Comemos en un restaurante chic
y tú cuentas los euros
mientras yo no devoro
el entrecot que lleva
patatas muy sabrosas.
¿Tendrás dinero, amor mío,
para pagar la cena
o iremos a la cárcel
por estafar a un chef?
Dices que el cash te llega
y empiezo a comer
un trozo de patata
cocida en salsa puré.