La Fonda del Tozal, Teruel, está en la calle del Rincón, en un edificio que data del siglo XVI bastante bien conservado.
No es un hospedaje al que llevaría a mi familia, pero me parece correcto para alojarte sola cuando quieres ahorrar. Todo está limpio y el trato es muy correcto por parte de los empleados.
A mí me dieron una habitación con el techo abuhardillado y cubierto de madera. No me gusta nada este tipo de techos. La cama era de matrimonio, con el cabezal de hierro forjado y un colchón cómodo. La colcha de la cama era blanca, a juego con el mismo color de las paredes. El armario era como de los años cincuenta, con un espejo por fuera de las puertas.
Peor me pareció el cuarto de baño. Azulejos en blanco y azul. Hasta la mitad de las paredes me recordaban los azulejos romanos. La bañera era pequeña y tenía una cortina que acabé quitando porque me daba asco aunque se veía limpia. La pileta era para quitarle una foto. No era más que un plato de cerámica a juego con los azulejos metida en la encimera. El resto de los sanitarios se veían muy usados.
La fonda no es muy silenciosa, más bien todo lo contrario. Me dijeron que a mí me había tocado una noche de fiesta en la calle. También el bar de la fonda tenía mucha vidilla. Con el billar, los dardos y demás la gente estaba muy animada.
Lo que no me gustó nada fue que admitieran mascotas. Una señora que estaba a dos habitaciones de la mía tenía un gato que maulló toda la noche. Un desastre.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar la Fonda del Tozal, Teruel. Tiene sus ventajas como el wi fi gratuito o la calefacción regulable, pero también tiene desventajas como el televisor antiguo que había en mi habitación o la minúscula bañera con grifos antiguos en los que es casi imposible poner el agua templada para ducharte.
No es un hospedaje al que llevaría a mi familia, pero me parece correcto para alojarte sola cuando quieres ahorrar. Todo está limpio y el trato es muy correcto por parte de los empleados.
A mí me dieron una habitación con el techo abuhardillado y cubierto de madera. No me gusta nada este tipo de techos. La cama era de matrimonio, con el cabezal de hierro forjado y un colchón cómodo. La colcha de la cama era blanca, a juego con el mismo color de las paredes. El armario era como de los años cincuenta, con un espejo por fuera de las puertas.
Peor me pareció el cuarto de baño. Azulejos en blanco y azul. Hasta la mitad de las paredes me recordaban los azulejos romanos. La bañera era pequeña y tenía una cortina que acabé quitando porque me daba asco aunque se veía limpia. La pileta era para quitarle una foto. No era más que un plato de cerámica a juego con los azulejos metida en la encimera. El resto de los sanitarios se veían muy usados.
La fonda no es muy silenciosa, más bien todo lo contrario. Me dijeron que a mí me había tocado una noche de fiesta en la calle. También el bar de la fonda tenía mucha vidilla. Con el billar, los dardos y demás la gente estaba muy animada.
Lo que no me gustó nada fue que admitieran mascotas. Una señora que estaba a dos habitaciones de la mía tenía un gato que maulló toda la noche. Un desastre.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar la Fonda del Tozal, Teruel. Tiene sus ventajas como el wi fi gratuito o la calefacción regulable, pero también tiene desventajas como el televisor antiguo que había en mi habitación o la minúscula bañera con grifos antiguos en los que es casi imposible poner el agua templada para ducharte.