He salido a la calle
vestida de albañil
para que nadie me robe
la cartera que relleno
con buenas fotos de mí.
Me he vestido un mono
que dejó un día el pintor
de las paredes de casa
y que nunca me pidió.
Puse una camiseta
tan básica que me da pena
porque su tela se rompe
cuando la lavas tres veces.
Los zapatos son de hombre
y nunca pagué su precio
porque son un buen regalo
de la marca que ellos llevan.