Pensaban que cerraría
mi casa de Puerta de Hierro
cuando Miguel se marchó
y me dejó la herencia
de mantener la mansión
con legiones de doncellas.
No ha pasado tal cosa
gracias a mi emprendimiento
vendiendo crema a crema
los tarros que siempre pruebo.
Voy por las tiendas diciendo
que mis cremas son estupendas
y me invitan a las teles
a recomendar cosméticos.
No tendrán que mantenerme
mis hijos los más cantantes
porque gano tanta pasta
como Enrique cuando canta.