Perfumes para nosotras

Perfumes para nosotras
Un olor distinto para cada momento

lunes, 24 de octubre de 2016

Mis vacaciones más felices



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Zumaia, Guipúzcoa, es un pueblo vasco muy bonito. Yo estuve con mi marido y unos amigos e hicimos un recorrido turístico inolvidable. Cada vez les encuentro más encanto a los pueblos pequeños que tienen de todo y en el que se conocen todos los vecinos. 

Fuimos a ver los museos de Zuloaga y Beovide, pero sin parar mucho. Estaban llenos de recuerdos históricos de la zona. A mí me gustan mucho este tipo de museos casi sin turistas. Me resultan más relajantes que las iglesias que tanto le gusta visitar a mi chico. No son nada religiosa. 

Lo que sí me encantan son los palacios. Fuimos a ver los palacios de Foronda y Olazábal. Son preciosos. la gente de antes también vivía muy bien cuando era rica. 

Mientras las chicas tomábamos unos cafés en un bar muy coqueto de la localidad, los chicos fueron hasta la Iglesia Parroquial de San Pedro y la ermita de San Telmo. Mi chico aprovechó para hacer un montón de fotos de los dos templos. Tiene una colección de fotografías de iglesias de los lugares que visitamos. 

Acabamos nuestra visita en el Geoparque de la Costa Vasca y en la Ruta del Flysch. había muchos estratos geológicos datados del período Paleoceno, según nos contó mi chico. Él sabe de todo. Es una riqueza natural que no debes perderte si visitas este bonito pueblo vasco. Nosotros no habíamos visto nada igual en ningún otro sitio. 

Lo pasamos bien. Por eso os recomiendo visitar Zumaia, Guipúzcoa, un pueblo lleno de callejuelas que invitan a perderse. De hecho, nosotros nos perdimos un par de veces. Menos mal que la gente del pueblo es muy amable y siempre encuentras a alguien dispuesto a indicarte por donde tienes que regresar a la calle donde has dejado tu coche aparcado. Nosotros fuimos a tomar unos pinchos a un bar que había cerca de la iglesia parroquial. La camarera era un encanto. Nos indicó donde había una tienda para comprar unos recuerdos del pueblo. ah... y no debes perderte el puerto. Es el típico puerto pesquero vasco, con mucho encanto con tantos barquitos de pesca.




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Hay museos de todo, unos más originales que otros. El Museo Vasco del Ferrocarril - Azpeitia no es de los más originales, pero sí un museo que vale la pena visitar, sobre todo si tienes críos. A los niños y niñas les encanta ver trenes viejos. Mis hijas y mis sobrinos lo disfrutaron mucho. 

Mi chico también disfrutó explicándoles a los niños todos los elementos que había en la exposición relacionados con los ferrocarriles. Yo aproveché para imaginarme en uno de aquellos trenes. No me acabé de imaginar porque a mí me gustan las comodidades y aquellos trenes viejos no parecían nada cómodos. Eran trenes, como decía mi marido, para obreros. 

Lo vimos entero. En los bajos, al nivel de las vias, hay diferentes tipos de máquinas, de vagones, tranvías, etc, etc, etc. Vistos los trenes viejos pasamos a una habitación interior, en que guardan toda la maquinaria que servía para el mantenimiento de los trenes y de las vías. Finalmente subimos a los pisos superiores. En el primer piso tenía los uniformes que han lucido los ferroviarios a lo largo de la historia de los trenes en España, desde el antiguo ferrocarril del siglo XIX hasta el moderno AVE. En el segundo piso estaban los relojes de los trenes y de las estaciones. Es una colección de relojes muy completa. 

Nosotros vimos el museo por nuestra cuenta. Algunos días, creo que los domingos, tienen visitas guiadas por seis euros. No nos hizo falta ninguna de estas visitas porque mi chico sabe mucho de trenes. Nos la recomendaron. Los empleados de este museo, igual que los de todos los museos, saben venderte muy bien las visitas guiadas. Yo sólo me apunto a este tipo de visitas cuando estoy sola. Las visitas guiadas me parecen perfectas para personas que visitan los museos solas. Así, por lo menos, puedes hablar con el guía. Es una manera de aprender y de sentirte acompañada.