La verdad de la pandemia de Cristina Martín Jiménez es un libro polémico que seguro que gusta a los que buscan tres pies al gato pese a saber que tiene cuatro patas. Nada cuadra, nos dice la autora. Este libro está en la línea de "Los amos del mundo", el libro anterior de Cristina Martín, que nos alertaba de la posibilidad de una pandemia. Esta mujer es muy dada a pensar en fatalidades. No se le escapa una. Por ejemplo, cuando se fija en las pruebas de la vacuna de la gripe A, encuentra muchas personas que la probaron muertas.
Cristina es una cristiana católica de una escuela que no se lleva. Tan obsesionada está con los males del mundo y sus causantes, que nos habla de una guerra contra la civilización cristiana, la única civilización que diferencia el bien del mal, la civilización que cree que el fin no justifica los medios.
Los culpables de la pandemia del coronavirus son, según ella, los que dicen que hay que reducir la población por el bien del planeta. Les pone nombres, por supuesto: los grandes fondos financieros reconvertidos en filántropos. Esos falsos mesías, nombrados en el Nuevo Testamento, tienen la culpa del coronavirus.
Afortunadamente, nos sigue contando en este libro, hay más estructuras de poder. Cada estructura de poder tiene sus planes de dominación. De vez en cuando aparece una tiranía que plantea dominar el mundo. Nos habla del poder organizado en grupos de poder.
Siguiendo con los culpables del covid-19 señala sin ruborizarse a Bill Gates, el rico malo más visible. El señor Gates forma parte del club de los filántropos. Estos grupos de poder malignos trabajan con sociólogos y economistas de la élite. Cristina señala a la famosa Escuela de Chicago como asesora e inspiradora de las prácticas de los filántropos que quieren a toda costa reducir la población en el mundo mundial.
Nada es azaroso para esta mujer. Por ejemplo, el fuego que acabó con la catedral de Notre Dame también la hace reflexionar. Se fija en el grupo de arquitectos que plantea una reconstrucción distinta del edificio. Quieren, nos dice, acabar con los símbolos del catolicismo cristiano.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el libro. Es una lectura disparatada, una opinión políticamente incorrecta, la opinión de una mujer que se manifiesta casi partidaria de Donald Trump. El actual presidente de los Estados Unidos nos lo presenta como un hombre que representa un peligro para los poderosos que quieren ir contra el cristianismo. Imaginar a Donald Trump defendiendo al cristianismo es mucho imaginar. Yo creo que más bien defiende su bolsillo. Cristo y sus seguidores poco le importan al señor Trump.
Volviendo al virus de la covi, Cristina Martín Jiménez afirma rotunda que es un virus modificado genéticamente en laboratorio. ¿No vemos como ataca a los mayores preferentemente?... Cuando llegué a tanta rotundidad tuve que cerrar el libro. Lo volví a abrir un poco recuperada del espanto y fui hacia otro disparate: esta mujer propone a sus lectores una rebelión contra las normas. Nos propone amarnos, tocarnos, besarnos y reunirnos. Intentaré saber por dónde anda para apartarme de sus abrazos.
Después de leer el libro casi echo en falta la censura. Pienso en los muchos muertos por culpa del covid-19 y tiro el libro en la papelera. Lo siento, señora. Pero yo no comparto los abrazos ni los besos que nos propone en su libro.
Cristina Martín Jiménez es una autora muy polémica. De las vacunas dice que son buenas, pero pueden llegar a ser malas si se abusa de su uso. No creo que nadie abuse del uso de las vacunas. Se ponen las vacunas justas. La homeopatía cuenta con sus parabienes. Está prohibida porque atenta contra el negocio de las farmacéuticas.
El libro es nada recomendable. Sólo merece la pena que lo leas si quieres saber lo que no hay que hacer: besarnos y abrazarnos y, lo que es peor, reunirnos. Supongo que Cristina se hará todas las semanas la prueba para saber si está infectada por tanto abrazar y besar.
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¿Comprar leña? Pues sí. Como dice mi suegra, regresamos al pasado. La madre de mi marido recuerda aquellos años de la postguerra española en la que se vendían troncos de leña en las ferias de las ciudades y pueblos del país, sobre todo de las ciudades. las cocinas funcionaban con leña y carbón. sevende5.blogspot.com |