Perfumes para nosotras

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Un olor distinto para cada momento

domingo, 24 de diciembre de 2017

Mis vacaciones entre caballos




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Hace dos semanas fuimos a la Hípica Prado Ventura de O Aparral a tomar unas sesiones de coaching asistido con caballo y descubrí que esta modalidad de coaching no es para mí. Yo soy mucho de coachings, pero no de caballos. Me ponían nerviosa y los ponía furiosos. Mis hijas, en cambio, disfrutaron mucho de sus clases de equitación, sin coaching en sus casos. 

En la Hípica Prado Ventura hay clases para todos los públicos: niños, mayores, ancianos. Todos pueden subir a uno de los cuidados caballos que tienen en las cuadras de la finca y experimentar la sensación de cabalgar bajo la atenta mirada de los profesores del centro. No te dejan sola. En ese sentido, te sientes segura. También te sientes segura dejando que tus hijas se suban a los lomos de caballos más a su medida. 

No cobran mucho. La clase te cuesta 18 euros. Si te gusta la equitación, te compensa coger el bono mensual por 60 euros. Nosotros pagamos clases para un día. Sólo íbamos a probar esta modalidad de equitación con un coach de por medio. Para mí no es, pero, recomiendo probar esta actividad. Es una experiencia más. 

No es una hípica grande. Sólo tienen 15 caballos. Tampoco hacen falta más porque O Aparral es una aldea del concello de As Pontes de García Rodriguez. Desde Ferrol llegas pronto con un coche. Esta hípica es propiedad de dos hermanas que se montaron un negocio bonito. Le han sabido dar un toque distinto con eso del coaching. De hecho, yo fui hasta allí con mi familia porque quería probar el coaching a caballo. No vale para mí, como os he dicho. Yo y los animales somos bastante incompatibles. Los caballos y servidora nos ponemos nerviosos mutuamente. 

Aún así, no descarto volver. Mis hijas disfrutaron mucho de sus clases. Les encantan los caballos. Para ellas fue como ir al circo. Son niñas de ciudad que no están acostumbradas a ver otros animales que no sean los perros de su abuela.




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El Apex Waterloo Place Hotel es un hotel que vale mucho la pena por el spa tan completo que tiene. A mi me vino de cine para pasar horas y horas mientras mi marido estaba en sus reuniones de negocios. 

Este Apex Waterloo Place Hotel es un hotel de cuatro estrellas que está bastante bien, aunque no está tan bien como los cuatro estrellas españoles, sobre todo en lo que se refiere a sus habitaciones. En instalaciones comunes sí merece las cuatro estrellas que luce en su fachada. Por ejemplo, me gustó mucho su piscina. Cuenta con una piscina elegante y un restaurante escocés donde probé comidas que no fueron muy de mi gusto. Prefiero la comida española. 

Lo mejor de nuestra habitación era la conexión wi fi. Iba como una moto. Lo demás era corrientito. No me gustó el suelo de moqueta. La moqueta, por limpia que esté, siempre da sensación de suciedad. Los sillones no eran más que sillas modernas. La cama era comodísima. Teníamos un televisor de plasma bueno, una nevera y una tetera que me permitió preparar mis infusiones. 

El hotel se encuentra en el centro histórico de Edimburgo, al final de Princes Street. tiene una ubicación muy buena. Lamentablemente, Edimburgo no es una ciudad que me apasione. Por eso casi no salí del hotel. Mi tiempo libre lo pasé en el spa. 

Os recomiendo coger una habitación de lujo. Son las mejores. Las habitaciones de lujo del Apex Waterloo Place son amplias y tienen un baño moderno con una ducha grande a ras de suelo y artículos de aseo de diseño de la marca Elemis. A nosotros nos enseñaron una habitación estándar y no la aceptamos porque en el cuarto de baño había una bañera estrecha perfecta para matarte allí dentro. También disponen estas habitaciones que ellos llaman de lujo de TV LCD de 42 pulgadas y aire acondicionado. Si hace calor, te aseguro que lo necesitas.