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vacaciones de último minuto

martes, 2 de enero de 2018

Mis vacaciones divinas




1


Si quieres alojarte en un palacio del siglo XIV, tienes que hacer una reserva en el Parador de Cáceres. Está en el Palacio de Torreorgaz, un edificio del lejano siglo citado que ha sido construido en su día sobre cimientos de un edificio árabe. Los antiguos eran muy aprovechados. Reciclaban más que nosotros. Es un edificio bonito con puerta de dintel y escudo barroco en su fachada. 

Este Parador tiene muy buen ubicación. Está en el casco monumental de Cáceres, un casco que es patrimonio de la Humanidad y, en consecuencia, recibe muchas visitas de turistas nacionales y extranjeros. Hay gente que mira el listado de lugares patrimonio de la humanidad y va a visitarlos. Es otra forma de hacer turismo. 

La decoración de este parador me gustó bastante. Es una decoración en tonos cremas con madera forrando las vigas. Demasiada madera tal vez, pero la madera le da un toque acogedor que hace que te sientas como la señora de la casa. Es así como me sentí el fin de semana que estuve por allí con mi marido y mis dos niñas: como la señora de la casa medieval en la que me encontraba. Digo medieval porque nuestra habitación, igual que el resto de estancias, estaba bajo un techo abovedado en piedra que parecía una celda de una cárcel antigua. Era total. Te metía en la gran cama y mirabas para arriba y tenías una techumbre como la de las iglesias. 

Mi marido decía que no podía conciliar el sueño. Está acostumbrado a hoteles muy hoteles y estos paradores ubicados en palacios medievales lo descolocan. A mí me gustaba hasta el mobiliario, muy acogedor y estilista. Se notaba que las camas, mesillas y sillones habían salido de las manos de un carpintero, no de una fábrica. 

Os recomiendo el Parador de Cáceres sobre todo por su restaurante. Te sirven un lomo de venado al queso del Casar que está para chuparse los dedos. Lo mismo puedo decir del cabrito asado al romero. En el restaurante del Parador de Cáceres hay muchos platos de cocina extremeña.




2


No hace falta alejarse de Madrid para encontrar una casa rural perfecta para pasar unos días con la familia en la tranquilidad del campo. Nosotros encontramos toda la tranquilidad del mundo en la Casa de la Cascada, una casa rural sita en el Parque regional de la cuenca del Manzanares. 

Es una casita muy sencilla con habitaciones pequeñas, cocina de piso de barrio, cuarto de baño remozado con sanitarios nuevos y un entorno exterior que te deja soñando con la paz en plena naturaleza. La Casa de la Cascada se encuentra a lo largo de una vía pecuaria que atraviesa la Sierra de Guadarrama, entre las localidades de Manzanares el Real y Soto del Real. 

Está a una distancia de 35 kilómetros de Madrid por la carretera de Colmenar 607 y posteriormente tomando el desvío hacia Soto del Real. Es fácil de encontrar. 

Nosotros estuvimos más que cómodos. Alquilamos la casa completa. Falta nos hacía porque íbamos con mi suegra y necesitábamos los tres dormitorios. Nosotros nos quedamos con el más grande, ella con el de cama única y mis hijas con la habitación de las dos camas. De cocinar se encargó mi suegra. Tampoco podíamos cocinar las dos porque la cocina era demasiado pequeña para dos cocineras. 

No salimos mucho. Hacía un frío horroroso. Por eso pasamos el tiempo en la sala de estar de la casa. Mis niñas dieron algunas vueltas en bicicleta por los alrededores próximos a la casa con su padre, pero yo casi no salí. Sólo me acerqué a ver una cascada que hay en la finca de la casa. 

Os recomiendo esta Casa de la Cascada. Puedes hacer la reserva y cancelar hasta cinco días antes si no te acaba de interesar. Nosotros hicimos la reserva porque te dejan cancelar sin perder el dinero. Al final fuimos, pero no lo teníamos claro porque mi suegra estaba un poco fastidiada por un pie que tenía con un esguince. 

Otra cosa a tener en cuenta es que en esta casa no te dejan fumar. te avisan cuando haces la reserva. Para mí esto fue una ventaja porque odio alojarme en habitaciones por donde han pasado fumadores.




3


La Ruta de la Viñuela discurre por el Parque Nacional de Cabañeros, un sitio un poco dejado de la mano de Dios. No me gustó. Yo fui porque mi marido practica mucho senderismo y no es cuestión dejarlo solo. No vaya a ser que se me enamore de una caminante y se acabe mi dulce hogar con marido incluido. Por eso practico senderismo a mi manera. 

En esta senda casi muero de miedo. Cuando vi sobre mi cabeza volando buitres negros dignos de una película de Hitchcock, me agarré al brazo de mi santo como a una tabla de salvación. Mis hijas no se asustaban mirando los vuelos intimidatorios de los buitres y las aguilas rurales sobre aquellos bosques mediterráneos que rodean el camino. Mi marido decía que había que ir en silencio para no asustar a los bichos. Eran ellos los que me asustaban a mí. Me callé porque gritar no solucionaba mi miedo. Con tanto silencio se acercaron los ciervos y hasta un jabalí pequeño se cruzó en nuestro camino. 

El paisaje de la ruta es rural a más no poder. Yo diría que es más que rural, es selvático. Tiene pinceladas de ecosistemas de épocas prehistóricas. Hay ejemplares de vegetación de zonas de montaña alta, tal como te explican en los paneles que vas encontrando a lo largo de la ruta. Los abedules, tejos y árboles de otras zonas están presentes. 

Cuando fuimos nosotros hacía bastante calor. Menos mal que encontramos laderas menos soleadas. Por la superficie plana te asabas. Yo tiraba de abanico para sobrevivir a mi caminata detrás de mi marido y de mis dos hijas. Mi santo se detenía delante de cada panel informativo. Son paneles donde te cuentan lo que te rodea. Son como un libro de geografía y botánica. 

No os recomiendo ni os dejo de recomendar esta ruta. El Parque Nacional de Cabañeros tiene otras rutas que se pueden hacer por libre. Son rutas seguras para las personas que no se orienten mucho. Tienen carteles indicadores y los paneles informativos de lo que os hablé. La Ruta de la Viñuela está entre Toledo y Ciudad Real.

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