El Hotel Gran Derby es un hotel de Barcelona que llama la atención por su fachada de estilo inglés que nada tiene que ver con la decoración que te encuentras en su interior, sobre too en las habitaciones y cuartos de baño.
Yo estuve alojada sola durante un par de días y me sentí un tanto rara en una habitación demasiado oscura para mi gusto. Los colores predominantes en la decoración eran el negro y el marrón topo. Lo mismo puedo decir del cuarto de baño. En un intento de ponerlo todo muy moderno, lo pusieron tétrico. Parecía que estaba en la casa de Drácula.
La piscina, en cambio, nada tenía que ver con la decoración de las habitaciones. Me recordó esas piscinas de casa de campo de familia pobre. Era una piscina pequeña rodeada de un suelo con baldosas donde había unas tumbonas. Ni siquiera la probé. Aquella piscina no era para mí.
En el hotel no había mucha gente. Tampoco la podía haber porque sólo tiene 41 habitaciones. Lo que tenían más cuidado era una sala de reuniones que recordaba las salas de juntas de las oficinas.
No creo que vuelva. Pagaría no por alojarme en el Hotel Gran Derby sino por no alojarme. En aquella habitación de cama con colcha marrón oscuro y luces que invitaban a las pesadillas nocturnas estuve incomodísima. Encima ni siquiera era grande. Tenía una especie de escritorio de adolescente al que tuve que quitarle la silla para no chocar con ella cuando salía de la cama. No me gustó nada la habitación que me dieron. Menos mal que estaba bien limpia. El suelo era de tarima y no se veía sucio.
Yo estuve alojada sola durante un par de días y me sentí un tanto rara en una habitación demasiado oscura para mi gusto. Los colores predominantes en la decoración eran el negro y el marrón topo. Lo mismo puedo decir del cuarto de baño. En un intento de ponerlo todo muy moderno, lo pusieron tétrico. Parecía que estaba en la casa de Drácula.
La piscina, en cambio, nada tenía que ver con la decoración de las habitaciones. Me recordó esas piscinas de casa de campo de familia pobre. Era una piscina pequeña rodeada de un suelo con baldosas donde había unas tumbonas. Ni siquiera la probé. Aquella piscina no era para mí.
En el hotel no había mucha gente. Tampoco la podía haber porque sólo tiene 41 habitaciones. Lo que tenían más cuidado era una sala de reuniones que recordaba las salas de juntas de las oficinas.
No creo que vuelva. Pagaría no por alojarme en el Hotel Gran Derby sino por no alojarme. En aquella habitación de cama con colcha marrón oscuro y luces que invitaban a las pesadillas nocturnas estuve incomodísima. Encima ni siquiera era grande. Tenía una especie de escritorio de adolescente al que tuve que quitarle la silla para no chocar con ella cuando salía de la cama. No me gustó nada la habitación que me dieron. Menos mal que estaba bien limpia. El suelo era de tarima y no se veía sucio.