El dinero no me falta,
la fama me enamora,
tengo un marido listo
y cuatro hijos de anuncio.
Como poco y no hago
ejercicios de ese yoga
que te pone pensamientos
dignos de un monje rojo.
Con los cuarenta cumplidos
subo la pierna a la luna
mientras miro en mis Redes
lo que me critican otros.
Me envidian porque tengo
un cuerpo chicle y dichoso
sin grasa en esas piernas
que aún los enamoran.