Educar en el asombro de Catherine L'Ecuyer es un libro más de educación para padres y madres que quieren seguir los criterios muy particulares de una persona que parece tener la verdad absoluta en su poder. Yo creo que todo es relativo. Las recetas de esta mujer de nombre extranjero no son una panacea. Más bien hay que apartarse un poco de ellas porque, de lo contrario, pasaremos de no hacerlo bien a hacerlo peor.
Tiene razón la autora cuando dice los padres y madres tenemos unas altas expectativas respecto a nuestros hijos e hijas. Pero debemos ser ambiciosos. La realidad ya se encargará de bajarte los humos. Si tus humos son bajos, te los bajará aún más. Por eso prefiero ser ambiciosa. Si tiras alto, te engancharás en las estrellas. Si tiras bajo, ya no te levantas del suelo.
Es cierto, como bien dice esta mujer que no se debe exigir mucho a un niño con 18 meses. Hay padres y madres que les exigen autonomía a los niños con 18 meses. Un niño con 18 meses es un bebé que empieza a espabilar. No es un niño de cinco años.
También le da mucho espacio en el libro a los padres que visten a los hijos como modelos. Enseñan sus retoños a conocidos y desconocidos como si fueran trofeos. ¿Y no ha sido siempre así? Tus hijos son una consecuencia de la educación que les das? Es lógico que empieces a darles unos criterios de vestimenta. Ya se vestirán a su aire de mayores. Tú los pones de príncipitos y princesitas.
No estoy muy de acuerdo con las indicaciones de educación infantil que encuentras en Educar en el asombro de Catherine L'Ecuyer. Esta señora se nos va de la educación frenética en actividades y cursos a la educación tranquila de no hacer nada que no sea jugar en la calle, cosa poco recomendable en la sociedad actual. A Catherine se le nota su obsesión de antipantallas. Esa obsesión la hace ir directa a la Naturaleza y proponernos una educación de nuestros niños y niñas pegada a la Naturaleza. A volver a la Prehistoria hay tiempo. Quedemos en el término medio, que no es la Edad Media, sino la moderación desde la modernidad.
Tiene razón la autora cuando dice los padres y madres tenemos unas altas expectativas respecto a nuestros hijos e hijas. Pero debemos ser ambiciosos. La realidad ya se encargará de bajarte los humos. Si tus humos son bajos, te los bajará aún más. Por eso prefiero ser ambiciosa. Si tiras alto, te engancharás en las estrellas. Si tiras bajo, ya no te levantas del suelo.
Es cierto, como bien dice esta mujer que no se debe exigir mucho a un niño con 18 meses. Hay padres y madres que les exigen autonomía a los niños con 18 meses. Un niño con 18 meses es un bebé que empieza a espabilar. No es un niño de cinco años.
También le da mucho espacio en el libro a los padres que visten a los hijos como modelos. Enseñan sus retoños a conocidos y desconocidos como si fueran trofeos. ¿Y no ha sido siempre así? Tus hijos son una consecuencia de la educación que les das? Es lógico que empieces a darles unos criterios de vestimenta. Ya se vestirán a su aire de mayores. Tú los pones de príncipitos y princesitas.
No estoy muy de acuerdo con las indicaciones de educación infantil que encuentras en Educar en el asombro de Catherine L'Ecuyer. Esta señora se nos va de la educación frenética en actividades y cursos a la educación tranquila de no hacer nada que no sea jugar en la calle, cosa poco recomendable en la sociedad actual. A Catherine se le nota su obsesión de antipantallas. Esa obsesión la hace ir directa a la Naturaleza y proponernos una educación de nuestros niños y niñas pegada a la Naturaleza. A volver a la Prehistoria hay tiempo. Quedemos en el término medio, que no es la Edad Media, sino la moderación desde la modernidad.
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Poesías, relatos breves y confesiones socialmente incorrectas. diarioescritoraanonima.blogspot.com |