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vacaciones de último minuto

martes, 3 de enero de 2017

Mis vacaciones de Navidad



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Hace unos días estuvimos por Girona y fuimos al Lleuresport, Girona, un parque para niños y niñas donde los más pequeños de la casa tienen todo lo que necesitan para divertirse. Lo que no divierte mucho a los padres es pagar seis euros por niño si son mayores de dos años. Menos mal que a los padres y madres no nos cobran entrada. Nos cobrarían si también fuéramos niños. a ellos les viene muy bien que los niños vayan acompañados para que tengan cuidadores gratis. 

Es un parque infantil de navidad que sólo está abierto hasta Reyes. Tienen actividades de entretenimiento y educativas para los niños. Mis sobrinos habían ido el año pasado y quedaron muy contentos. Tan bien nos hablaron de este parque que nos animamos a pagar seis euros por niña para que se divirtieran tanto como sus primos. 

Yo me aburrí bastante. Los juegos de colchonetas y pelotas no me van. Prefiero que mis hijas tengan unas animaciones más formativas. Mi marido, en cambio, se divirtió como un niño; incluso se atrevió a tirarse en una colchoneta que te impulsaba hasta las alturas. Es como un niño. 

Pude observar que tenían bastante personal. Mucho chico y chica joven intentando que ningún niño se quedara en una esquina mirando sin participar en los juegos. Este tipo de parques navideños son ideales, pues, para los críos tímidos. Te los espabilan enseguida. 

Os recomiendo este Lleuresport, Girona, que llevan varios años celebrándolo con éxito. Tanto éxito tienen que este último año han ampliado sus instalaciones. había mucho niño de turista. Los turistas son los primeros que apuntan a sus hijos a actividades de animación. 

Os recomiendo también haceros socios. Si eres socio, te salen las entradas de los niños a cuatro euros. Yo no me hice socia porque no vivo allí y no sé si para el año iremos por Girona. Mis cuñados no nos invitan todos los años a su casona.




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El Parador de Cambados en Pontevedra me pareció muy clásico. No sale del estilo antiguo de los paradores. Tiene salones con recias columnas de piedra y techos forrados de madera, habitaciones luminosas y un restaurante con cocina gallega. 

Yo estuve con mi chico y unos amigos en lo que iba a ser una reunión de viejos compañeros de colegio y se convirtió en una reunión de antiguos compañeros y esposas. A los maridos no los puedes dejar solos porque enseguida te dejan por una novia adolescente. 

El Parador de Cambados está en el antiguo pazo de Bazán, un edificio que fue construido en el lejano siglo XVII. Igual que el resto de Paradores de la Red Nacional se caracteriza por su tranquilidad, sobre todo si te toca al lado de una habitación vacía. La insonorización deja bastante que desear, pero, como no había mucha gente, reinaba la tranquilidad. 

Las habitaciones no son todas iguales. La nuestra era más sencilla que la de un compañero de mi marido que tenía nada menos que una cama de medio dosel. en cambio, en nuestra habitación no había cama de dosel sino una cama de matrimonio grande con un cabecero de madera que parecía de antes de la Guerra Civil. Me sobraron las tres alfombras que nos dejaron sobre el suelo de madera. Las alfombras no me gustan nada. 

Lo que más me gustó fue el restaurante del parador. Comimos una empanada de berberechos que me encantó. Estaba que te chupabas los dedos. Lo mismo puedo decir del lenguado al albariño y de los mariscos. Sólo sirven platos de cocina gallega. 

Os recomiendo este Parador de Cambados. El personal es amable y lo tienen todo muy limpio. Yo le quitaría las alfombras. Las había hasta en los salones. Las alfombras por limpias que estén siempre dan sensación de suciedad. Me pasa lo mismo que con la moqueta.





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