Quien no corre vuela. Cuando empieza a llegar la ansiada vacuna a España, los ancianos empiezan a recibir llamadas de timadores que ofrecen vacunas a domicilio. Seguro que muchos pican el anzuelo del pícaro delincuente. Los medios de comunicación llevan semanas anunciando que serán los españoles y españolas pertenecientes a la tercera edad los primeros en vacunarse. Los delincuentes saben lo que hacen.
Ahora dicen en la radio que no hay vacunas a domicilio. Ya nos dirán a dónde vamos a ir a vacunarnos. Seguro que nos ponen las vacunas en algún centro de salud, no en todos porque las vacunas las hay que tener en una nevera muy fría y no hay medios para tener ese mueble frío en todos los centros de salud. A los únicos domicilios donde llevarán las vacunas será a las residencias de ancianos. Allí vacunarán a los ancianos quieran o no quieran. Todos y todas pondrán el brazo para recibir el primer pinchazo. El segundo pinchazo será 28 días más tarde.
Después vendrá el turno de los ancianos y ancianas que viven en sus casas. Los llamarán por teléfono diciéndoles que vayan al centro médico que les toque. Los timadores tienen un método mejor: ir casa por casa con una aguja dando pinchazos mientras se llevan lo que sea de valor. En la Seguridad Social de este país no hay vacunas a domicilio, al menos no para todos.
Finalmente, seremos los españoles y españolas del montón los que recibiremos la vacuna. Puedes negarte, por supuesto. Los que se nieguen a recibir los dos pinchazos serán anotados en una lista estilo lista de morosos. No creo que haya mucha gente que quiera estar en la lista de los no vacunados.
Tampoco habrá mucha gente deseosa de recibir la vacuna de los timadores. Yo ya tomé nota: cuando me llamen ofreciéndome una vacuna, voy a preguntar si son delincuentes o son personal sanitario. Más vale prevenir que lamentar. Hagan lo mismo.
Doña Jimena
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