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miércoles, 14 de abril de 2021

La selección de personal según la Psicología

En este mundo nuestro lo que se puede hacer sencillo se hace complicado. En tiempos de nuestros abuelos, una empresa necesitaba un trabajador y contrataba al señor que venía por la puerta preguntando si había trabajo. Ya lo enseñarían a trabajar. Empezaba el trabajador de aprendiz e iba subiendo peldaños. Desde hace unas cuantas décadas, los empresarios echan manos de unos psicólogos que se han especializado en la selección de personal, es decir, en hacer difícil lo fácil.

No hay que marear la perdiz. Le preguntas al candidato o candidata qué ha estudiado y lo metes de aprendiz. Por mucha experiencia que tenga tiene que aprender a hacer el trabajo a la manera de la nueva empresa. Esto que estoy diciendo es políticamente incorrecto. El psicólogo que lea este post se echará las manos a la cabeza. Le han dicho en sus años académicos que el proceso de selección tiene las siguientes fases: análisis de las necesidades, reclutamiento, recepción de candidaturas, preselección, pruebas de selección, valoración y decisión, contratación, incorporación a la empresa y seguimiento. Casi nada. Sólo una forma académica de hacer difícil lo fácil.

Nuestro psicólogo se pondrá a mirar si hay necesidad de personal en una empresa. ¿Se ha jubilado alguien? ¿Hay más trabajo? ¿Va a ofrecer la empresa nuevos servicios?... Decidirá cuántas personas más se necesitan. Entonces viene lo técnico: el análisis del puesto de trabajo. Toma nota. El análisis del puesto de trabajo le ha caído en su día en el examen a nuestro psicólogo.

Este buen hombre abre sus apuntes de clase y hace una análisis del puesto de trabajo anotando los requisitos profesionales y personales, el procedimiento de reclutación, las pruebas de selección y elimina los sesgos sexistas de todo lo que ha escrito. No vaya a ser que alguna candidata espabilada acuse a su persona de ser machista.

Supongamos que nuestro psicólogo ha descartado las fuentes de reclutamiento interno. En la empresa no hay un candidato con una formación académica que encaje en lo que se pide para el nuevo puesto de trabajo. El psicólogo pone un anuncio en infojobs, la mejor fuente de reclutamiento externo que se le ocurre.

Es un acierto: le llueven los candidatos. Ha recibido tantos currículums con la carta de presentación que no da leído. Está en la fase de preselección que tan bien le explicaron en su día en las clases de la Facultad de Psicología. Tal como decía su profesor, empieza a descartar los currículums que no dan respuesta a las necesidades del puesto de trabajo. Los candidatos que quedan son los preseleccionados. Los llama. Su instinto le dice que no es oro todo lo que reluce en los currículum. Algún candidato ha hecho un currículum ad hoc. Lo pillará en la trampita. Nuestro psicólogo es tan listo que está haciendo una selección de personal perfecta. Siguiendo los dictados de la Psicología encontrará al trabajador o trabajadora digna del sistema capitalista. Eso sí, de una manera complicada. La selección de personal fácil pertenece a la época de nuestros abuelos, es decir, a los años setenta y previos del siglo XX.

María Rey
Economista
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