Amiga mía:
Es horrible acabar los días de una en esas residencias de ancianos tan aburridas. Te matarán de pena a poco que te descuides. Yo te aconsejo apartarte de las penas para sobrevivir.
Piensa que esas cuidadoras amargadas que te quieren obligar a tomar una medicación que no es más que una fuente de ingresos para las farmacéuticas son tus criadas. Eso no quiere decir que debas contestarles mal, pero sí que les debes contestar con distancia. Ellas esperan que te encariñes con ellas. El cariño, no lo olvides, es una debilidad. Trátalas como a los desconocidos que no te interesan.
Exije que te lleven la comida a tu habitación. Nada de comer en el comedor de la residencia rodeada de ancianos moribundos. Tú eres la reina de la tercera edad rejuvenecida. No lo olvides.
Para pasear por el jardín de la residencia no necesitas compañía. Te vistes de cine con esa ropa cara que te compró tu hija y paseas sola. Las enfermedades se contagian. Que no se te acerquen esas personas que han aceptado el final de sus vidas útiles.
Puedes ser feliz en una residencia de ancianos si te comportas como si estuvieras viviendo en un hotel de cinco estrellas. Sólo depende de ti.
Saludos
El fantasma