El Hotel Parada La Pastora en Zaragoza está en la Comarca de las Cinco Villas. Nosotros estuvimos un fin de semana que a mi marido le dio por disfrutar la naturaleza del Prepirineo en familia. Más de dos días no hubiera aguantado yo en un paraje tan frío. Mi marido hizo alguna ruta de senderismo por los alrededores. Yo ni salí del hotel.
El hotel en cuestión tiene su encanto. Los dueños lo tienen muy bien cuidado. Más que un hotel podría decirse que es una casa rural. Sólo tiene 10 habitaciones. Te sientes como en la casa de tu abuela en la aldea.
La decoración de El Hotel Posada de la Pastora conserva el encanto de la antigüedad. La cama de nuestra habitación tenía el cabecero de forja y la pared de atrás pintada de color salmón. Nos quisieron dar una habitación con esa pared en color azul oscuro. Les pregunté si tenían una habitación más alegre. La segunda habitación no es que fuese un cuarto que te levantara mucho la moral, pero me parecía más alegre. No me importó que fuese más pequeña.
Lo que menos me gustaba de la habitación era un espejo enmarcado como un cuadro barato que estaba sobre una pequeña mesa a modo de escritorio haciendo juego con una silla de madrea muy simplona. Acabé retirando el dichoso espejo. Quedaba como un pegote.
Os recomiendo este hotel que está en un pueblo que se llama Uncastillo. Me parece una buena opción para un fin de semana en plena naturaleza aragonesa. El pueblo es bastante medieval. Tiene unas seis iglesias que yo no visité, pero mi marido sí visitó. Fue de iglesia en iglesia con las niñas mientras yo me quedé en la habitación leyendo.
El hotel en cuestión tiene su encanto. Los dueños lo tienen muy bien cuidado. Más que un hotel podría decirse que es una casa rural. Sólo tiene 10 habitaciones. Te sientes como en la casa de tu abuela en la aldea.
La decoración de El Hotel Posada de la Pastora conserva el encanto de la antigüedad. La cama de nuestra habitación tenía el cabecero de forja y la pared de atrás pintada de color salmón. Nos quisieron dar una habitación con esa pared en color azul oscuro. Les pregunté si tenían una habitación más alegre. La segunda habitación no es que fuese un cuarto que te levantara mucho la moral, pero me parecía más alegre. No me importó que fuese más pequeña.
Lo que menos me gustaba de la habitación era un espejo enmarcado como un cuadro barato que estaba sobre una pequeña mesa a modo de escritorio haciendo juego con una silla de madrea muy simplona. Acabé retirando el dichoso espejo. Quedaba como un pegote.
Os recomiendo este hotel que está en un pueblo que se llama Uncastillo. Me parece una buena opción para un fin de semana en plena naturaleza aragonesa. El pueblo es bastante medieval. Tiene unas seis iglesias que yo no visité, pero mi marido sí visitó. Fue de iglesia en iglesia con las niñas mientras yo me quedé en la habitación leyendo.