Tamara anda de viaje
con su aún fiel marido
por tierras de Dinamarca
mientras la casa termina.
Es un ático su casa
muy lujosa y sencilla.
Lo mejor es la terraza
para las fiestas y risas.
Descontenta con las vistas
que tenían sus vecinos
la marquesa ha mandado
subir más altos los pinos.
Con un tapado muy verde
podrá besar al marido
sin que las comadres hablen
de los besos consentidos.
Ya veremos en el ¡Hola!
lo mejor de la exclusiva
previo pago millonario
a la señora de Íñigo.
Acicalarán su cara
con las mejores cremitas
que tienen las consultoras
de Mary Kay en bolsitas.
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Al estar instalada ahora en casa de Isabel Preysler, la aristócrata no para de jugar con sus sobrinos. 'Miguel está obsesionado con ella', nos dijo Ana www.hola.com |