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viernes, 19 de junio de 2015

Lo que no falta en mi casa

La Philips LivingColors es una lámpara con mando a distancia y pecio elevado. Yo la tengo porque la compró mi marido. Por mí no se hubiera comprado. Me parece un disparate pagar 99 euros por esta Philips LivingColors, por muy moderna que sea. 

Mi marido la compró por el mando a distancia. Le gusta estar sentado en su sillón favorito del salón y encender la lámpara con el mando. La comodidad es lo suyo. Otra cosa que le hace mucha gracia era poder seleccionar los colores. Me vuelve loca con los 16 millones de colores que tiene la dichosa lámpara. Le suele guardar los colores que le gustan. 

En esta lámpara todo es regulable: el color, la intensidad del color el impacto de la luz... Tiene una luz suave y difuminada, una luz perfecta para ver la tele, pero no para leer. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta lámpara de la marca Philips que tanto le gusta a mi marido y a muchos de nuestros amigos. Algunos de ellos la acabaron comprando tras verla en nuestra casa. Entre nuestros amigos abundan los imitadores. 

Yo no le encuentro muchas ventajas y si varias desventajas a tener en cuenta. Una es el precio, como ya os he dicho. Otra desventaja es que los colores que te da me parecen poco naturales. Algunas veces, cuando la enciende mi marido, me da la sensación de tener un pub montado en el salón de mi casa. 

Para lo que me parece ideal es para regalar. Seguro que haces feliz a la persona que la reciba. Este tipo de lámparas gustan mucho a la gente por lo innovadoras que son. Se salen de lo común con tanta regulación que les puedes hacer. Por ejemplo, pueden divertirse durante años rebuscando colores. Los hay de todo tipo. 

No es una lámpara para iluminar una estancia sino para darle ambientillo. Es, como os decía, como tener una sala de fiestas en tu casa.

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