Benidorm nunca me pareció una ciudad digna de una chica tan chic como yo. Era lo que pensaba hasta que conocí un hotel con jardines asiáticos que vale la pena cuando estamos en temporada baja.
Nuestra habitación era inmensa, la decoración era de palacio oriental, la cama era de matrimonio de verdad y tenía unas sábanas de hilo que daban ganas robar de lo buenas que eran.
Todo el hotel es muy tranquilo cuando no hay niños. La zona de piscinas no tiene el bullicio que encuentras en las piscinas de otros hoteles de Benidorm mientras no empiezan las vacaciones escolares. Te sirven una piña colada que parece que estás en el Caribe.
Cuando estuvimos nosotros el desayuno se servía en una terraza. Empezabas el día con buen pie, como decía mi marido. El buffet era variado y con productos de muy buena calidad. Los zumos eran de naranja; nada de zumos de cartón.
Lo que no me gustó es que algunas tumbonas no tuvieran sombrillas. Para mí no fue mucho problema porque soy de las que va a la playa. Mi marido, dijo que era mejor pasar de las tumbonas. Una tarde hubo discusiones entre los huéspedes por la reserva de tumbonas. Está prohibido reservar, pero hay gente que se reserva la tumbona para no quedar sin la que le gusta.
La desventaja que le encuentro es la misma que le encuentro a todos los hoteles de Benidorm: siempre están hasta los topes. Con menos huéspedes el Barcelo Asia Gardens Hotel sería perfecto. Tiene unos jardines orientales preciosos. Te parecen menos bonitos cuando los ves llenos de turistas de bajo estanding. Parece que estás en el barrio de Vallecas.
Los empleados también dejan bastante que desear. No son nada amables. Le pedí a las chicas de recepción que les les dijeran a nuestros vecinos de habitación que no hicieran tanto ruido y me contestaron que si quería tranquilidad que no fuera al hotel cuando los niños no tienen colegio. Les dije que eso haría, es decir, no volver. Hay otros hoteles en la costa que tienen jardines bonitos.