Yo quiero a tu marido, pero te lo dejo, le dijo en su día Concha Velasco a la mujer de Manolo Escobar. La mujer del cantante del Porompompero debió pensar que era una broma. Por eso se hizo amiga de Concha. Pero no, no era una broma. Concha amaba a Manolo, le gustaba su simpatía, su cuerpo, su fama. Quería tanto a Manolo Escobar que decidió no seguir adelante con el amor que implicaría la ruptura del matrimonio del cantante con la señora alemana que siempre fue su ama de casa.
Bertín Osborne entrevistó a Concha Velasco en su programa de Telecinco. Sentados en un tresillo, Concha le resumía su pasado y su presente. Soltaba alguna confidencia sin importancia. La confidencia importante no la soltó. Doña Concha, todavía actriz sin jubilar, no ha perdido la cabeza. Con sus ochenta años cumplidos y pasados sigue negándose a revelar la identidad del padre de su hijo. El hombre que la hizo madre soltera sigue siendo un desconocido.
Se acuerda la actriz de su marido durante 35 años. Paco Marsó fue un buen padre, recuerda. Sus hijos, el propio y el apropiado, lo quieren. Ella también lo quiso mucho. Le gustaba la simpatía de Paco. Fue una pena que le saliera un hombre derrochón. A Concha la invade la pena cuando recuerda los apuros económicos a los que la abocó su pareja.
Eran otros tiempos. Ahora Concha es feliz siendo la actriz protagonista de las obras de teatro de su hijo Manuel. La última es "La habitación de María". Manuel Marsó tiene mucha suerte con su madre. Sus obras de teatro no pueden tener mejor publicidad. Un cartel con el nombre de Concha Velasco vende entradas. Como dicen los actores y actrices de teatro: mucha mierda.
Doña Jimena
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