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El Eurostars Palacio Buenavista es uno de esos hoteles lujosos en los que da gusto alojarse. Es una pena que sean tan caros. Nosotros disfrutamos más la ciudad de Toledo alejándonos en este precioso hotel que por dentro parece un palacio.
Mi chico ya se había alojado en este precioso hotel cuando se llamaba Hilton Palacio Buenavista. Hace unos años le cambiaron el nombre. Ahora se llama Eurostars Trato.
Nos dieron una habitación espaciosa, decorada en tonos crema y luminosa. La cama de matrimonio era enorme. El colchón cómodo. Los suelos de tarima.
El cuarto de baño también era grande, pero le encontré un pequeño defecto en la puerta. No cerraba bien. Se lo dije a los de recepción y nos mandaron un señor para arreglarla. La dejó perfecta. Yo no podía ir al baño con una puerta que no cerraba como era debido.
Del desayuno tampoco tengo queja, aunque esperaba mayor abundancia. Tenías la impresión de que todo estaba contado. Mi chico decía que eran imaginaciones mías. Tal vez. Yo soy de desayunos amplios. No importa que me desayune sólo un café con dos churros, pero quiero ver un montón de manjares sobre la mesa.
No nos cobraron extra pro el parking. Yo estuve a punto de dejar el coche fuera porque pensé que cobrarían el parking. Cuando me dijeron que era gratis, metí el coche dentro. El personal es muy amable. Te resuelven todos los problemas con buena cara.
Os recomiendo el Eurostars Palacio Buenavista en Toledo. Es un hotel que está muy bien para alojarse cuando vas en plan turista a Toledo. Lo que me pareció mejorable era el spa. Estaba hasta los topes. Yo fui y salí sin remojarme porque aquello era como meterte en una lata de sardinas. También era mejorable el desayuno. La bollería, como os dije, estaba como contada y no era de la mejor. Parecía bollería industrial pasada por un horno para calentarla.
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Las Casas de la Judería tienen unos patios andaluces preciosos. Sólo por sus patios interiores vale la pena alojarte en ellas. A mí me habían hablado maravillas de estas casas. Se quedaron cortos. Me gustaron tanto que seguro que vuelvo.
Estuve con mi marido. Fue una delicia pasear por los patios interiores, sentarse en sus bancos a leer. El personal es muy profesional. Están siempre pendientes de todas tus necesidades, sobre todo los chicos de recepción.
Nuestra habitación era de las baratas, de las que están en la zona azul, pero estaba muy bien. Era una habitación amplia, luminosa, decorada con toques muy andaluces.
El cuarto de baño tenía baño y bañera, cosa que no encuentras en muchos hoteles. Cada vez me encuentro con más hoteles cuyos cuartos de baño sólo tienen una ducha, muy moderna, pero le falta una bañera para que yo me pueda dar un baño relajante.
El desayuno fue correcto. No es que hubiera manjares que te enamoraran el paladar, pero salías sin hambre del buffet después darte una comilona mañanera de bollería industrial y café sabroso.
Os recomiendo las Casas de la Judería en Sevilla. Están en la Calle Santa María la Blanca, 5, a un paso de todos los sitios de mayor interés turístico de la capital andaluza. Esto es una gran ventaja para las personas a las que nos gusta ir andando, sin necesidad de llevar tu coche o desplazarte en transporte público.
En total hay 27 casas, todas con sus patios, con sus azulejos, sus arcos interiores, sus pasillos laberínticos. Me recordaron mucho las corralas madrileñas de otros tiempos. Están bien, pero podrían estar mejor si les hicieran una reforma. Por ejemplo, los muebles se ven muy antiguos. Con una mano de barniz estarían mejor. También los sanitarios de los cuartos de baños necesitarían un cambio. Pese a esa necesidad de reformas, las Casas de la Judería en plena judería sevillana son muy recomendables para pasar unas vacaciones distintas.
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El Gran Melia Colon es un hotel céntrico. Está en la calle Canalejas, 1, de la capital andaluza te permite ir andando a los sitios de mayor interés turístico y así ahorrarte una pasta en transportes públicos. También te ahorra el tener que quitar tu coche del parking para desplazarte, si no te interesa más que lo que es el corazón de Sevilla.
Yo estuve con mi chico y mis hijas. Nos trataron como a marqueses. Tienen un personal muy amable y profesional. Limpian las habitaciones a fondo y lo mismo puedo decir del resto de estancias. Los cuartos de baño los dejan limpísimos.
La habitación era grande, luminosa, decorada con unos lienzos pintados muy bonitos. Mi hija mayor quería comprar uno. Tuve que explicarle que los cuadros no se vendían. Los niños quieren todo lo que les gusta.
La Wi fi era gratis. Funcionaba mejor que en mi casa. El ordenador que nos dejaron sobre el escritorio contaba con todo tipo de conexiones (RCA, HDMI, y una conexión USB de 5v para cargar o usar dispositivos). Solo eché en falta enchufes eléctricos cerca de las mesillas de noche. Los enchufes no estaban colocados de manera cómoda para mí.
Me llamó la atención de que nos dejaran en nuestra habitación una table para planchar y una moderna plancha. Mi chico pudo hacer de amo de casa en Sevilla. Lo puse a planchar hasta las toallas. Me encanta la ropa bien planchada.
También nos dejaron un hervidor. Nos vino muy bien para preparar el café descafeinado de sobre que toma mi chico y mis infusiones de tila. Yo no soy yo si no me tomo una tila al menos al día. Es la única manera de tener los nervios calmados.
Os recomiendo el Gran Melia Colon. Es un hotel que está muy bien para pasar unos días en Sevilla como en tu casa. No te falta de nada. Hasta te puedes preparar un café instantáneo en tu habitación.
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4
El Barcelo Málaga me sorprendió con su mobiliario vanguardista, tanto en las estancias comunes como en las habitaciones y cuartos de baño. Cuando entras quedas a cuadros. No te imaginas un hotel con una escalera mecánica que parece más propia de un centro comercial que de un establecimiento hotelero.
Nos dieron una habitación amplia, pero poco luminosa. La falta de luminosidad es una característica de todo el hotel. Lo hicieron tan vanguardista que se olvidaron de que hay personas a las que nos gusta que la luz entre a raudales por las ventanas. Algunos días tuve la sensación de estar en una ciudad sitiada mientras no salía del hotel.
La cama era grande y cómoda, pero no era una cama de matrimonio al uso sino esas dos camas que te unen y que a mí no me gustan mucho porque siempre tengo la sensación de que se van a separar y de que mi chico y servidora vamos a acabar en el suelo. No sucedió tal cosa. Dormimos como príncipes.
El cuarto de baño era total. Predominaban los colores grises topos y parecía un cuarto de baño espacial. No me gustó mucho. Prefiero los cuartos de baño en tonos blancos. Con tanto color oscuro no sabes si están los sanitarios limpios o si las de la limpieza han pasado de limpiar a fondo la bañera.
Menos me gustó el desayuno. Había mucha bollería industrial, demasiada para mi gusto. la fruta estaba tan contada que hasta aparecían los fresones cortados en trozos como si los quisieran multiplicar para que comieras menos. Del restaurante mejor no os hablo. Fuimos a comer y salí más hambrienta que antes de comer. Aquellas no eran raciones sino tapas cutres. Todo muy bien colocadito en el plato, pero las cantidades eran escasas. A mí los platos vacíos me dan hambre. Necesito platos con unas raciones suficientes.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Barcelo Málaga. Es un hotel novedoso por su decoración, pero hay hoteles mejores. Ni siquiera la amabilidad de sus empleados compensa. Por cierto, nos regalaron un bolígrafo en recepción junto con unos folletos turísticos.