El El Brasero de Don Pedro, Madrid, es uno de los restaurantes donde he comido mejores carnes. Está en la A2, en la Autovía de Barcelona. Nosotros entramos la primera vez porque teníamos hambre, no porque nos llamara la atención el local. Es sencillito por fuera y por dentro. Lo único que destaca un poco es el jardín bien cuidado que tiene. Para aparcar no tienes problemas. El restaurante cuenta con un parking delante y otro más privado atrás.
Todo es muy clásico en este restaurante de ambiente tranquilo. Las mesas tienen manteles blancos de tela y la vajilla estaba decorada con motivos azules. Me recordó mucho unos platos antiguos que tiene mi suegra en su casa.
En cuanto al ambiente del local, como os decía, es tranquilo y familiar. Ni siquiera alguna celebración de empresa que suele haber lo hace muy ruidoso.
Entre sus carnes destacan las carnes rojas de Galicia. Están deliciosas. Nos sirvieron unas piezas loncheadas de buey de unos 250 gramos en unas piedras calientes. Yo dejé la mitad porque con la mitad tuve más que suficiente para quitarme el hambre. Además, no me gusta abusar del consumo de carnes rojas. Dicen que no son muy sanas.
No sólo tienes carnes de buey y ternera, por supuesto. Por ejemplo, en entrantes tienes jamón ibérico, el lomo de caña que está muy bueno, o las frituras de pescado bien hechas, unas setas a la plancha que le encantan a mi suegra, boquerones con anchoas de Castro Urdiales muy ricos, las famosas anchoas de Santoña, los Pimientos asados de Navarra con ventresca de bonito, el pulpo a la gallega bastante mejorable, los chopitos a la andaluza, el queso manchego al romero o las croquetas caseras de jamón ibérico que también me parecieron mejorables.
Si no quieres engordar, las verduras a la plancha son ideales. Lo malo es que no apetecen mucho. Las verduras que no engordan no suelen ser sabrosas. Yo soy más de Crema de marisco, Sopa Castellana o el riquísimo Caldo del Brasero. En cremas a este restaurante hay que darle un diez.
Os lo recomiendo. La última vez que estuvimos probé el rape con gambas. Era muy parecido a un rape que nos hacía mi madre cuando mi hermana y yo eramos pequeñas. A mi hermana le encantaba el rape. La pobre no se entendía con las espinas de los pescados y el rape que le ponía mamá no tenía espinas.
Todo es muy clásico en este restaurante de ambiente tranquilo. Las mesas tienen manteles blancos de tela y la vajilla estaba decorada con motivos azules. Me recordó mucho unos platos antiguos que tiene mi suegra en su casa.
En cuanto al ambiente del local, como os decía, es tranquilo y familiar. Ni siquiera alguna celebración de empresa que suele haber lo hace muy ruidoso.
Entre sus carnes destacan las carnes rojas de Galicia. Están deliciosas. Nos sirvieron unas piezas loncheadas de buey de unos 250 gramos en unas piedras calientes. Yo dejé la mitad porque con la mitad tuve más que suficiente para quitarme el hambre. Además, no me gusta abusar del consumo de carnes rojas. Dicen que no son muy sanas.
No sólo tienes carnes de buey y ternera, por supuesto. Por ejemplo, en entrantes tienes jamón ibérico, el lomo de caña que está muy bueno, o las frituras de pescado bien hechas, unas setas a la plancha que le encantan a mi suegra, boquerones con anchoas de Castro Urdiales muy ricos, las famosas anchoas de Santoña, los Pimientos asados de Navarra con ventresca de bonito, el pulpo a la gallega bastante mejorable, los chopitos a la andaluza, el queso manchego al romero o las croquetas caseras de jamón ibérico que también me parecieron mejorables.
Si no quieres engordar, las verduras a la plancha son ideales. Lo malo es que no apetecen mucho. Las verduras que no engordan no suelen ser sabrosas. Yo soy más de Crema de marisco, Sopa Castellana o el riquísimo Caldo del Brasero. En cremas a este restaurante hay que darle un diez.
Os lo recomiendo. La última vez que estuvimos probé el rape con gambas. Era muy parecido a un rape que nos hacía mi madre cuando mi hermana y yo eramos pequeñas. A mi hermana le encantaba el rape. La pobre no se entendía con las espinas de los pescados y el rape que le ponía mamá no tenía espinas.