Las relaciones de ahora
son modernas como saben
por eso vemos a Ainhoa
con su marido luchando
por seguir siendo familia
mientras los niños se juegan
a goles ganar aplausos.
Ainhoa se arrima bien
al marido que amaba.
El marido no le coge
la mano que ha estado
entre las manos ducales
del marido de la Infanta.
Un niño se sienta entre
el padre y la buena madre.
El otro niño se luce
con una elástica en el campo.
¿Se olvida nuestra Ainhoa
de su Urdangarín guapo?
No parece que el marido
triunfe si comparamos
al alto ex duque de Palma
con el poco musculado
esposo de la muchacha.
El tiempo dirá, señoras,
si esto sigue o se acaba.
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