En Galicia la decisión de abrir los perímetros para ir a darnos abrazos a las aldeas o para que vinieran a las ciudades los familiares de las aldeas a darnos abrazos no fue una buena decisión. Pero no se le puede echar la culpa a la apertura de los perímetros dos días en Navidad y dos días en Fin de Año del incremento de contagios por Coronavirus. Más bien hay que poner el dedo acusador en la celebración de la Navidad. Prohibir la Navidad se le hacía cuesta arriba al señor Feijóo y a los demás políticos gobernantes. Es una fiesta religiosa que ha ido perdiendo la religiosidad cristiana a favor de un carácter de fiesta de la familia extensa e intensa. La loa a la familia es intocable.
Ahora andan mirando los señores de la Xunta a ver si cierran la hostelería un poco más o casi del todo. Les echan la culpa a los bares. Las cifras, en cambio, ponen la culpa en las fiestas prohibidas de las casas particulares y en las reuniones de familiares no convivientes. Todavía no nos hemos dado cuenta que el coronavirus ha venido para marcarnos una forma de relacionarnos distinta. No quiere el bichito famoso que nos demos besos, abrazos, que nos sentemos a comer todos en la misma mesa y que visitemos a los abuelos. Mientras la vacuna no lo remedie, hay que vivir en soledad apartada.
Afortunadamente, en Galicia nos hemos librado de la nevada que dejó la borrasca Filomena en Madrid. La capital del reino está más nevada que el Polo Norte. Al drama del coronavirus han sumado los madrileños el caos de la nevada del siglo. La señora Ayuso anda por las televisiones y por las radios diciendo que hace mucho. El señor Sánchez, Presidente del Gobierno de España, apareció un día después de la nieve de Filomena, con cara de hombre recién despertado. Va a ayudar a los madrileños. Nadie esperaba lo contrario.
Mucho habrá que arrimar el hombro en este país de políticos irresponsables y de ciudadanos más dados a saltarse las normas que a cumplirlas cuando hay fiestas de por medio. Aquí, en Galicia, será la Hostelería la que pagué las fiestas de los que celebraron la Navidad y el Fin de Año como siempre las habían celebrado.
Doña Jimena
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El cazador de estilemas de Álex Grijelmo es una novela que nos da ideas para cazar a esos delincuentes acosadores en las Redes Sociales. Sólo hay que tirar del hilo de los estilemas, es decir, de las muletillas, frases hechas propias de la persona que escribe, uso de mayúsculas, minúsculas, puntuación, etc, etc, etc. Son estilemas que todos dejamos en los textos que escribimos. tiendacoruna.blogspot.com |