Acaban de descubrir que eres la amante de un hombre felizmente casado y está en boca de todos. Que no te importe. Sois dos en el pecado. Tú muéstrate digna y ríete del mundo mundial.
Ese tonto que tenía un anillo de casado en el dedo ha caído en tus redes de mujer devorahombres. Ahora la esposa cornuda no sabe si pedirle el divorcio o seguir fingiendo que su matrimonio es feliz. Ya se le pasará. Los amigos no salen de su espanto porque pensaban que eras una tonta que no se comía un rosco. Ya era hora de que supieran que eres una chica lista que se come los roscos de las otras.
Te felicito. Sigue así. El mundo será tuyo porque sabes saltarte las normas. Dios nunca ayudó a las pobres tontas.