El Hotel Palau Lo Mirador, Torroella De Montgrí fue un palacio para mis vacaciones. Habitaciones amplias, jardines de cuento de hadas, un restaurante que abría el apetito con sus manjares, parking gratis...
Lamentablemente, no todas fueron ventajas. Me decepcionó no tener conexión wi fi. Casi me muero del susto cuando supe que no podía conectarme a la Red de Redes desde mi habitación. Otra desventaja fue no tener ascensor. Tirar de dos criaturas escaleras arriba me dejaba sin fuerzas.
Dentro de este hotel te sientes como en la Edad Media. todas las habitaciones tienen nombres de personajes antiguos. El nuestro era un vasallo de un Rey de Aragón. Nos tocó una habitación grande, con sillones tapizados en color azul, igual que el sofá y el cabecero de la cama. Teníamos un balcón con vistas al precioso jardín.
El cuarto de baño tenía una bañera con hidromasaje fabulosa. Casi era mejor el cuarto de baño que la habitación. Los sanitarios se veían nuevos y nos dejaron amenities de sobra, pañuelos de papel incluidos.
La habitación me apreció oscura. De día aún había luz, pero de noche, las lámparas no iluminaban casi nada. Mi chico decía que aquello era romántico. Mis hijas no decían lo mismo. Se metían en mi cama muertas de miedo.
Pese algunas incomodidades, os recomiendo este hotel. Es muy palaciego. Los jardines los tienen muy cuidados. Da gusto pasear por ellos. Te sientes una princesa que regresa a su castillo de la Edad Media.
Del restaurante del hotel sólo puedo decir maravillas. Es un restaurante muy bueno, con una comida variada y sabrosa, sobre todo para los paladares infantiles, y con platos mediterráneos muy bien presentados. La playa te queda a unos seis kilómetros. Nosotros fuimos con las niñas por los alrededores. Hay pueblos preciosos. Por ejemplo, Llafranc, Calella, Begur, L'estartit, Peratallada, Pals... Merecen una visita.
Lamentablemente, no todas fueron ventajas. Me decepcionó no tener conexión wi fi. Casi me muero del susto cuando supe que no podía conectarme a la Red de Redes desde mi habitación. Otra desventaja fue no tener ascensor. Tirar de dos criaturas escaleras arriba me dejaba sin fuerzas.
Dentro de este hotel te sientes como en la Edad Media. todas las habitaciones tienen nombres de personajes antiguos. El nuestro era un vasallo de un Rey de Aragón. Nos tocó una habitación grande, con sillones tapizados en color azul, igual que el sofá y el cabecero de la cama. Teníamos un balcón con vistas al precioso jardín.
El cuarto de baño tenía una bañera con hidromasaje fabulosa. Casi era mejor el cuarto de baño que la habitación. Los sanitarios se veían nuevos y nos dejaron amenities de sobra, pañuelos de papel incluidos.
La habitación me apreció oscura. De día aún había luz, pero de noche, las lámparas no iluminaban casi nada. Mi chico decía que aquello era romántico. Mis hijas no decían lo mismo. Se metían en mi cama muertas de miedo.
Pese algunas incomodidades, os recomiendo este hotel. Es muy palaciego. Los jardines los tienen muy cuidados. Da gusto pasear por ellos. Te sientes una princesa que regresa a su castillo de la Edad Media.
Del restaurante del hotel sólo puedo decir maravillas. Es un restaurante muy bueno, con una comida variada y sabrosa, sobre todo para los paladares infantiles, y con platos mediterráneos muy bien presentados. La playa te queda a unos seis kilómetros. Nosotros fuimos con las niñas por los alrededores. Hay pueblos preciosos. Por ejemplo, Llafranc, Calella, Begur, L'estartit, Peratallada, Pals... Merecen una visita.