Algunos años quitaron
  
  los pinceles bien pagados
  a Isabel de Inglaterra
  en su último retrato.
  La monarca ha regresado
  a sus cincuenta pasados
  menos en el pelo blanco
  que no tiñen en el cuadro.
  No se ríe en el retrato
  porque era mucha cosa
  ponerle dientes bonitos
  a su Majestad Serena.
  
