Desde hace años siempre se ha visto el estigma de que los juegos para móviles eren juegos de una categoría inferior a los que salen para otros dispositivos más centrados en el juego, como son las consolas de sobremesa, las portátiles o incluso el ordenador. No es para menos, pues muchos juegos han faltado de todo tipo de calidad artística y jugable, pero por surte Monument Valley no es uno de ellos.
Soy un firme defensor de que un juego puede triunfar en la plataforma que sea si sabe adaptarse a la perfección a ella, conociendo las limitaciones, sus cualidades con más potencial y el tiempo de consumo que le podemos dar de una sentada. Ya hay muestras de ello como el juego Star Command, y Monument Valley se une de cabeza a la lista de juegos que no podrían existir si no es en móviles.
La historia del juego no da para mucho sin contar detalles importantes de la trama de la misma. Simplemente decir que controlaremos a una princesa que vaga por los diferentes monumentos, que así se llaman los niveles del juego. La cualidad de los monumentos es que no funcionan como nuestra vida real regida por normas de física, sino por cuestión de perspectiva.
Aquí habrá que hacer uso no solo de la lógica, sino del pensamiento lateral y el juego de perspectiva, pues importa más cómo se ven las cosas que el cómo son física y lógicamente. Tendremos que activar mecanismos que harán que el escenario se vea de una forma distinta y actúe tal y como se ve, aunque no cambie físicamente.
Esta brillante idea funciona a la perfección con el control táctil del smartphone, pues acciones como hacer zoom o girar manivelas, entre otras acciones, se hace sentir natural y sin necesitar demasiadas explicaciones. Esto hace una mezcla estupenda para ofrecer un sistema de juego como pocas veces se puede hacer.
Sin embargo, su mayor problema lo encontramos en su duración. Apenas doce niveles que se pueden superar en poco más de dos horas, haciéndolo un juego sumamente corto. Pero como se suele decir, las mejores cosas vienen en envases pequeños, y para nada nos sentiremos decepcionados una vez lo completemos y recordemos las experiencias que nos ha hecho pasar. Eso sí, debido a que el desarrollo de los niveles es lineal a más no poder, la rejugabilidad no es demasiado alta, siendo muy probable que lo acabemos y no sintamos reparos en borrarla del teléfono para luego querer recuperar el juego pasadas unas semanas.
Soy un firme defensor de que un juego puede triunfar en la plataforma que sea si sabe adaptarse a la perfección a ella, conociendo las limitaciones, sus cualidades con más potencial y el tiempo de consumo que le podemos dar de una sentada. Ya hay muestras de ello como el juego Star Command, y Monument Valley se une de cabeza a la lista de juegos que no podrían existir si no es en móviles.
La historia del juego no da para mucho sin contar detalles importantes de la trama de la misma. Simplemente decir que controlaremos a una princesa que vaga por los diferentes monumentos, que así se llaman los niveles del juego. La cualidad de los monumentos es que no funcionan como nuestra vida real regida por normas de física, sino por cuestión de perspectiva.
Aquí habrá que hacer uso no solo de la lógica, sino del pensamiento lateral y el juego de perspectiva, pues importa más cómo se ven las cosas que el cómo son física y lógicamente. Tendremos que activar mecanismos que harán que el escenario se vea de una forma distinta y actúe tal y como se ve, aunque no cambie físicamente.
Esta brillante idea funciona a la perfección con el control táctil del smartphone, pues acciones como hacer zoom o girar manivelas, entre otras acciones, se hace sentir natural y sin necesitar demasiadas explicaciones. Esto hace una mezcla estupenda para ofrecer un sistema de juego como pocas veces se puede hacer.
Sin embargo, su mayor problema lo encontramos en su duración. Apenas doce niveles que se pueden superar en poco más de dos horas, haciéndolo un juego sumamente corto. Pero como se suele decir, las mejores cosas vienen en envases pequeños, y para nada nos sentiremos decepcionados una vez lo completemos y recordemos las experiencias que nos ha hecho pasar. Eso sí, debido a que el desarrollo de los niveles es lineal a más no poder, la rejugabilidad no es demasiado alta, siendo muy probable que lo acabemos y no sintamos reparos en borrarla del teléfono para luego querer recuperar el juego pasadas unas semanas.