Conduce Isabel II
con sus 94 añazos
sin que teman los británicos
que su Reina se les mate
con el land rover que lleva
dirigido por sus manos.
Se apartan los más jóvenes
del paso de la anciana,
los viejos le dicen ¡viva!,
las viejas le gritan ¡guapa!
y entre el beautiful
y la larga vida deseada,
doña Isabel se adentra
por las carreteras británicas.
Su hijo Carlos espera
con aburrimiento el cargo
y decide olvidarse
de las lechugas que planta
para centrarse contando
los días que aún le faltan
para que lo nombren Rey
de la Pequeña Bretaña.
Isabel conduce y reina
despreciando a don Carlos,
el hijo que le salió
algo feo y delicado.
El marido de Isabel,
también viejo y anciano,
no sabemos si conduce,
pero sabemos que evita
subir al coche que lleva
su Reina con regias manos.