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El Gran Hotel Miramar de Málaga merece todas sus cinco estrellas. Es un hotel lujoso que te queda a unos 10 metros de la playa de La Malagueta. También es un lujo poder pagar lo que te cobran por noche. Yo tuve la suerte que fue un regalo de la empresa para la que trabajo. Tenía un fin de semana pagado y me llevé a mi marido. Fueron dos días de trabajo y placer.
No todas las habitaciones del Gran Hotel Miramar son igual de lujosas. Coincidí con una amiga que se estaba pagando el capricho y tenía una habitación mucho más discreta que la mía. Mi habitación era espectacular tanto en dimensiones como en la calidad de la decoración. La cama era para no perdértela. Tenía una terraza con vistas al mar que quitaba el hipo. El cuarto de baño también era mucho mejor que el que tenía mi amiga en su habitación. Teníamos una bañera que parecía una piscina. En cambio, la bañera de mi amiga era como las bañeras que tenemos todos en los pisos: pequeña y empotrada en la pileta.
Os recomiendo este hotel. El tiene un centro de spa y una amplia piscina de temporada. Todas las habitaciones tienen de vistas a la playa, al jardín o a la ciudad. Las mejores son las que tienen vistas a la playa. Todas ellas constan de aire acondicionado, un aire acondicionado que hace que te olvides de las altas temperaturas de la calle. En la habitación estás a temperatura genial. Tienes también TV de pantalla plana con canales vía satélite para aburrir, biblioteca multimedia, sistema de sonido Bluetooth y conexiones USB y HDMI para que conectes todos los cacharros que tengas a mano. El baño privado con bañera, espejo con termómetro y reloj y artículos de aseo Hermès no es igual en todas las habitaciones, como os he dicho. Las habitaciones más caras tienen un cuarto de baño mucho mejor.
Lo que más me gustó de este hotel fue la terraza chill out en la azotea, una terraza que ofrece bebidas a los huéspedes del hotel y goza de vistas impresionantes al maravilloso mar.
También es de diez el desayuno. El desayuno se sirve junto a la piscina y consiste en un buffet extenso que no te deja con hambre. Incluye una selección variada de fruta de temporada, embutidos, quesos y repostería recién horneada.
No todas las habitaciones del Gran Hotel Miramar son igual de lujosas. Coincidí con una amiga que se estaba pagando el capricho y tenía una habitación mucho más discreta que la mía. Mi habitación era espectacular tanto en dimensiones como en la calidad de la decoración. La cama era para no perdértela. Tenía una terraza con vistas al mar que quitaba el hipo. El cuarto de baño también era mucho mejor que el que tenía mi amiga en su habitación. Teníamos una bañera que parecía una piscina. En cambio, la bañera de mi amiga era como las bañeras que tenemos todos en los pisos: pequeña y empotrada en la pileta.
Os recomiendo este hotel. El tiene un centro de spa y una amplia piscina de temporada. Todas las habitaciones tienen de vistas a la playa, al jardín o a la ciudad. Las mejores son las que tienen vistas a la playa. Todas ellas constan de aire acondicionado, un aire acondicionado que hace que te olvides de las altas temperaturas de la calle. En la habitación estás a temperatura genial. Tienes también TV de pantalla plana con canales vía satélite para aburrir, biblioteca multimedia, sistema de sonido Bluetooth y conexiones USB y HDMI para que conectes todos los cacharros que tengas a mano. El baño privado con bañera, espejo con termómetro y reloj y artículos de aseo Hermès no es igual en todas las habitaciones, como os he dicho. Las habitaciones más caras tienen un cuarto de baño mucho mejor.
Lo que más me gustó de este hotel fue la terraza chill out en la azotea, una terraza que ofrece bebidas a los huéspedes del hotel y goza de vistas impresionantes al maravilloso mar.
También es de diez el desayuno. El desayuno se sirve junto a la piscina y consiste en un buffet extenso que no te deja con hambre. Incluye una selección variada de fruta de temporada, embutidos, quesos y repostería recién horneada.
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Mi madre se fue de vacaciones a la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla. Suena fuerte, pero hay gente que lo hace. No ha sido una rareza de mi progenitora. De hecho, esta residencia ofrece estancias de vacaciones para gente mayor y menos mayor que quiere tener un médico a mano y una atención de personal de enfermería y cuidadores.
A mi madre no le quedaron ganas de volver. Dice que no es como un hotel. Yo creo que se vino abajo al verse rodeada de viejos y de viejas achacosos. Mi madre pensó que iba a un hotel lleno de turistas ingleses con ganas de fiesta. La gente que está en esta residencia no tiene ganas de mucha fiesta. No ves más que ancianos a las sombras de los árboles en el jardín, viejos que juegan a las cartas sin saber si ganan o si pierden y personitas con la cabeza perdida. No era el sitio que esperaba mi madre.
Lo mejor de la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla es el personal. Son muy profesionales e intentan animar a la gente mayor que ha perdido las esperanzas de divertirse. Ni siquiera lo intentan. Se limitan a comer, hacer sus necesidades y dormir. Esa no es vida. Tiene razón mi madre.
Yo creo que tanto esta residencia como otras residencias que hay a lo largo y ancho de nuestro país, la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla necesita una equipo de animación como los que hay en los hoteles de sol y playa. Le quitarían las penas a los viejos. Mi madre aguantó en esta residencia tres días. Había pagado una semana, pero no podía estar más tiempo. Nos llamó para que la fuéramos a buscar. La residencia de ancianos no era lo que ella se imaginaba. Mi chico decía que su suegra pensaba que iba para un hotel. No le faltaba razón. También la agobiaba mucho ver tanta bata blanca, tanto médico.
A mi madre no le quedaron ganas de volver. Dice que no es como un hotel. Yo creo que se vino abajo al verse rodeada de viejos y de viejas achacosos. Mi madre pensó que iba a un hotel lleno de turistas ingleses con ganas de fiesta. La gente que está en esta residencia no tiene ganas de mucha fiesta. No ves más que ancianos a las sombras de los árboles en el jardín, viejos que juegan a las cartas sin saber si ganan o si pierden y personitas con la cabeza perdida. No era el sitio que esperaba mi madre.
Lo mejor de la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla es el personal. Son muy profesionales e intentan animar a la gente mayor que ha perdido las esperanzas de divertirse. Ni siquiera lo intentan. Se limitan a comer, hacer sus necesidades y dormir. Esa no es vida. Tiene razón mi madre.
Yo creo que tanto esta residencia como otras residencias que hay a lo largo y ancho de nuestro país, la Residencia de ancianos Ballesol Azalea en Sevilla necesita una equipo de animación como los que hay en los hoteles de sol y playa. Le quitarían las penas a los viejos. Mi madre aguantó en esta residencia tres días. Había pagado una semana, pero no podía estar más tiempo. Nos llamó para que la fuéramos a buscar. La residencia de ancianos no era lo que ella se imaginaba. Mi chico decía que su suegra pensaba que iba para un hotel. No le faltaba razón. También la agobiaba mucho ver tanta bata blanca, tanto médico.