesadas en esos horribles animalitos que desaparecieron de nuestro planeta con un cambio climático. No supieron adaptarse los pobres. 

Anduvimos bastante. Partimos de de Enciso y nos fuimos por una senda que recorre el valle del río Cidacos haciendo paso por tres de los yacimientos de icnitas más importantes de La Rioja: el Yacimiento de la Virgen del Campo; el Yacimiento de La Senoba y el Yacimiento de Valdecillo. Unos seis kilómetros. En mi vida había andado tanto. 

Os recomiendo esta ruta. Es perfecta para hacerla con amigos. Mi chico me hizo la ruta muy amena con sus explicaciones. Pero os aseguro que aquellas huellas no eran de dinosaurios. Más bien serían de humanos que hicieron la gracia para atraer turistas a unos parajes dejados de la mano de Dios y de la civilización divertida. La gente le echa mucha imaginación al asunto para ganarse la vida. Hacen bien.


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