Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

viernes, 29 de diciembre de 2017

Mis vacaciones más sanas



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El mejor marisco de Lisboa se come sin duda en el Restaurante Gambrinus de la capital portuguesa. Es un restaurante con buenos platos de marisco y pescado en general. Yo suelo ir con mi marido siempre que vamos por allí. No es un restaurante muy caro dada la calidad de los platos que sirven, pero tampoco es barato. 

Mis hijas también van muy contentas porque les encanta un creppe de helado que tienen de postre. Mis hijas eligen el restaurante según los postres. Es lo único que miran en la carta. Lo demás le da igual, siempre que no sea carne, claro, y como en el Restaurante Gambrinus en Lisboa reinan los pescados en las cartas, van encantadas. También tienen buenos caldos, sobre todo portugueses. 

La atención es exquisita. Te tratan como a una Reina. tienen unos camareros muy atentos y rapídisimos. No tienes que estar horas esperando a ser atendida. También cobran rápido. Al personal hay que darles un diez absoluto. 

Lo mejor de este restaurante es que te hacen la comida casi al momento e incluso al momento. Yo le spedí una tortilla francesa y me la hicieron allí delante. Deberían tomar nota en algunos restaurantes de España donde recurren a lo precocinado más que yo en mi casa. 

Os lo recomiendo. Pero llevad la cartera bien llena. Por una sopa te clavan seis euros y por un plato de fruta para el postre suben a los doce euros. Yo en mi vida había comido unos melocotones más caros. Eso sí, me supieron a gloria bendita. Parece que todo lo que es caro es más sabroso. 

Lo que no me gusta mucho es la decoración del local. Está decorado al modo antiguo, incluso los uniformes de los camareros parecen de hace cien años. Tampoco me gusta que tengan una sala para fumadores de pipa. Yo defiendo los locales libres de humos. Los fumadores de pipa que fumen fuera.




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Caldas da Rainha en Portugal es una ciudad conocida por sus aguas sulfúricas para la reuma. Mi madre iba con mi abuela hace décadas y regresaban nuevas tras pasar una semana en un balneario de la zona. Yo volví a esta pequeña ciudad portuguesa hace unas semanas con mi marido y mis hijas. Poco habían cambiado por allí las cosas. Caldas da Rainha sigue siendo la localidad tranquila que yo recordaba de mi infancia. 

También es conocida esta pequeña ciudad por el Mercado de Frescos que se celebra todos los días en la Praça da República. Me apreció más cutre que recordaba de mi infancia. Este mercado de frutas y legumbres no es más que una feria al aire libre. Es muy parecido a las feiras semanales o quincenales que hay en los pueblos de la Galicia rural. Los lugareños van con sus frutas y verduras y las venden más que bien a gente que quiere comer sano. 

Caldas da Rainha en Portugal tiene edificios con bonitas fachadas heredados de un pasado más esplendoroso que el presente. Como decía mi marido admirando las fachadas señoriales, hubo lugareños que vivieron muy bien antaño. Nosotros no anduvimos mucho por Caldas da Rainha. Las niñas estaban en plan no queremos andar y poco turismo pudimos hacer. 

Nos acercamos hasta el Hospital Termal, donde están las mejores aguas sulfúricas, estupendas para la reuma. Pero mis hijas no querían aguas ni saber nada de la reuma que habían padecido sus antepasadas, es decir, su abuela y su bisabuela. A ellas no les duele ningún hueso y el agua no les gusta. 

Seguimos con nuestro paseo hasta el Monumento de Homenaje de los pobres a la Reina Dona Leonor, una reina que los tenía muy en cuenta en sus dávidas. Por eso le hicieron un monumento los que no tenían nada o casi nada. Los pobres siempre fuimos agradecidos con la realeza. 

Lo que más gusto a mis niñas fue la laguna artificial del Parque Don Carlos I. Es muy bonita y le da un toque chic al parque. Por aquella zona nos fuimos de compras. Aproveché apra coger algunos cacharros de cerámica para mi suegra. En Caldas da Rainha en Portugal tiene una cerámica muy famosa. Yo compré muñecos de cerámica, botellas y los famosísimos jarros de Caldas. Tienes que llevar uno si vas porque es lo más típico. 

Mi marido llevó a las niñas a la pastelería que estaba hasta los topes de gente y les compró el Pan de Ló de Landal, un bollo muy blandito que está que te chupas los dedos. También os lo recomiendo. Igual que recomiendo muy mucho una visita a Caldas da Rainha en Portugal.