Estuve en Benidorm con Patricia y Paula. Fuimos a la Boutique Luna, una tienda de ropa para críos de la que me habían contado maravillas y casi me caigo para atrás cuando vi su ropita. Yo a mis hijas no las vestía así ni loca. La dependienta me recomendaba ropa más propia del circo que de una fiesta de cumpleaños.
Mis hijas estaban invitadas a la fiesta de cumpleaños de la hija de un compañero de mi marido en el Hotel Asia Gardens, un cinco estrellas que tiene unos jardines que parecen el paraíso perdido por Adán y Eva. Dicen que el amigo de mi marido pidió una segunda hipoteca sobre la casa para pagar el fiestón. Una hija sólo sopla una vez en la vida su primera vela de cumpleaños.
Afortunadamente, no llevé a las niñas de moda Boutique Luna. La que iba vestida desde los pies hasta la cabeza de Boutique Luna era la niña del cumpleaños. Pobrecilla. Parecía el payaso más pequeño del circo. Los payasos que habían contratado los padres para animar la fiesta iban más discretos.