Ha encontrado Irene
un trabajo en Camboya
por el que nada le pagan
porque así es la cosa.
Su padre no lo entiende.
Su madre tampoco entiende.
Su abuelo en Abu Dabi
espera que pronto deje
un empleo sin dinero.
Irene no escucha nada
de lo que dice su gente.
Subida a la bicicleta,
recorre calles y puentes
entre peligrosas minas.
Reza Cristina, su madre,
por su valiente retoña
mientras en Sauce se alegran
por tenerla entre los suyos
de voluntaria sin nómina.
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