Perfumes para nosotras

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Un olor distinto para cada momento

viernes, 24 de julio de 2020

El negocio del cibersexo en auge por el coronavirus



El dinero fácil es muy apetecible. Lees que una mujer que se desnuda en un show caliente ante la cámara de su ordenador portátil gana tres mil euros al mes y te vienen ganas de hacer lo mismo. Con la cara tapada nadie te reconocería, piensas. ¡Son tres mil eurazos al mes! ¡Lo que tú harías con esos tres mil! Vivirías mejor que la Reina de España.

Existe ese dinero fácil porque existen las debilidades humanas. Al otro lado de las pantallas de los ordenadores se encuentran hombres y mujeres ávidos de sexo. ¿Mujeres? Sí, supongo que también habrá mironas. Mirones y mironas hay en el silencio de sus habitaciones mirando a las y los modelos que exhiben sus cuerpos en un juego erótico con juguetes comprados en Amazon desde el anonimato del que recibe en su casa la compra que no sería capaz de ir a realizar a una tienda erótica a cara descubierta. Todo anónimo. Todo adictivo. Todo sanitariamente correcto.

La crisis del coronavirus le da alas al negocio del cibersexo. Evitamos tocar a la pareja para tocarnos nosotros según vemos hacer en la pantalla. Hasta puede ser más emocionante. La masturbación deja de ser pecado para ser una diversión recomendable.

No voy a animar al personal a practicar cibersexo, pero casi lo haría. Es dinero fácil para quien se gana la vida haciendo shows de cuarto de baño. Es una diversión segura para el que se deja llevar por la lujuria mientras mira la carne vendida a buen precio. Es un ahorro para la sanidad pública, es decir, para el Estado porque evita contagios por prácticas sexuales de riesgo.

María Rey
Economista