Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

jueves, 27 de septiembre de 2018

Mis vacaciones casi felices




1

Las mejores piscinas que vi en los hoteles de Canarias las encontré en el Lopesan Baobab Resort en Meloneras, Las Palmas. Son como lagos a lo grande en medio de un jardín que parece un trozo de selva tropical. Es algo sencillamente fantástico. Yo no salía de las piscinas y mira que me encanta la playa. Mi chico no creía lo que veía. Decía que me había convertido en una sirena de las piscinas. Aquello había que vivirlo, que disfrutarlo. No me cansé de nadar en las aguas estancadas de las piscinas del Lopesan Baobab Resort en Meloneras, Las Palmas. Sólo por las piscinas volvería ahora mismo a este hotel maravilloso. Merece sus cinco estrellas. Es un hotel de diez. 

Sólo fui un día a la playa de los siete días que pasamos en este hotel. No fue porque me quedara lejos la playa. El hotel está a 12 minutos a pie de la playa. Si no vas es porque no quieres. O porque no quieres salir de tanto lujo. El Lopesan Baobab Resort es un complejo de lujo de verdad rodeado de un jardín tropical que parece el paraíso y decorado en un estilo africano que no te deja indiferente. Cuenta con una gran piscina al aire libre que, como te dije, te hace olvidarte de la playa. El hotel está a 600 metros de la playa de Maspalomas, una playa que está siempre hasta los topes. 

Nos dieron una habitación preciosa. Todas las habitaciones eran bonitas. Las habitaciones del Lopesan son amplias y elegantes tal como esperas de un cinco estrellas. Todas tienen aire acondicionado para que estés fresquita, balcón y baño con artículos de aseo y albornoces de sobra. A mí me cambiaron uno grande por otro de mi talla. 

Desayunamos, comimos y cenamos en el hotel. El restaurante Pili Pili del Baobab está especializado en mariscos y carnes a la parrilla. Fue nuestra elección. Mi marido fue un día solo a comer en el Akara, el restaurante que ofrece cocina africana. No quise compartir la experiencia. También hay un restaurante buffet, dos bares elegantes junto a la piscina enorme y una cafetería. Si tienes dinero, no pasas hambre en este hotel. Es un hotel para ricos o para gente que se pueda pagar tanto lujo. Os lo recomiendo. Hay que darse una alegría de vez en cuando para ser feliz. Para nosotros no fue un gasto sino una inversión en felicidad.



2

En el Silken Ciudad de Vitoria nos dieron una habitación de no fumadores que era realmente de no fumadores. No se olía tabaco por ninguna parte. Últimamente siempre pido habitación de no fumadores porque me dijo el médico que lo mejor para mi respiración era tener el tabaco lo más lejos posible de mi vida. Mi marido se ríe mucho de esta obsesión mía. La misma obsesión tengo casi con los suelos de la habitación. Odio la moqueta. El Silken Ciudad de Vitoria tenía las habitaciones enmoquetadas como en los viejos tiempos. No es un hotel moderno por todo. Por ejemplo, en nuestra habitación la modernidad se reducía a una buena bañera en el cuarto de baño. Lo demás era bueno, pero del montón, quitando los suelos de moqueta. 

Más modernas me parecieron las estancias comunes. El hotel tiene una entrada vistosa y unos salones chic. Las habitaciones están distribuidas alrededor de un vestíbulo impresionante y de un bonito jardín interior con zonas de estar para disfrutar tranquilamente de la lectura de un buen libro o de la prensa del día. Yo me iba al jardín a leer la prensa. Estaba en Vitoria por motivos de trabajo con mi marido. Menos mal que no llevamos las niñas porque la habitación no era muy amplia. Estábamos los dos bastantes justitos de espacio. 

La ubicación de este hotel que os recomiendo es buena. El Silken Ciudad de Vitoria se encuentra a 10 kilómetros del aeropuerto de Foronda-Vitoria y a 300 metros de la estación de tren de Vitoria. Para hacer turismo también está bien. Puedes ir andando de tiendas o a ver algún monumento que vale la pena. Nosotros fuimos a un museo. Como el hotel está a 10 minutos a pie del Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo aprovechamos para ir a ver las pinturas modernas que no puedes comprar. Es lo bueno que tienen los museos: miras y no gastas porque no se vende nada de lo que está expuesto.