El Parador de Ciudad Rodrigo es un castillo del siglo XIV que está en la Plaza del Castillo, 1, de esta localidad de la provincia de Salamanca. No es un castillo que te llame mucho la atención cuando llegas. Lo ves antiguo, con parte de su fachada cubierta por las horribles hiedras que dan sensación de dejadez.
Su interior es mucho mejor. Lo ves cuidado, aunque conservando su decoración sencilla y antigua. Es como si regresaras a la Edad Media.
A nosotros nos dieron una de las mejores habitaciones: grande, con preciosas vistas a los paisajes del Campo Charro. El Parador está al lado del río Águeda, lo cual lo hace un poco húmedo.
Nuestra habitación parecía la habitación del mismísimo Enrique de Trastámara, el rey que lo mando construir. Tenía una gran cama de matrimonio con la colcha en tonos naranjas, a juego con el cabecero de la cama. El suelo era de baldosas. había una especie de saloncito dentro de la habitación, un escritorio sencillo y antiguo y un armario que había conocido tiempos mejores. Dejé la ropa en las maletas. Aquel armario diminuto no era para mí.
Lo mejor del Parador de Ciudad Rodrigo son sus cuidados jardines. Daba gusto pasear entre los setos. Te sentías como una princesa medieval esperando una guerra.
Os lo recomiendo. Este parador conserva el toque bélico del castillo. Sus estancias comunes son muy guerreras, aunque se notan los afanes de sus gestores pro darle un toque confortable. Lo que fue construido para la guerra no lo cambias. Justo por eso estuvimos un día menos de lo previsto. Mis hijas no se adaptaban. Decían que tenían miedo y esas cosas que dicen los críos cuando quieren fastidiar. Con tantos miedos de las niñas sólo pudimos ir a comer al comedor con arcadas de piedra un día. No se comía mal. No pusieron un asado y unos huevos con farinato que estaban que te chupabas los dedos. Mis hijas ni probaron la comida.
Su interior es mucho mejor. Lo ves cuidado, aunque conservando su decoración sencilla y antigua. Es como si regresaras a la Edad Media.
A nosotros nos dieron una de las mejores habitaciones: grande, con preciosas vistas a los paisajes del Campo Charro. El Parador está al lado del río Águeda, lo cual lo hace un poco húmedo.
Nuestra habitación parecía la habitación del mismísimo Enrique de Trastámara, el rey que lo mando construir. Tenía una gran cama de matrimonio con la colcha en tonos naranjas, a juego con el cabecero de la cama. El suelo era de baldosas. había una especie de saloncito dentro de la habitación, un escritorio sencillo y antiguo y un armario que había conocido tiempos mejores. Dejé la ropa en las maletas. Aquel armario diminuto no era para mí.
Lo mejor del Parador de Ciudad Rodrigo son sus cuidados jardines. Daba gusto pasear entre los setos. Te sentías como una princesa medieval esperando una guerra.
Os lo recomiendo. Este parador conserva el toque bélico del castillo. Sus estancias comunes son muy guerreras, aunque se notan los afanes de sus gestores pro darle un toque confortable. Lo que fue construido para la guerra no lo cambias. Justo por eso estuvimos un día menos de lo previsto. Mis hijas no se adaptaban. Decían que tenían miedo y esas cosas que dicen los críos cuando quieren fastidiar. Con tantos miedos de las niñas sólo pudimos ir a comer al comedor con arcadas de piedra un día. No se comía mal. No pusieron un asado y unos huevos con farinato que estaban que te chupabas los dedos. Mis hijas ni probaron la comida.