Perfumes para nosotras

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Un olor distinto para cada momento

lunes, 28 de octubre de 2019

Cómo superar un divorcio a los 50 años



El coste de vivir de Deborah Levy es un libro que deberían leer todas las personas que se divorcian, con independencia de que sean mujeres o hombres. Vas viendo a lo largo de sus páginas el proceso de reinventarse de nuevo tras una ruptura sentimental cuando los años ya te han puesto en la década de los cincuenta. Siempre se puede volver a empezar, sobre todo cuando no tienes alternativa.

Esta autora iniciaba sus memorias noveladas en Cosas que no quiero saber. No hace falta leer este primer libro para leer El coste de vivir de Deborah Levy sin perderte. Son libros independientes. Ambos libros tienen una prosa poética que te engancha. La autobiografía, gracias a la manera que tiene la autora de relatar su vida, se hace amena; también es amena por lo que cuenta, sobre todo en este segundo libro. La escritora británica ha cumplido 50 años y su matrimonio entra en crisis. Es un mal momento para una crisis de pareja: el dinero escasea en su cuenta corriente, su madre está agonizando y sus dos hijas empiezan a volar por su cuenta.

Afortunadamente, vamos viendo como la autora va encontrando nuevos alicientes para seguir viviendo, para reinventarse. Así, un libro que podría parecerte triste se va convirtiendo en un canto a la esperanza. Como os decía, me parece una lectura muy recomendable para personas que se enfrentan a una ruptura sentimental. El coste de vivir de Deborah Levy es un relato intenso sobre la dureza de una separación para una mujer que ya ha cumplido los 50 años.

Lo que cambiaría es la portada del libro. No invita a comprarlo. Ves una portada de color verde de cuaderno de escuela pobre con el nombre de la autora y el título del libro en letras blancas resaltadas en color verde clarito y ves esa máquina de escribir vieja y te parece que el contenido del libro es un ensayo intragable para el gran público. Yo lo compré tras echarle un vistazo a sus páginas. También leí el final. Es algo que hago siempre: leo los finales de los libros en las librerías porque nunca compro nada que termine mal.

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