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La Alpujarra, Granada, es una tierra legendaria. Cuando la conoces, tienes que volver porque tiene mucho encanto.
Cuando conocí la Alpujarra me llamaron la atención las montañas que tiene durante kilómetros. Puedes ir por pequeños caminos, ideales para practicar senderismo. Nosotros fuimos con unos amigos por las laderas meridionales de la famosa Sierra Nevada. Los pueblos alpujarreños son muy bonitos. Puedes ir andando y parando en los pueblecitos para tomar algo. A mí caminar me da mucha hambre.
Donde más paramos fue en el pueblo de Yátor, en el fondo de un valle recorrido por el río que también se llama Yátor.
Otro pueblo de La Alpujarra que visitamos fue Yegen. Me encantó su Barrio Bajo. Es muy bonita la plaza del Barrio Bajo, con una fuente abrevadero
La Alpujarra tiene un paisaje de cárcavas semidesérticas, con vastas panorámicas hacia las sierras prelitorales de Gádor en la provincia de Almería y la Contraviesa en la provincia de Granada. Tampoco debes perderte el Cerrajón de Murtas. ¿Y qué decir de la aldea más bonita de la Alpujarra? La aldea de Montenegro es para no perdértela.
Os recomiendo visitar La Alpujarra. Es el sitio perfecto para practicar senderismo con amigos o con familiares. Yo fui con mi chico y con unos amigos y nos lo pasamos de cine, pero reconozco que comimos más por los bares de los pueblos que anduvimos. Como dice mi chico, yo practico senderismo de tapeo por los pueblos.
La Alpujarra no te deja indiferente con un paisaje de cárcavas y formas erosionadas. La Alpujarra te gusta o no te gusta. No hay términos medios.
Cuando conocí la Alpujarra me llamaron la atención las montañas que tiene durante kilómetros. Puedes ir por pequeños caminos, ideales para practicar senderismo. Nosotros fuimos con unos amigos por las laderas meridionales de la famosa Sierra Nevada. Los pueblos alpujarreños son muy bonitos. Puedes ir andando y parando en los pueblecitos para tomar algo. A mí caminar me da mucha hambre.
Donde más paramos fue en el pueblo de Yátor, en el fondo de un valle recorrido por el río que también se llama Yátor.
Otro pueblo de La Alpujarra que visitamos fue Yegen. Me encantó su Barrio Bajo. Es muy bonita la plaza del Barrio Bajo, con una fuente abrevadero
La Alpujarra tiene un paisaje de cárcavas semidesérticas, con vastas panorámicas hacia las sierras prelitorales de Gádor en la provincia de Almería y la Contraviesa en la provincia de Granada. Tampoco debes perderte el Cerrajón de Murtas. ¿Y qué decir de la aldea más bonita de la Alpujarra? La aldea de Montenegro es para no perdértela.
Os recomiendo visitar La Alpujarra. Es el sitio perfecto para practicar senderismo con amigos o con familiares. Yo fui con mi chico y con unos amigos y nos lo pasamos de cine, pero reconozco que comimos más por los bares de los pueblos que anduvimos. Como dice mi chico, yo practico senderismo de tapeo por los pueblos.
La Alpujarra no te deja indiferente con un paisaje de cárcavas y formas erosionadas. La Alpujarra te gusta o no te gusta. No hay términos medios.
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El Museo del Chocolate, Sueca, en Valencia es un museo que no debes perderte si te gusta tanto el chocolate como a mí. Yo soy de las que me levanto el ánimo con un trocito de chocolate. Me gustan todos los chocolates, hasta con el chocolate blanco me chupo los dedos.
Cuando sales de este museo sabes todo lo habido y por haber del chocolate. La visita empieza con una explicación completa que incluye la historia del chocolate, su fabricación y los utensilios que se utilizan y se utilizaron en la elaboración de este producto tan delicioso. No se olvidan de las supersticiones. Te dan un grano de café diciendo que da suerte. Yo lo tiré. No me gusta creer cosas sin fundamento.
Yo hubiera quitado tanta explicación. Te hacen perder el tiempo con una especie de clase magistral que aburrió a más no poder a mis hijas y con un vídeo que te anticipa lo que vas a ver en las salas del museo.
En este museo tienen utensilios, máquinas antiguas como las tostadoras de cacao, descascarilladoras, pastadoras, máquinas emulsionadoras y demás. Esta parte de la visita, que es guiada, fue la que menos me gustó. donde disfruté del museo fue cuando accedimos a la fábrica de chocolate Comes, una fábrica que data del año 1870 y que sigue elaborando sus chocolates de manera artesanal.
Nos dieron unos chocolates que estaban muy buenos. Fue lo mejor de la visita. Yo hubiera quitado tanta explicación. Servidora había entrado en el museo para probar los chocolates, no para que me subieran el dolor de cabeza con una clase magistral sobre el chocolate.
Pese a todo, os recomiendo visitar el Museo del Chocolate, Sueca. Es un museo mejorable, por supuesto, pero huele tan bien que da gusto pasear por sus distintas salas. Mis hijas se quitaron el aburrimiento de encima degustando los chocolates. Deberían dar más. Salimos del museo con ganas de más chocolate.
Cuando sales de este museo sabes todo lo habido y por haber del chocolate. La visita empieza con una explicación completa que incluye la historia del chocolate, su fabricación y los utensilios que se utilizan y se utilizaron en la elaboración de este producto tan delicioso. No se olvidan de las supersticiones. Te dan un grano de café diciendo que da suerte. Yo lo tiré. No me gusta creer cosas sin fundamento.
Yo hubiera quitado tanta explicación. Te hacen perder el tiempo con una especie de clase magistral que aburrió a más no poder a mis hijas y con un vídeo que te anticipa lo que vas a ver en las salas del museo.
En este museo tienen utensilios, máquinas antiguas como las tostadoras de cacao, descascarilladoras, pastadoras, máquinas emulsionadoras y demás. Esta parte de la visita, que es guiada, fue la que menos me gustó. donde disfruté del museo fue cuando accedimos a la fábrica de chocolate Comes, una fábrica que data del año 1870 y que sigue elaborando sus chocolates de manera artesanal.
Nos dieron unos chocolates que estaban muy buenos. Fue lo mejor de la visita. Yo hubiera quitado tanta explicación. Servidora había entrado en el museo para probar los chocolates, no para que me subieran el dolor de cabeza con una clase magistral sobre el chocolate.
Pese a todo, os recomiendo visitar el Museo del Chocolate, Sueca. Es un museo mejorable, por supuesto, pero huele tan bien que da gusto pasear por sus distintas salas. Mis hijas se quitaron el aburrimiento de encima degustando los chocolates. Deberían dar más. Salimos del museo con ganas de más chocolate.