El señor Bergoglio, Papa de Roma para más señas, no usa mascarilla. Lo vimos en el encuentro que tuvo con el Presidente de Sánchez, señora y ministros acompañantes. La delegación española se quitó las mascarillas porque debió pensar que las dependencias del Papa Bergoglio en el Vaticano están libres de coronavirus. Un mal gesto por parte de un Gobierno que al día siguiente declara un nuevo Estado de Alarma en España.
Hay que dar ejemplo. Ese Papa, de una Iglesia que dice defender la vida, debería ser el primero en cubrirse la boca y la nariz con una tela. El mismo gorrito que lleva en su santa cabeza le valía para improvisar una mascarilla en el morro. Es lo que hacemos muchos ciudadanos y ciudadanas que salimos a las calles con tapabocas confeccionados en casa y homologados por el hilo y aguja de los costureros. No llega el dinero para comprar mascarillas de usar y tirar.
El culpable de la escasez económica que sufrimos en este país nuestro era el otro protagonista de las fotos de mascarillas fuera en el Vaticano. Me refiero al señor Sánchez. Allí lo teníamos diciendo sí al pontífice y sí al mal ejemplo del señor de la sotana blanca. Donde no lo tenemos es gobernando bien España. Por su culpa habrá un nuevo Estado de Alarma. Era obligación suya poner las restricciones adecuadas para no regresar a una limitación total de los derechos y libertades que nos garantiza la Constitución a los españoles.
Ni ejemplo ni buen gobierno. Así nos va. ¿Qué vamos a esperar los ciudadanos y ciudadanas de un hombre que anda con su mascarilla floja y se descubre ante el coronavirus y ante el Papa de Roma?... Esas fotos sin mascarillas son el peor ejemplo que se puede dar a los jóvenes y menos jóvenes. Son una irresponsabilidad.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompañado por su esposa, Begoña Gómez, es recibido este sábado en audiencia por el papa Francisco a en el palacio apostólico del Vatica www.elmundo.es |
Doña Jimena