Ha encontrado Nieves Álvarez
un traje de presidiaria
compuesto de una faldita
a juego con el jersey
que deja casi el ombligo
al aire de cualquier cárcel.
Sube sus pies a un calzado
con estilo de sandalias,
pero tan brutas y feas
como aquellas que llevaban
los gladiadores en Roma
cuando jugaban a matarse.
Recoge su melenita
en una coleta alta
con aspecto de peinado
despeinado o no peinado.