El Hotel Wellington en Madrid es un hotel que ya tienen unos añitos, pero está perfecto pese a haber sido inaugurado el año 1952.
Yo he estado alguna vez con mi marido y las niñas. No es un hotel que me gusté mucho, pese a ser elegante y lujoso. Le encuentro una decoración demasiado clásica. Siempre tengo la sensación de estar en un palacio de otro siglo por el que no han pasado los años.
Tiene una ubicación muy buena para hacer turismo cultural por Madrid. Está en el Barrio de Salamanca, junto al Parque del Retiro. Muy cerca te queda el llamado Triángulo del Arte, es decir, los museos del Prado, Thyssen y el Centro de Arte Reina Sofía.
Todas las habitaciones del Hotel Wellington en Madrid tienen un estilo clásico igualito al de las estancias comunes. Las sábanas de las camas son de hilo, hay una carta de almohadas y de las amenities que te dejan en el cuarto de baño no hay queja. Todo es de marca y de precio caro.
La última vez nos alojamos en una suite. Las suites son mejores que las habitaciones individuales. La nuestra tenía unas vistas preciosas. No era para menos estando situada, al igual que las restantes suites, en las mejores partes del edificio del hotel. Encima estaba dotada de la tecnología más vanguardista. Mi marido pudo disfrutar del mejor televisor para ver el fútbol.
También tuvimos la suerte de entrar en uno de sus 14 salones privados. Todos ellos están iluminados con mucha luz natural. Nosotros asistimos en uno de estos salones a una reunión de trabajo.
Menos me gustó el The Wellington Club, un salón privado íntimo y tranquilo, con sofás muy cómodos y terrazas con jardines verticales desde las que se ve un Madrid muy bonito. Os decía que no me gustó porque en esas terrazas dejan fumar y aquello parecía una chimenea tóxica. Prefiero menos lujo y poder respirar.
El desayuno fue un buffet muy completo. No necesité comer hasta la cena. En este hotel se come muy bien. En todos sus restaurantes tienen chefs.
Encima, en la cubierta del hotel, hay un huerto. Es el huerto urbano más grande que hay en Madrid. Tiene 14 parcelas de cultivo ecológico. Tampoco me gusta nada tener un huerto en el tejado. Los huertos no son para poner encima de un edificio. Siempre acaban pasándole factura.
El Hotel Wellington en Madrid tiene un spa con hidromasaje, una fuente de hielo, una ducha de sensaciones, un baño de vapor y un área de relajación. Yo me relajé más en nuestra suite. Las relajaciones colectivas no van conmigo. Siempre me relajo en la intimidad.
Yo he estado alguna vez con mi marido y las niñas. No es un hotel que me gusté mucho, pese a ser elegante y lujoso. Le encuentro una decoración demasiado clásica. Siempre tengo la sensación de estar en un palacio de otro siglo por el que no han pasado los años.
Tiene una ubicación muy buena para hacer turismo cultural por Madrid. Está en el Barrio de Salamanca, junto al Parque del Retiro. Muy cerca te queda el llamado Triángulo del Arte, es decir, los museos del Prado, Thyssen y el Centro de Arte Reina Sofía.
Todas las habitaciones del Hotel Wellington en Madrid tienen un estilo clásico igualito al de las estancias comunes. Las sábanas de las camas son de hilo, hay una carta de almohadas y de las amenities que te dejan en el cuarto de baño no hay queja. Todo es de marca y de precio caro.
La última vez nos alojamos en una suite. Las suites son mejores que las habitaciones individuales. La nuestra tenía unas vistas preciosas. No era para menos estando situada, al igual que las restantes suites, en las mejores partes del edificio del hotel. Encima estaba dotada de la tecnología más vanguardista. Mi marido pudo disfrutar del mejor televisor para ver el fútbol.
También tuvimos la suerte de entrar en uno de sus 14 salones privados. Todos ellos están iluminados con mucha luz natural. Nosotros asistimos en uno de estos salones a una reunión de trabajo.
Menos me gustó el The Wellington Club, un salón privado íntimo y tranquilo, con sofás muy cómodos y terrazas con jardines verticales desde las que se ve un Madrid muy bonito. Os decía que no me gustó porque en esas terrazas dejan fumar y aquello parecía una chimenea tóxica. Prefiero menos lujo y poder respirar.
El desayuno fue un buffet muy completo. No necesité comer hasta la cena. En este hotel se come muy bien. En todos sus restaurantes tienen chefs.
Encima, en la cubierta del hotel, hay un huerto. Es el huerto urbano más grande que hay en Madrid. Tiene 14 parcelas de cultivo ecológico. Tampoco me gusta nada tener un huerto en el tejado. Los huertos no son para poner encima de un edificio. Siempre acaban pasándole factura.
El Hotel Wellington en Madrid tiene un spa con hidromasaje, una fuente de hielo, una ducha de sensaciones, un baño de vapor y un área de relajación. Yo me relajé más en nuestra suite. Las relajaciones colectivas no van conmigo. Siempre me relajo en la intimidad.