Jesucristo les lavó los pies a los Apóstoles antes de que se sentaran a la mesa. El Papa Francisco quiere que los pobres que frecuentan el Vaticano lo hagan limpios de cuerpo entero. Para eso les va a colocar unas duchas en su pequeño Reino. Seguro que muchos de los menesterosos cumplen los deseos del Pontífice. Frente a los aposentos del Santo Padre las limosnas se les multiplican. Son muchos los turistas que se apiadan de los pobres a los que defendió en su día el Señor.
No sé si el Papa Benedicto estará de acuerdo con tanta limpieza. El Papa Emérito se preocupaba más de los textos biblícos. Tampoco al fallecido Juan Pablo II se le pasaba por la cabeza la higiene corporal. Nos decía que no tuviéramos miedo.
Don Fancisco parece que le tiene miedo a la suciedad de los sin techo. Se asoma a la ventana de su palacio y los ve demasiado sucios. Con las tres duchas que les va a poner seguro que los verá un poco más limpios si tantos pobres como hay frecuentando el Reino del Vaticano tienen la santa paciencia de esperar vez para darse un baño diario.